El desplazamiento de los pueblos indígenas a las ciudades y la urbanización acelerada han puesto en peligro al 60 por ciento de las lenguas nativas mexicanas, que en algunos casos no rebasan ni los 20 hablantes en todo el país. De acuerdo la encuesta Intercensar de 2015 del INEGI, los dialectos nacionales que contaban con menos de 100 hablantes son: el Awakateko de Campeche con apenas 17, el Ayapaneco de Tabasco con 24, el Kaqchikel de la península de Yucatán con 61, el Teko de Chiapas con 81 y el Oluteco de Veracruz con 90.
México es el segundo país con mayor número de lenguas nacionales en Latinoamérica, sólo detrás de Brasil.
Con un total de 68, el país se ubica además dentro de las diez naciones con más dialectos originarias en el mundo.
Sin embargo, el desplazamiento de los pueblos indígenas a las ciudades y la urbanización acelerada han puesto en peligro al 60 por ciento de las lenguas nativas mexicanas, que en algunos casos no rebasan ni los 20 hablantes en todo el país.
De acuerdo la encuesta Intercensar de 2015 del INEGI, los dialectos nacionales que contaban con menos de 100 hablantes son: el Awakateko de Campeche con apenas 17, el Ayapaneco de Tabasco con 24, el Kaqchikel de la península de Yucatán con 61, el Teko de Chiapas con 81 y el Oluteco de Veracruz con 90.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) señala que una lengua desaparece cuando se extinguen sus hablantes o dejan de utilizarla para expresarse en otra que está más extendida y es hablada por grupos preponderantes.
“El aumento de los fenómenos migratorios y la celeridad de la urbanización sueñen acarrear una desaparición de los modos de la vida tradicionales, así como una fuerte presión para hablar la lengua predominante que es necesaria -o se percibe como tal- para participar plenamente en la vida de la sociedad y progresar en el plano económico“, sentencia el organismo internacional.
México es una prueba de ello: actualmente en el país 25 millones de personas se definen como indígenas, pero solo 7.4 millones hablan alguna lengua nativa. De ellos, 6 millones son bilingües -comparten su lengua materna con el español- y 810 mil son monolingües, según datos del Instituto Nacional de Lenguas Indígenas.
El panorama es aún más alarmante si se considera que de los bilingües un alto porcentaje heredará a sus descendientes sólo el castellano por considerarlo más funcional.
En 1999 la ONU proclamó el 18 de febrero como el Día Internacional de la Lengua Materna y el 2019 fue declarado como el Año Internacional de la Lengua Indígena con el objetivo de concientizar a la sociedad sobre los riesgos que enfrentan y su valor cultural.
Sin embargo, en Nuevo León desde años atrás, algunos centros culturales comenzaron su propia cruzada para defender la perpetuidad de las lenguas originarias de México.
AL RESCATE DEL NAHUATL
El náhuatl es el idioma nativo más hablado en México con cerca de un millón 725 mil 620 hablantes, de acuerdo a cifras del INEGI en 2015.
Aunque el número representa una cifra mayor que la población de algunas entidades como Aguascalientes, Baja California Sur, Campeche, Colima, Quintana Roo, Nayarit, Tlaxcala o Zacatecas, apenas significa el 6.1 por ciento de los mexicanos que se cuentan por más de 119 millones.
En las calles de la zona metropolitana de Monterrey, el náhuatl de los migrantes del centro y sur del país conviven con el español… aunque con algo de reserva por el temor de ser discriminado.
Ante tal escenario, en 2008 el centro cultural “Casa del Arbol“ creó “Raíces: Escuela de Lenguas Maternas“ con la finalidad de luchar por la prevalencia del lenguaje, así como visualizar y difundir la cultura a los diferentes grupos indígenas en Nuevo León, especialmente los nahuas.
Ubicado en Juan Aldama 420 sur, en el centro de Monterrey, el espacio imparte clases de náhuatl con maestros originarios de la región de la Huasteca comprendida por Veracruz, Hidalgo y San Luis Potosí.
El centro educativo nació a petición de activistas, quienes preocupados por arropar a la lengua, ayudar a las comunidades y adentrarse a su cultura, impulsaron la formación de “Raíces“ que al momento ha instruido a cerca de 150 alumnos.
Ya sea por su historia, por ser la lengua de una de las civilizaciones más grandes de la época precolombina -los Aztecas-, o por mera curiosidad, afortunadamente el interés en el dialecto se ha despertado en algunos regiomontanos y hasta extranjeros.
