
Durante meses las encuestas colocaron a la alcaldesa de Monterrey, Margarita Arellanes Cervantes, como la favorita de los panistas para contender por la gubernatura de Nuevo León, pero tras el reacomodo de grupos al interior del partido, la edil perdió la contienda interna contra el también ex alcalde regiomontano, Felipe de Jesús Cantú.
Y aunque en un inicio todo indicaba que Arellanes Cervantes sería el gallo blanquiazul al Palacio de Cantera, la edil no pudo romper “la maldición” de la silla regiomontana.
Si algo tienen en común los alcaldes de Monterrey, es que la capital del Estado se ha convertido en su tumba política.
Desde Sócrates Rizzo hasta Margarita Arellanes, el peso de gobernar la ciudad más grande del norte del país ha pasado factura en sus carreras políticas, llevándolos prácticamente a la sepultura.
Sin embargo, para el doctor en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Nuevo León, Francisco Ramiro Sánchez García, “la maldición” tiene nombre y se llama ambición, misma que se acentuó con la llegada de la alternancia panista al gobierno municipal.
Y es que con excepción de los priistas Sócrates Rizzo García y Benjamin Clariond Reyes-Retana, que lograron dar “el salto” en tiempos de la hegemonía tricolor en el país y con la “bendición” del entonces Presidente de México, Carlos Salinas de Gortari, el resto de los ediles regiomontanos, todos panistas, han fallado en su intento por catapultarse del Palacio de Cristal al Palacio de Cantera o a la Cámara Alta.
“Monterrey se ha convertido en la tumba política de sus alcaldes.
“Si nos remontamos a los últimos alcaldes de Monterrey que fueron gobernadores, sólo Sócrates Rizzo fue el que lo logró, pero porque atrás de él estaba la imagen del (entonces Presidente de México) Carlos Salinas de Gortari. Él llega prácticamente como vicegobernador en 1988 a la alcaldía y de ahí se va a impulsar para ser gubernatura. Entonces, trae todo el apoyo de la Presidencia.
Acorde al doctor, en el sistema político clásico del PRI, cuando dominaba en su totalidad, la capital de Nuevo León era vista como el contrapeso al poder político del gobernador en turno. Es decir, se dividía el poder entre el alcalde de Monterrey y el gobernador para que se vigilaran el uno al otro.
Sin embargo, en 1994 cuando Jesús Hinojosa Tijerina se convirtió en el primer alcalde panista de la capital, la dinámica cambió: el poder seguía concentrado en Monterrey, que ya no era un aliado del gobierno estatal.
Había iniciado una “guerra fría” entre el PRI gobierno estatal y PAN gobierno municipal, aderezada por el deseo de los alcaldes albiazules de convertirse en los futuros inquilinos del Palacio de Cantera.
“La ‘silla maldita’ inicia con (Jesús) Hinojosa. Desde que llegan los panistas, todos han ambicionado o una senaduría o la gubernatura y ninguno ha llegado”, enfatizó el entrevistado.
Fue así que los ediles panistas comenzaron a usar la silla regiomontana como trampolín hacia el gobierno estatal, pero que irónicamente los he empujado a su tumba política, dado a su sobreexposición mediática, acorde al politólogo Sánchez García.
“Monterrey es la ciudad más grande dentro del área metropolitana y del Estado. Es un peso muy fuerte de recursos, de impuestos que maneja y que le sirven de base para impulsarle la imagen del alcalde en turno y obviamente lo mismo pasa con los recursos que tiene el gobernador y serán los dos grandes enemigos políticos.
“Se trata de alcaldes que alguna vez fueron carismáticos, pero las deficiencias de su gobierno y sobre todo la sobre exposición política que llegan a tener los hacen presa fácil de ataques políticos de afuera y de adentro.
“El choque entre PRI gobierno estatal y PAN gobierno municipal: eso era lo que le genera esa sobre exposición (mediática), sintiendo que tienen el respaldo federal, que tienen el apoyo de los recursos, se lanzan a campañas a la elección cuando están gobernando y dejan las tareas que a la población le interesa: abandonan seguridad, pavimentación, servicios públicos, partes, y todo esto la gente lo va a resentir”, dijo el experto.
