
La crisis de inseguridad que aquejó a Nuevo León hace unos años terminó, no sólo acabó con la vida nocturna, sino también con cientos de negocios y locales del centro de Monterrey.
Y aunque actualmente los índices de violencia han ido a la baja, los estragos de la delincuencia siguen cobrando víctimas; la más reciente, un lugar con más de 55 años de tradición al hilo: el Café Nuevo Brasil.
Fundado en 1959, el Café Nuevo Brasil es un referente en la vida cultural de la entidad que está en riesgo de cerrar sus puertas, pues hasta el momento no ha logrado reponerse del duro golpe que representó la inseguridad en sus ingresos.
De acuerdo con Moani Compeán, encargado del lugar desde 1990, el declive del espacio cultural comenzó alrededor del año 2009.
“Lo que afectó al espacio fue el problema de inseguridad, nos pegó aquí. Del año 2009 al 2012 los tengo bien ‘checaditos’, porque aquí estuvimos, aquí batallamos”, señaló.
Por su ubicación, en la calle Zaragoza casi en su cruce con Washington, en el centro de Monterrey, a sólo unas cuadras del Palacio de Gobierno y en una de las zonas más afectadas por la inseguridad, el Brasil se vio en la necesidad de terminar con su horario de 24 horas; además la clientela del establecimiento comenzó a irse a la baja, al igual que sus ingresos.
“Sin el capital para sostenerlo”, comentó el dueño, “pues obviamente llega el momento que los rezagos te tumban”.
La mala situación financiera provocó que las deudas del Café Nuevo Brasil poco a poco fueran aumentando y posteriormente los intereses se fueron a la alza, por lo que ahora se encuentra en pleno proceso jurídico.
Como primera medida para solventar los adeudos, el área anexa al café, que por años sirvió como bar y se destinó para el diálogo, lecturas y presentaciones, fue cerrada y posteriormente, puesta en renta.
Las ideas, los debates, las quinielas electorales en el espejo de la barra y las historias que aún se escriben en el espacio podrían llegar a su fin, hasta que no se estabilice la situación del espacio cultural.
Es por esto que Moani Compeán alzó la voz para solicitar la ayuda de sus clientes, y toda la comunidad en general, para proponer medidas que ayuden a continuar con la tradición que ha mantenido el Café Nuevo Brasil por más de cinco décadas.
RESCATANDO AL CAFÉ NUEVO BRASIL
Cuando Moani Compeán lanzó un “grito de ayuda” para evitar cerrar las puertas de su café, no se hizo esperar la respuesta por parte de sus clientes incondicionales: artistas, promotores culturales y comunicadores de la entidad.
A la fecha se han organizado distintos eventos en beneficio del Café Nuevo Brasil, como tocadas, lecturas literarias, hasta una subasta, todo con el fin de recaudar fondos y mantener el lugar con las puertas abiertas.
La expo-subasta se realizó el pasado domingo 16 de agosto y se puso a la venta las obras de diferentes artistas locales.
El arte que adorna las paredes del espacio cultural, además pinturas, fotografías, antigüedades, discos de vinil de colección y libros, todas donadas por la clientela y amigos del café, también fueron puestos a la venta en la subasta y vía internet a través de la página de Facebook del lugar.
Diferentes personas conocedoras del arte apoyaron a Compeán en la subasta para evaluar las piezas que fueron puestas en venta. Liliana Flores Benavides participó como la tesorera del rescate, y actualmente está como encargada de pagar los rezagos y todo lo que se deba.
“Estamos haciendo un esfuerzo con lo de la subasta, pero se ve lento, es mucha la participación y los proyectos, pero nos falta mucho todavía”, aseguró Compeán.
En días posteriores a la subasta, se realizó en el café lecturas de poesía, una obra de teatro y una tocada con la música que ha puesto el ambiente en las más de cinco décadas de existencia del lugar; para la entrada se pidieron aportaciones voluntarias.
La Tumba, un antro de la localidad, se solidarizó con el Café Nuevo Brasil y organizó un concierto especial con el fin de recaudar fondos para ayudar al problema económico del local el pasado 20 de agosto.
De acuerdo con Compeán, la situación que actualmente atraviesa el Café Nuevo Brasil es muy similar a la que alguna vez vivió El Gran Café de la Parroquia, en Veracruz.
El negocio pasó por una crisis financiera que amenazó su existencia, pero las autoridades de Veracruz intervinieron para evitar que cerrara sus puertas tras 200 años de tradición.
Con la esperanza de que el café siguiera los mismos pasos, el encargado del café buscó ayuda del equipo de transición del gobernador electo, Jaime Rodríguez Calderón, pero no logró lo que esperaba.
“Platiqué con el licenciado Fernando Elizondo y me dijo que todavía no está en posición de hacer algo y que lo lamentaba mucho, pero no puede decidir nada, ni mandar a gente a hablar con alguien”, comentó.
Las autoridades correspondientes de la actual administración e instituciones adjuntas le dieron la misma respuesta al encargado del Café Nuevo Brasil.
Aunque la resolución de las autoridades no fue satisfactoria, Compeán y compañía no pierden la esperanza y continuarán en la lucha para que las historias del espacio cultural continúen escribiéndose por muchos años más.
55 Años de historias
Durante más de 55 años, el Café Nuevo Brasil ha sido juez y parte de la vida cultural de la entidad.
Antes conocido como El Cisne, fue inaugurado en 1959 por Rafael Compeán, padre de Moani Compeán, actual dueño y encargado del sitio.
Ubicado en Zaragoza, casi esquina con Washington, en el centro de Monterrey, el espacio siempre fue utilizado como un punto de encuentro de ideas, donde fluía el diálogo, el debate y la expresión cultural.
“Es un lugar de encuentro que coincide con experiencias de mucha gente a la que le da el valor emotivo, por ejemplo que hayan vivido una reflexión con una charla, que hayan comprado un cuadro, que se hayan inspirado para escribir o hacer una declaración de amor”, mencionó el encargado.
También fue utilizado como recinto en diferentes ocasiones para presentar obras de teatro, conciertos, lecturas, entre muchas otras actividades.
Por sus mesas rondaron los más diversos personajes, entre políticos, artistas, activistas y promotores culturales.
Enrique Bunbury, Joaquín Sabina, Carlos Monsiváis, Paco Ignacio Taibo II, Carlos Monsiváis, Elena Poniatowska, Edith Márquez, Edith González, entre muchos otros personajes acudieron a este espacio cultural y de los cuales se mantiene el recuerdo en las fotografías que adornan las paredes de la barra.
Y aunque los biógrafos oficiales de Fidel Castro lo niegan, una leyenda urbana indica que el ex presidente cubano visitó el Café Nuevo Brasil durante una visita a Monterrey.
El vitral icónico que adorna la entrada, las sillas tapizadas color verde y morado pastel, la quiniela de las elecciones en el espejo de la barra y hasta su menú democrático son sólo algunos de los elementos más característicos del lugar.
Miles de recuerdos e historias tienen como protagonista a este café, mismos que Moani Compeán recuerda con ayuda de fotografías.
“Grandes charlas con líderes de la comunidad, con candidatos a alcaldías y de diferentes puestos. En una ocasión la comunidad de pacientes con VIH charlaron con un candidato a gobernador en este lugar… son muchas las cosas que se me van, pero si saco un ‘bonche’ de fotografías sí me acuerdo”, afirmó.
Para Moani Compeán, “sería algo extraordinario” que el Café Nuevo Brasil saliera triunfante de esta mala racha, para poder continuar por muchos años más con las historias, debates e ideas.