“La gente aprende náhuatl por la cuestión histórica, porque era la lengua que hablaban los aztecas y es lo que genera mayor interés al igual que el maya. Los extranjeros llegan a estudiarlo por la cuestión cultural: conocer más la cultura propia de los mexicanos, la cultura en su esencia“, dijo Jorge Sánchez Ruiz, colaborador del centro.
La apertura de “Raíces“ significó un apoyo a la permanencia de la lengua náhuatl, pero también para difundir la cultura de las comunidades en una sociedad que se niega a olvidar sus orígenes.
Y es que, acorde a Sánchez Ruiz, a diferencia de los idiomas cuando una persona ingresa a estudiar el dialecto, más que por el valor académico o profesional lo hace por sumergirse a la cultura nahua.
“A diferencia de los idiomas que lo hacen por cuestiones funcionales, en el caso de los idiomas nativos, muchas de los estudiantes se sumergen por cuestiones culturales.Las personas que vienen aquí es porque vienen por una cuestión cultural o en su defecto laboral que involucre lenguas nativas“, expresó el colaborador.
La mayoría de los estudiantes son jóvenes de entre 18 y 35 años, en su mayoría mexicanos, pero también ha atrapado la atención de extranjeros provenientes de Alemania, Francia, Inglaterra, Dinamarca, España y Japón.
Con un costo de 950 pesos de inscripción y mil 950 por nivel, al finalizar los cinco, el alumno podrá hablar fluidamente la lengua y conocer más a detalle la cultura nahua.
Y es que, la mística del dialecto atrapa a nacionales y extranjeros como a Eréndira Pérez de Guadalajara y Emma Freeman de Inglaterra, dos estudiantes de “Raíces: Escuela de Lenguas Maestras “.
Egresada de la carrera de Ingeniería en Biotecnología, la tapatía cuenta en su genética con herencia purépecha -nombre de la comunidad y lengua de otro pueblo indígena de México- y desde siempre tuvo la intención de aprender el dialecto de sus antepasados.
Sin embargo, la complejidad para encontrar quien se lo enseñara en Monterrey la llevó a la Escuela de Lenguas, en donde felizmente cursa el segundo nivel de náhuatl.
“Yo quería aprender una lengua indígena, mi familia tiene raíces purépechas, pero no había encontrado a alguien que me enseñara puerépecha. Entonces dije: qué otra lengua me gustaría aprender y por toda su historia quise el náhuatl“, sentenció la joven de 28 años.
Con cerca de un año y medio inmersa en el dialecto de los aztecas Eréndida se encuentra fascinada con sus clases de náhuatl y no le importa que algunas personas cercanas a ella le cuestionen “¿por qué estudiar un idioma que nunca le va a servir?“
“Me gusta mucho el náhuatl es una lengua bien diferente a las occidentales. Es como un reto aprender una lengua que no lleva la misma gramática que el idioma occidental
“Muchas veces me han dicho que para qué lo estudio si no me va a servir en la vida laboral, pero yo lo veo como algo más personal, para mí sí es un plus hablar una lengua mexicana“, aseveró la tapatía.
La joven está consciente que su reto personal contribuye a la permanencia de la lengua, pero lamenta que éstas desaparezcan paulatinamente con los desplazamientos de las comunidades a la ciudad.
“Me siento mal cuando escucho que muchas lenguas están por desaparecer porque eso conlleva al clasismo, al racismo porque muchas comunidades se ven obligadas a desplazar su lengua para no ser segregados y eso no debería de ser porque las lenguas indígenas son parte de la riqueza cultural de México“, dijo la estudiante.
Su palabra favorita en náhuatl es “yolinki“, que significa amigo en español, pero cuya traducción literal es “hermano de corazón“.
Además del dialecto otro de los intereses de Eréndira es el dibujar y entre sus proyectos a corto plazo es fusionar ambas pasiones en un cómic en lengua náhuatl que ya comenzó a desarrollar y que espera publicarlo pronto en sus redes sociales.
Emma Freeman es originaria de Inglaterra y desde hace cuatro años vive en Monterrey, en donde se desempeña como docente.
Es maestra de lenguas y al llegar a México aumentó su interés por aprender sobre las culturas precolombinas.
A su arribo al país ya dominaba el español por lo que decidió adoptar una lengua nativa mexicana a su lista de idiomas.
Ya sea por su profesión o interés personal, la inglesa forma parte del selecto grupo de estudiantes que entre sus notas resguardará uno de los tesoros mexicanos más importantes: sus lenguas prehispánicas.