Y es que en palabras de Sánchez García, a los alcaldes panistas les ha ganado la ambición, pues tan pronto llegan al municipio comienzan a hacer campaña para la gubernatura.
“Totalmente, hay un mareo terrible de los gobernantes del municipio porque no hay contrapesos internos, no hay nadie que les diga que necesitan primero dedicarse a administrar Monterrey.
“Monterrey es muy grande, es muy complejo, colinda con otros municipios importantes y lo que se haga aquí va a repercutir en los demás y va a haber manera de que los ciudadanos comparen entre lo que se está haciendo en un municipio y otro y evalúen si está funcionando la administración o no”, expuso el experto.
Los seis munícipes panistas que han gobernado Monterrey han buscado aparecer en las boletas a gobernador. La más reciente: Margarita Arellanes, quien según el politólogo, ha sido la más perjudicada por “la silla maldita”, al grado de que su partido perdió el municipio en los pasados comicios.
“Definitivamente a quien peor le ha ido es a Margarita Arellanes, nunca había visto a alguien tan golpeado.
“No llegó de candidata, es derrotada en la contienda interna del PAN, se desapareció. Prácticamente no ha gobernado en los últimos meses, está tratando de salvar lo salvable, pero no logrará recuperarse. Creo que a ella es la que le ha ido peor, al grado de que incluso el PAN perdió el municipio”, aseveró el doctor en Ciencias Políticas.
MARGARITA ARELLANES
La mujer, que en 2012 se convirtió en la primera alcaldesa de Monterrey, no logró la hazaña de ser la primera mujer gobernadora, pues como si se tratara de una maldición verdadera, semanas previas a la elección interna de su partido, importantes líderes del PAN le dieron la espalda.
Sin embargo, el camino hacia un nuevo escaño ya era complejo para Arellanes Cervantes, aún si ganaba la candidatura albiazul, pues acorde a Sánchez García su mala administración no le permitiría ganar la contienda del 7 de junio.
“La sobreexposición mediática de Margarita, el manejo netamente electoral de su administración, que dejó atrás las obras y las pocas obras que hizo, las hizo mal y tardías.
“El abandono que tiene ahorita del municipio, solamente demuestran que los panistas usaron a Monterrey como una plataforma para ser candidatos a gobernadores o a senadores, dependiendo del momento. El problema de Margarita es que desde que llegó, llegó a hacer campaña para la gubernatura”, comentó el politólogo.
Y es que a Arellanes Cervantes siempre se le cuestionó estar en campaña, en lugar de dirigir el municipio.
Además diversos escándalos minaron su popularidad: en junio de 2013 un video comenzó a circular a través de las redes sociales, en donde la edil entregaba “las llaves de la ciudad a Jesucristo” en un evento religioso. El hecho fue rechazado por miles de regiomontanos, que se pronunciaron por una administración laica.
Cuatro meses más tarde, la munícipe fue captada en un lujoso centro comercial de Houston, ciudad a la que acudió para disfrutar de un juego de la NFL.
En noviembre del mismo año salió a relucir que la munícipe construía una mansión con valor cercano a los 20 millones de pesos en un exclusivo sector de San Pedro, a sólo un año de haber asumido el cargo.
En el último mes del año, Arellanes Cervantes fue cuestionada por el alto costo del desfile navideño que ofreció en las calles del centro de la ciudad y que acorde a los asistentes, no correspondía con el precio del espectáculo.
De acuerdo al experto, la factura que pagará la aún alcaldesa de Monterrey será alta. En sus palabras, si bien le va, la edil deberá permanecer en la oscuridad política y buscar a mediano plazo algún otro puesto.
“Si tiene suerte, le pasará lo mismo que Felipe de Jesús Cantú: mantenerse años y años en perfil bajo, buscar diputaciones plurinominales, trabajar al interior del partido y regresar a mediano plazo pensando en una candidatura para Monterrey u otro municipio”, añadió Sánchez García.
