
El próximo 30 de septiembre tomará protesta el nuevo cabildo de Monterrey, catalogado desde ya por algunos como histórico.
Y es que, el nuevo órgano regiomontano no sólo desterró al bipartidismo (PRI-PAN) del Palacio de Cristal, también es uno de los más heterogéneos del país al agrupar a ciudadanos de diferentes profesiones, edades, extracción social, ideologías y especialmente de la diversidad sexual.
Para muestra: el futuro gobierno de la capital contará entre sus filas con la primera regidora transexual de Nuevo León, Ana Eugenia Rodríguez; la primera regidora abiertamente lesbiana, Karla Torres y la primera Secretaria de Ayuntamiento declarada gay, Lucía Riojas.
La llegada de integrantes de la comunidad LGBT+ a Monterrey no es casualidad ni mucho menos la imposición de la “cuota arcoiris“ a los partidos políticos, es la confirmación de que cuando se tiene capacidad para desempeñar un cargo público la identidad y/u orientación sexual no es un obstáculo.
De hecho, mucho antes de que el INE exigiera a los partidos políticos postular por lo menos 7 fórmulas a los cabildos con integrantes de la diversidad, Movimiento Ciudadano en Nuevo León ya había rebasado la cifra estipulada.
Pero ¿en qué recae la importancia de la nueva composición del cabildo de Monterrey?
Históricamente el conservadurismo había acaparado los puestos públicos del municipio y dictado “las reglas del juego“. No es de sorprenderse que por décadas los regiomontanos se acostumbraron a titulares como: “Policías de Monterrey lo detienen y amedrentan solo por llevar vestido“, “Pareja gay denuncia discriminación de la policía“, “Acusan a pareja gay de inmorales por tomarse de la mano“ y demás encabezados escandalosos.
Ana Eugenia Rodríguez experimentó en carne propia la represión municipal de Monterrey, a través de la policía, en las administraciones pasadas, cuando evidenciar su identidad era sinónimo de “faltas a la moral y al reglamento de buen gobierno“.
La también activista creció en una sociedad en donde la falta de políticas públicas municipales para la comunidad LGBT+ permitió discriminación y abusos de los agentes del orden contra dicho sector y la normalización de la violencia por parte del resto de la población.
“Los adolescentes de finales de los noventas y principios del 2000 crecimos en una sociedad que nos negaba todo por ser visibles como LGBT. Las políticas públicas no existían, ni siquiera existía la CEDH. Había incluso actos de la policía en la que tenían la facultad de detenernos por ser visibles.
“Yo por ser un adolescente trans estaba rompiendo la moral de la sociedad regiomontana y era remitida a la policía municipal. Entonces, estábamos en desventaja y la sociedad en lugar lo comenzó a normalizar. No decían que por qué nos vestíamos así, que si queríamos que nos dejaran en paz ya no nos vistiéramos o comportáramos así. Y así fue durante muchísimos años“, mencionó Ana Eugenia.
Los reiterados abusos en su contra la llevaron a levantar la voz desde la trinchera del activismo, en donde junto a otros compañeros comenzó a derrocar los vicios de las malas políticas públicas y empezó a crear espacios para la diversidad en todo el estado.
Pero aún tenía pendiente una encomienda: que la comunidad LGBT+ tuviera presencia en espacios políticos con el fin de consolidar proyectos de urgencia para la diversidad sexual.
Fue así que se sumó al equipo de trabajo de Luis Donaldo Colosio, quien desde el primer momento se convirtió en su “hermano de batalla“ y la invitó a participar dentro de su cabildo.
“Luis Donaldo Colosio quiere tener un gobierno más humano en el que todas y todos podemos actuar en corresponsabilidad, con el compromiso de hacerlo bien más allá de nuestra preferencia o nuestra identidad. Hay cambiar este gobierno violento, corrupto, negligente e inhumano por un sistema político humano, de cercanía y de corresponsabilidad, que eso es lo más importante, más allá que si somos o no somos figura diversa.
“Desde que me integré al equipo de Luis Donaldo siempre tuve la misma idea: tener presencia LGBT+ en algún espacio político porque yo veía esta ausencia muy marcada. Anteriormente, como activista, mi único acercamiento a Municipio era con el Secretario de Desarrollo Social, que no tenía la sensibilidad para escuchar o tratar ciertos temas y de ahí la importancia de tener figuras de la comunidad diversa en puestos de trabajo gubernamental“, dijo la entrevistada.