Como maestra la joven también influye de manera indirecta en que sus alumnos se interesen en un dialecto indígena.
“Estoy consciente de que la lengua tiene un componente histórico para el país. Como soy maestra también hago trabajo pedagógico con mis alumnos porque al ver que soy extranjera y que estoy aprendiendo una lengua indígena de alguna manera ellos también se interesan“, mencionó Emma.
Entre los proyectos a futuro de la institución está también ofrecer clases de Maya y Otomí.
UN NAHUA SALVANDO
SU HISTORIA
Eréndira Pérez y Emma Freeman son alumnas de Fidel Martínez Bautista, maestro de “Raíces: Escuela de Lenguas Maternas“ y heredero directo de las comunidades prehispánicas de México.
Oriundo del poblado de Palma Sola del municipio de Chicontepec, el joven de 33 años nació y creció dentro de una comunidad nahua de la Huasteca veracruzana, en donde no existe el agua entubada, la señal telefónica, el pavimento en las calles o el drenaje.
Aprendió el dialecto de sus padres, pero al ingresar a la primaria se vio obligado a adoptar el español como segunda lengua.
“En la primaria aprendí el español porque mi escuela no era bilingüe indígena. Sí había escuelas bilingües en otras comunidades, pero en la mía no. Ahí los maestros no sabían lenguas indígenas y a fuerza tuve que aprender el español“, dijo Martínez Bautista.
Fidel forma parte de una familia, que en apenas tres generaciones, vio desplazada su herencia lingüística prehispánica por el idioma preponderante en el país: sus padres hablan sólo náhuatl, él náhuatl y español y sus sobrinos sólo hablan español.
Desde niño, el joven se propuso estudiar una carrera profesional en una universidad reconocida, pero en su comunidad sólo se impartía hasta la secundaria.
Como muchos indígenas que buscan mejores oportunidades, su deseo de superación lo llevó a emigrar a la ciudad.
En 2007 llegó a Monterrey con 21 años de edad y comenzó a trabajar en una tienda de conveniencia.
Al igual que otros miembros de comunidades indígenas en la mancha urbana, su adaptación a la ciudad no fue sencilla, pues como la mayoría, ocultaba su herencia prehispánica para evitar se discriminado.
“Al principio no quería compartir el náhuatl con el español. Hace como tres años yo no decía que hablaba lengua indígena“, enfatizó el veracruzano.
En Monterrey, el joven logró dos carreras universitarias: Ingeniero Mecánico Administrador y Licenciado en Administración y Gestión de PyMES.
Dejando a un lado su dialecto materno, Fidel estudió inglés e italiano.
Poco a poco y sin saberlo, el veracruzano comenzó a formar parte de la estadística de indígenas que suprimen su lengua materna por el español dominante.
Sin embargo, todo cambió dos años atrás cuando el joven descubrió “Raíces: Escuela de Lenguas Indígenas“ y se percató que su dialecto nativo era valorado por muchos.
“Descubrí Casa del Arbol y que me enteré que mucha gente estaba interesada en aprender o cuando yo a la gente le decía que hablaba náhuatl y la gente se emocionaba eso hizo que me hiciera sentir muy bien y orgulloso. Me da mucho gusto que haya gente que esté interesado en aprender la cultura y cómo es un pueblo indígena. Eso me motiva a seguir adelante“, expresó el maestro.
Hoy, está consciente de lo que significa que una lengua se extinga en el país, pero no solo por la migración a los centros urbanos, ya que reconoce que incluso en las comunidades la pérdida del idioma nativo es evidente.
“Muchos de las nuevas generaciones en mi pueblo ya no hablan náhuatl, eso sí me preocupa. Yo le digo a mis hermanos que los enseñen la lengua indígena a mis sobrinos. He conocido aquí muchas organizaciones que están luchando porque no se pierdan las lenguas indígenas entonces yo digo, si hay gente que paga por aprenderlo entonces por qué mis hermanos no se la enseñan a mis sobrinos.
“Me entristece que ellos ya no entiendan y ya no puedan hablar náhuatl, pero mis hermanos me dicen que ya no se usa, que nunca lo van a usar en la vida y que los niños ya no están interesados en aprender“, expresó el entrevistado.
Su trabajo el centro cultural tiene dos objetivos clave: promover la continuidad del náhuatl en México y demostrarle a otros indígenas que se puede salir adelante sin olvidar sus raíces lingüísticas.
Y es que, a la par de su labor como docente, Fidel es asistente administrativo en una empresa manufacturera.
