
En la exposición “Maximiliano y Carlota, la ilusión de un imperio” que fue montada en el Museo de Historia Mexicana desde el pasado 27 de septiembre, se hace un recorrido a lo que fue el Segundo Imperio Mexicano, una época que no debe de olvidarse pues ayudó a fundar nuestra nación.
Conocer y comprender el Segundo Imperio como un capítulo importante en la vida de México, fue la base narrativa de la exposición “Maximiliano y Carlota, la ilusión de un imperio” que fue montada en el Museo de Historia Mexicana y que desde su inauguración, el pasado 27 de septiembre, ha acaparado la atención de los amantes de la historia.
La investigadora y especialista Martha Zamora, dijo que la figura de Maximiliano pasó a la posteridad como un enemigo de México, sin llegar más al fondo de los acontecimientos o circunstancias que lo rodearon durante su llegada como emperador, hasta su fatal desenlace.
“Sabemos que puede haber alguien que piense que para qué tanto esfuerzo e inversión en promocionar a un personaje que le hizo daño a México, pero no se trata de promocionar, ni defender, se trata de comprender.
“Se trata de comprender y fijarse en el momento histórico de México y en el momento histórico que se vivía en Europa, el por qué (Maximiliano) vino, el por qué murió. Porque si estudian un poco más -pues hay muchos libros sobre el tema-, se darán cuenta que el Segundo Imperio Mexicano, al morir Maximiliano, dio lugar a que se creara una nación”, afirmó Zamora.
Señaló que México tenía 40 años de estar en conflicto, pues debido a los continuos levantamientos armados el país no podía producir ni crecer, así que la creación del Segundo Imperio fue como una solución que un grupo de conservadores decidió que era lo mejor para la nación.
“Anacrónicamente nuestro país ya estaba iniciando una democracia concreta y en ese momento nos ponen un emperador que no elegimos y que, incluso, no hablaba bien español y no lo entendía; además, se rodeaba de un grupo de europeos quienes no tenían ningún concepto de lo que era México.
“Entonces sí era una imposición. Era muy obvio que Maximiliano estaba ahí porque lo estaba protegiendo el ejercito más grande del mundo que además era de otro país: Francia. Definitivamente no vino aquí por caridad”, apuntó la autora de “Maximiliano y Carlota, memoria presente”.
A lo largo de la exposición, los visitantes encontrarán citas textuales de Carlota y Maximiliano, un guión museográfico que se hizo con la intención de acercar y ofrecer una información más intima de esta pareja imperial.
Zamora destacó que, por ejemplo, Carlota era más inteligente que Maximiliano, pues apenas era una jovencita de 23 años cuando llegó a México, pero tenía más conocimientos y preparación gracias a que su padre quiso educarla como a sus dos hermanos varones.
“Ella era mucho más inteligente que él, mucho más disciplinada. Al morir la madre de Carlota su padre tenía dos opciones: continuar preparándola como una mujercita, como una muñequita que tocaba el piano, lo cual hacía muy bien, y además bordaba.
“Pero también la incorpora a las clases de sus dos hermanos varones, entonces ella aprende economía, teoría militar, idiomas y política. Entonces la preparan como si fuera a gobernar, aunque es bien sabido que en las cortes europeas una mujer nunca podría llegar a hacerlo”, explicó quien también ha publicado “Carlota, de Bélgica. Emperatriz de México” y “Una emperatriz en la noche”.
Enfatizó que debido a que Maximiliano era inestable, viajador, soñador y emocional, Carlota era en realidad quien gobernaba el país.
“Ella fue la única mujer que gobernó México pues él viajaba mucho y ella se quedaba a cargo, pero naturalmente eso también generó muchos conflictos. Imagínate a un ministro mexicano de 60 o 70 años, que una escuincla de 24 años le dice a las seis de la mañana: ‘señor, ¿qué pasó con lo que le ordene ayer?’, pues era obvio que no le iba a obedecer”, subrayó Zamora.
La exposición está dividida en 13 módulos: Fusilamiento, Antecedentes, De Sangre Imperial, La Boda de los Príncipes, Entre Conservadores y Liberales, De Miramar a México, Un día en la Vida del Emperador, Un Gobierno Imperial, Ceremonial de la Corte, Agonía del Imperio, La Retirada de Carlota, El Fin del Imperio y Las Vicisitudes de un Cadáver.
Ente las 200 piezas que integran la muestra destacan los reglamentos para El servicio y ceremonial de la Corte Maximiliando de Hasburgo publicados en 1865, piezas originales de la famosa casa francesa Cjristofle, que abastecía el servicio de mesa para algunas cortes imperiales.
Se encuentran también banderas, óleos, tarjetas de visita, condecoraciones, monedas, cartas y otros objetos que se recopilaron gracias a la colaboración del Museo Nacional de Historia, Castillo de Chapultepec, así como la Dirección del Patrimonio Artístico de la Secretaria de Relaciones Exteriores y del propio Museo de Historia Mexicana.