FERNANDO LARRAZÁBAL
Alcalde de Monterrey de 2009 a 2012, Fernando Larrazábal representó el segundo mandato al hilo del PAN en la capital regiomontana.
Previamente, el oaxaqueño ya había intentado ser el candidato de su partido al gobierno estatal, pero la designación le benefició a Fernando Elizondo Barragán en 2009.
Aun así, la carrera del político albiazul parecía ir en ascenso. Sin embargo, durante su administración en la capital de Nuevo León, el municipio vivió la crisis más aguda de inseguridad, que se acentuó con el atentado al Casino Royale el 25 de agosto de 2011, que representó también su tumba política.
Especialmente, cuando días más tarde, medios de comunicación dieron a conocer un video en el que su hermano Jonás, aparece recibiendo dinero del dueño de la casa de apuestas, incendiada por delincuentes armados.
El caso, conocido como el “Quesogate” fue la cruz política del político albiazul, quien a la fecha, ha mantenido un perfil bajo.
Aunque tras el ataque al casino, Fernando Larrazábal buscó una diputación federal y la ganó, el politólogo considera que el daño hacia el ex alcalde de Monterrey fue palpable.
“Después tenemos el caso de Fernando Larrazábal, que nuevamente lo golpean choques internos, pero lo que más le pegó fue sin duda el efecto del Casino Royale y el ‘Quesogate’ de su hermano, factores que terminan minando su imagen. Por lo que debe de mantenerse con perfil bajo.
“Incluso Larrazábal, tras la crisis del casino Royale, pidió licencia para competir por una diputación federal y la ganó, por muy pocos votos, pero la ganó, obviamente el distrito es un bastión panista, pero sí se vio el desgaste en su imagen porque apenas por 900 votos o algo así la ganó”, aseguró Sánchez García.
ADALBERTO MADERO “MADERITO”
Tras vencer a las urnas al priista Abel Guerra, Adalberto Madero Quiroga regresó al PAN la alcaldía de Monterrey, que había perdido un trienio atrás.
Sin embargo, la “maldición” de la silla regiomontana, mejor llamada ambición por el doctor en Ciencias Políticas, le ganó desde el primer día de gestión.
“Adalberto Madero, desde el día que llegó a la alcaldía, ya estaba en campaña. Se tomó una vacaciones, pero arrancó su exposición mediática para ser candidato a gobernador”, indicó el experto.
Los clavos del ataúd político de Madero Quiroga estuvieron hechos de escándalos como la extorsión de ciudadanos en operativos antialcohólicos, el desvío de recursos de parquímetros, la extorsión a constructores y el otorgamiento de permisos a casinos y negocios de venta de alcohol.
“Entonces, ¿qué pasa con Adalberto Madero? Demasiada sobre exposición en medios de comunicación, ambiciones de grupos, manejos de gente a través de la nómina que va golpeando otros intereses, otros grupos, como el grupo San Nicolás y se generan los choques internos, que incluso traen en su momento la expulsión del propio Adalberto Madero”, dijo el politólogo.
Su cuestionada gestión al frente de Monterrey lo llevó incluso a ser expulsado de su partido, con el cual intentó ganar la candidatura a la alcaldía de Monterrey nuevamente en los pasados comicios, pero perdió ante el “delfín” de la alcaldesa Margarita Arellanes, Iván Garza.
FELIPE DE JESÚS CANTÚ
Pocos han “revivido” después de la muerte política que les ha causado el gobernar Monterrey, y los que lo han intentado, no han obtenido los resultados esperados.
Un ejemplo claro es Felipe de Jesús Cantú Rodríguez, alcalde regiomontano de 2000 a 2003, quien tras terminar un trienio controversial ocupó un escaño plurinominal en el Congreso de la Unión.
“De hecho, el propio Felipe de Jesús desapareció del escenario político porque no terminó bien. Si fue diputado federal fue porque era diputado plurinominal, no porque haya ganado su distrito, su distrito lo perdió”, expresó el entrevistado.