“Mucha gente piensa que no podemos salir adelante, que no tenemos la capacidad para hacer las cosas. Siempre cuando oyen que es indígena piensan que es sinónimo de ignorancia, pero no.
“A toda la gente que forma parte de un pueblo indígena que no se avergüencen de hablar nuestras lenguas nativas, que se sientan orgullosos y que la engrandezcan cada vez más, que nunca se sientan inferiores a nadie más porque tenemos las mismas capacidades, tenemos las mismas habilidades y también tenemos sueños y metas de llegar a lograr grandes cosas.
“Invito a todos a que les den más valor a las lenguas maternas, a las lenguas indígenas y que a donde vayan promuevan nuestras raíces“, puntualizó el nahua.
NL GARANTIZA EDUCACION BILINGÜE-INDIGENA
Aunque Nuevo León no es origen de ninguna población indígena, la constante oleada de migrantes del centro y sur del país a la mancha urbana lo colocan como un importante centro de diversidad lingüística.
En 2015 el INEGI señaló que en la entidad habitaban 40 mil 137 personas hablantes de algún dialecto nativo, lo que representaba el 1 por ciento de la población estatal.
Muchos de ellos son menores de edad que cuando llegan a la ciudad e ingresan a las escuelas se topan con una realidad hablada en castellano, idioma que se ven forzado a aprender.
Sin embargo, el Estado busca que los alumnos conserven su herencia prehispánica a la par que aprenden español, por lo que ha implementado programas de educación bilingüe-indígena en las aulas que donde estudian los integrantes de comunidades nativas.
Incluso, Nuevo León cuenta con un departamento de Educación Indígena para atender a la población escolar de preescolar y primaria, principalmente, así lo declaró su actual coordinadora, Irene Cárdenas.
“Estamos fortaleciendo la lengua de todos aquellos alumnos que ingresan a nuestros planteles de educación básica, principalmente preescolar y primaria.
“Hay menores que llegan con cierto porcentaje de bilingüismo, algunos traen el total, otros 70, 80 o 90 por ciento“, mencionó la funcionaria estatal.
De acuerdo a la Ley de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas en México, todo alumno debe de ser libre de expresarse en su lengua materna y en Nuevo Leon se pretende que los más 4 mil 400 alumnos de educación básica tengan acceso a una educación con enfoque intercultural y basada en el respeto y valoración de su lengua.
Para lograrlo, el gobierno ha contratado a maestros hablantes de las lenguas originarias más habladas por los nuevos estudiantes para que ofrezcan clases bilingües. En la entidad, la mayoría de los estudiantes indígenas provienen de San Luis Potosí, Oaxaca, Chiapas e Hidalgo, por lo que se lanzó una convocatoria en dichas entidades.
Actualmente la coordinación cuenta con 30 profesores que imparten clases de náhuatl de Hidalgo, de Veracruz y de San Luis Potosí; el Otomí de Querétaro y Ciudad de México; el Tének de SLP y Veracruz; Zapoteco de Oaxaca y Mixteco de Oaxaca, entre otros.
“Ellos van a las escuelas en donde están los niños para apoyar al docente para que vean como se manejan las lenguas. Se elabora materiales en lenguas indígenas y se les hace llegar a las escuelas para que sean atendidos.
“Se da clases bilingüe-indígena en los salones en donde hay alumnos nativos y de esa manera tratamos de que no olviden su lengua“, sentenció Irene Cárdenas.
Pero no se trata solo del idioma, el programa estatal tiene el objetivo de promover la cultura indígena con todos los compañeros del estudiante nativo por medio de palabras, cantos, juegos, poesías y otras tradiciones propias de la comunidad.
Al finalizar el pasado ciclo escolar, la Secretaría de Educación de Nuevo León contabilizó 4 mil 411 alumnos indígenas en preescolar y primaria, aunque se espera que en el próximo ciclo escolar la cifra aumente por la constante migración.
A los alumnos también se les enseña español e inglés, pero siempre asegurando la continuidad de su lengua de origen.
“Las lenguas son uno de los tesoros de mayor riqueza que tiene nuestro país y debemos de conservarlo, no permitir que muera porque como se dice cuando muere una lengua muere todo el pensamiento de un pueblo, es la historia de México lo que estamos rescatando“, puntualizó la coordinadora.
Ya lo dijo la UNESCO, la extinción de una lengua representa “la pérdida irrecuperable de los conocimientos culturales únicos que se han ido encarnando en él a lo largo de los siglos“ por lo que es obligación de todos mantener vivos esos grandes
tesoros mexicanos.