De profesión comunicóloga, Ana Eugenia engloba parte del adjetivo histórico que se le da a la próxima administración de Monterrey, ya que no solo fue la primer mujer trans en lograr cambiarse el nombre en Nuevo Leon, también es una de las dos únicas regidoras trans electas en los comicios pasados.
Su elección podrá dar visibilidad a una comunidad que, por años, se ocultó bajo las sombras de la discriminación, prejuicios, señalamientos y odio.
“En México solamente ganaron estas elecciones 2 regidoras trans, una en Estado de México y otra en Monterey. Entonces, que en Monterrey esté una de esas dos regidoras con el nivel de conservadurismo que tenemos es muy bueno e histórico para la comunidad porque nos hace visibles.
“Yo sí creo que tenemos que ser visibles porque eso normaliza y la normalización termina por erradicar la discriminación y la violencia. El hecho que estés como figura poderosa ante cualquier otro grupo hace que tu figura sea importante“, aseveró Ana Eugenia.
Y aunque su agenda de trabajo no sólo se enfocará a la comunidad LGBT+, sí enfocará gran parte de su labor a la defensa de los derechos de la diversidad sexual.
“La área de oportunidad no se va a limitar a tener una agenda LGBT, que sí es mi tema importante, pero hay mucho por hacer y muchas necesidades que atender de la ciudadanía. No quiero que la gente piense que vamos a imponer nuestra ideología a la población, pero lo que sí vamos a hacer es atender a un sector que nunca se había atendido y que, por ende, los gobiernos tienen una deuda histórica con ellos“, mencionó.
Entre su proyectos más está la creación de una Unidad de Atención para la “población arcoíris“ de Monterrey, en la que se canalizarán las problemáticas de la comunidad con las autoridades correspondientes.
“Vamos a tener una unidad de atención LGBT que nunca se había hecho en ninguna administración para que mediante esta oficina se puedan canalizar muchas cosas que no están al alcance del municipio, que mediante esta oficina podamos ver la manera en la que esta ausencia de recursos podamos gestionarlo.
“Sí habrá una unidad de atención LGBT+ que sí va a poder canalizar los casos de la manera más sensible para que podamos buscar la solución aunque no sea municipal. “El trabajo de mi agenda es crear una conexión que puedan crear políticas públicas que son necesarias en Monterrey, que sean visibles“, comentó la activista.
Para concretar mencionada Unidad, Ana Eugenia creó desde tiempo atrás un Consejo Ciudadano de participación que integra a decenas de profesionistas de la comunidad y el activismo para concretar una agenda a favor de esta minoría, ya no tan minúscula.
“Con ellos voy a trabajar de manera externa a Municipio, pero vamos a construir una agenda que se lleve a cabildo, a cada una de las partes en donde se puedan hacer posicionamiento, modificar reglamentos como el de la Policía y ver qué es lo que la comunidad LGBT necesita para dejar de ser uno de los estados que más los discrimina porque Nuevo León es el segundo estado que más lo hace solo detrás de Guanajuato“, indicó.
La lucha también se extenderá a detener el abuso policiaco y coadyuvar al Estado en las afiliaciones de parejas del mismo sexo a la seguridad social.
De la represión cuando adolescente a sentarse a la mesa de toma de decisiones unos años más tarde. Ana Eugenia ya ha estado en los dos lados de la moneda y aprovechará su experiencia para impulsar políticas públicas a favor de la diversidad sexual.
A partir del 30 de septiembre la elección histórica se convertirá en responsabilidad histórica y la primera regidora trans de Nuevo León no está dispuesta a fallar. La idea es crear un gobierno municipal más cercano a la gente y que represente a toda la población.
“La oportunidad histórica que sí se da para una mujer trans aquí es un privilegio que tiene que ser asumido con responsabilidad. Entonces sí voy a ser una persona que trabaja con mucha responsabilidad y mucha visibilidad porque a mí sí me encanta que la gente vea que somos visibles y que somos parte de la sociedad, que no somos minoría.
“Ya quedó demostrada en las pasadas elecciones que dejamos hace mucho de ser una minoría, más bien, somos un sector que necesita una representación real, transversal y auténtica, no simulada“, puntualizó.