Desde entonces, Cantú Rodríguez manejó un perfil bajo, que apareció de forma intermitente hasta la contienda interna por la candidatura del PAN al gobierno del Estado.
Y aunque el ex alcalde regiomontano venció a Margarita Arellanes al interior del PAN, en los comicios constitucionales fue relegado hasta la tercera posición.
“En la contienda Felipe no logró remontar, no llegó a ser una figura que fuera atractiva para la población”, aseguró Sánchez García.
Y es que, durante su campaña por el gobierno de Nuevo León, salieron a relucir algunos escándalos que marcaron su administración al frente de la capital regia como la de crear avenidas paralelas a Garza Sada o la expropiación de terrenos en panteones.
“CHEMA” ELIZONDO
De 1997 al 2000, Jesús María Elizondo González gobernó la capital regiomontana. El panista, quien llegó a Monterrey tras finalizar su administración en el vecino municipio de Guadalupe, fue otro que quedó sepultado por el poder de la capital.
Aunque su triunfo en las urnas fue contundente, las acusaciones de malos manejos en su administración fueron el obituario de su deceso político.
El empresario, quien de acuerdo a Sánchez García, llegó a la administración regia con compañías quebradas, logró sospechosamente “levantarlas” en tres años.
El escándalo de la construcción del edificio Colibrí en la zona del Tecnológico fue otro escándalo que sacudió su trienio, al cambiar el uso de suelo del lugar a su voluntad.
Aunque el finalizar su gestión al frente de Monterrey intentó regresar a Guadalupe, “Chema” Elizondo fue derrotado por la priista Cristina Díaz en 2006. En 2015, fue el candidato del Partido Humanista al gobierno del Estado, pero su candidatura pasó más con pena que gloria entre los nuevoleoneses.
JESÚS HINOJOSA TIJERINA
La gestión del primer alcalde panista de Monterrey estuvo marcado por sus recurrentes enfrentamientos con el gobernador priista, Benjamind Clariond, así como las centrales obreras afiliadas al tricolor.
A pesar de llevar la alternancia a la capital del Estado, “Chuy” Hinojosa no logró “alternar” las viejas mañas del partido de enfrente en su administración, pues fue acusado de solapar actos de corrupción.
Al igual que el resto de los panistas, su desenlace al frente del municipio regio estuvo marcado por la desaparición, al prácticamente esfumarse de la escena política.
MALDICIÓN A MEDIAS
Para los alcaldes priistas de Monterrey, la “maldición” les ha pegado a medias.
Y es que tanto Sócrates Rizzo como Benjamin Clariond han logrado llegar a la gubernatura, aunque su triunfo estuvo influenciado por el entonces Presidente de México Carlos Salinas de Gortari.
Por su parte, Ricardo Canavati Tafich ha mantenido un perfil bajo desde su administración, pero se encuentra vigente en la escena política. Actualmente es diputado federal plurinominal por el Partido Verde Ecologista de México.
¿FIN DE LA MALDICIÓN?
El alcalde electo de Monterrey, Adrián de la Garza, podría poner fin a la “maldición” de la silla regiomontana, ya que por primera vez en la historia, el gobierno municipal no estaría midiendo fuerzas con el gobierno estatal, al estar representado por un mandatario sin partido.
Pero además, tras la Reforma Electoral, la posibilidad de que busque la reelección existe y de ahí dar el salto al Palacio de Cantera.
De acuerdo al politólogo, al no tener el golpeteo del gobierno estatal, el ex procurador se dedicaría a cumplir cabalmente con su administración.
“Adrián de la Garza entrará en una dinámica diferente. De comienzo, no se topv ará con el partido enemigo gobernando la entidad.
“Además puede reelegirse y puede decidir si hace su trabajo dirigido al bienestar del municipio, volver a buscarla por el PRI y desde ahí sentar las bases, pero debe de sentar las bases sobre trabajo, que la gente le crea (para buscar la gubernatura)”.