Pero Ana Eugenia no es la única integrante de la diversidad que asumirá un cargo público en Monterrey. Existe otro rostro que marcará historia en la vida política del municipio y es el de Karla Torres, quien se convertirá en la primera regidora abiertamente lesbiana de la capital regia.
El hecho sin precedentes se logró, en parte, gracias al relevo generacional por el que atraviesa el municipio y a la pluralidad que se vive dentro del equipo del alcalde electo, Luis Donaldo Colosio.
“Creo que es un reflejo de la pluralidad que existe al interior del equipo político de LuIs Donaldo Colosio, de Movimiento Ciudadano, que se le está dando voz a quienes anteriormente no teníamos voz dentro de la mesa de toma de decisiones. Es una buena señal del cambio generacional, de un cambio de visión y una nueva forma de hacer las cosas“, aseguró Karla Torres.
Egresada de la carrera del Comunicación por el Tecnológico de Monterrey, Karla venía desarrollando su carrera profesional en el área de derechos humanos cuando fue invitada a sumarse a las filas de Movimiento Ciudadano, a petición de su ex dirigente, Agustin Basave.
“La inquietud del periodismo me llevó al activismo y ya ahí en la sociedad civil me di cuenta que tenía que estar en donde se toman las decisiones para poder hacer algo porque de otra manera no se iba a poder o iba a tomar mucho tiempo“, mencionó la regiomontana.
Tras desempeñarse como jefa de prensa del entonces candidato, Luis Donaldo Colosio, Karla Torres abandonó el enlace de comunicación para enfocarse a su nueva labor en el cabildo de Monterrey, en donde ocupará la tercera regiduría.
En pocos meses la también integrante de la comunidad LGBT+ llegará a donde soñó un día: al lugar donde se toman las decisiones y tendrá la obligación de cumplir con los votantes.
“Es una gran oportunidad para demostrar que no importa tu identidad, tu preferencia, tu orientación, el buen trabajo habla por sí solo. Yo lo veo como una ventaja y además como una posibilidad de que las nuevas generaciones se den cuenta que es posible, que hay gente que los representa en los puestos de poder, en los puestos de toma de decisiones.
“Yo creo que es una oportunidad tremenda que vamos a aprovechar, aunque también es una responsabilidad muy grande porque no podemos fallar porque si fallas es doble el reclamo porque te llevas de encuentra a la generación y a la comunidad de cierta forma“, comentó Karla.
En los próximos meses la regidora tendrá que demostrar que su designación en el cabildo no fue para cumplir con una la cuota arcoiris sino por su trabajo comprometido.
“Mucha gente cree que las cuotas de género es para incluir a mujeres solo por ser mujeres y no. El objetivo de las cuotas es abrir puertas y dar paso a la representación, no importa que seas mujer u hombre, lo importantes es que tengamos igualdad tanto en la cantidad de personas y abrir paso a la pluralidad de capacidades. Yo creo que más allá de nuestras entidades tenemos una trayectoria laboral y académica que nos respalda“, mencionó.
A pesar de ser una miembro activo de la comunidad LGBT+ la agenda de la tercera regidora estará más marcada por su lucha contra las adicciones y la prevención de las mismas.
Y es que, acorde con Karla, el consumo de drogas en Monterrey es una problemática de salud importante, concentrada en dos polos principales: la zona de la Independencia y de San Bernabé.
“Más allá del tema LGBT porque sí será importante, pero también veremos por los demás temas y a mí me mueve mucho ese tema de la prevención y combate a las adicciones. Es un tema que es personal para mí porque yo tengo 9 años de sobriedad y conozco muy bien las áreas de oportunidad que existe y el problema tan tremendo que son las adicciones.
“Monterrey es una ciudad que tiene un gran problema de drogadicción, la edad de inicio de consumo de los niños es de 10 años. Más allá del tema LGBT+, me enfocaré en este, ya lo traía desde mucho antes, obviamente apoyando a Ana”, aseguró Karla.
Un cabildo para todos y en el que todos estén representados, esa es la visión del nuevo órgano de Monterrey, que busca convertir al municipio en una “ciudad más humana, con las personas en el centro y con igualdad de oportunidades para todos y para todas.