Pepa Flores González se ha negado a decir por qué su larga resistencia a no figurar más en los escenarios como hasta ahora en 2016. Por eso llama la atención que su hija, la cantante Celia Flores, prepare un homenaje a su madre si ésta decidió filmar en 1978 “Los días del pasado” como su última película con el nombre de Marisol, cuyo nombre decidió enterrar y olvidarse de la fama que gozó en la España franquista.
Llegué a Madrid en octubre de 1997 para una estancia de tres años en la universidad. Seguían vivos los comentarios sobre la noticia del trágico fallecimiento de la Princesa Diana en París. Pero también había en el ambiente informativo cierto morbo acerca del aislamiento voluntario de una mítica figura del medio artístico español que en febrero de 1998 cumpliría 50 años de edad y más de 10 en completo encierro en Málaga. No se prestaba a entrevistas con los medios y, como quiera, periodistas al fin y al cabo, debíamos buscar a “Marisol”, de visita en la capital española con motivo del estreno de la película protagonizada por su hija mayor, María Esteve.
Pepa Flores González es su nombre real y pertenece a esa generación de niños que el régimen de Francisco Franco utilizó en películas, discos y giras para dar al mundo hispano una imagen de España acorde con la ideología de entonces: Pablito Calvo en la cinta de 1954 “Marcelino Pan y Vino”; José Jiménez Fernández ‘Joselito’ en “El Pequeño Ruiseñor” (1956), Marisol en “Un rayo de luz” (1960) y “Ha llegado un ángel” (1961), además de Rocío Dúrcal y sus conocidos filmes a partir de 1963.
En 1998 Pepa Flores González apenas balbuceó ante un reportero de El Mundo unas cuantas palabras pero se negó a decir por qué su larga resistencia a no figurar más en los escenarios como hasta ahora en 2016. Por eso llama la atención que la cantante Celia Flores prepare un homenaje a su madre si ésta decidió filmar en 1978 “Los días del pasado” como su última película con el nombre de Marisol, cuyo nombre decidió enterrar y olvidarse de la fama que le dio aquella mítica niña que protagonizó películas de éxito en la España franquista.
Han pasado décadas desde que Pepa Flores González enterró a Marisol y tuvo su última aparición en 1984 en una serie de televisión llamada “Proceso a Mariana Jiménez” y desde que filmó en 1985 “Caso cerrado”, después de que había recibido severas críticas por las películas “La corrupción de Chris Miller” (1972) y “El poder del deseo” (1975). A partir de entonces, declarada militante comunista activa, admiradora de la Cuba de Fidel Castro y de su comandante como ídolo, se encerró en su casa de Málaga y desapareció del escenario artístico.
Nacida el 4 de febrero de 1948, en Málaga, Pepa Flores González es aún fervorosa asistente de las procesiones religiosas en su tierra pero no por convicción sino por tradición que ha seguido desde niña, pues se sigue declarando comunista a morir. Y no tiene ni un solo recuerdo de aquella etapa infantil en que fue consagrada como un ícono de la España conservadora y que la catapultó a la fama como Marisol, pero, más sorprendente aún, es su negativa a seguir siendo una figura pública, sin decir claramente por qué.
“Esa época forma parte de mi vida y gracias a eso estoy como estoy y soy como soy. Lo recuerdo con muchísimo cariño, con mucha ternura y, bueno, a esa persona (Marisol) la dejé en su lugar en el momento oportuno y luego ya no me he aprovechado más de eso ni he vivido de eso nunca más porque me parece deshonesto”, ha dicho escuetamente para negarse a hablar con fans de ayer y hoy; con promotores y, más, con periodistas.
¿Una película? No, gracias. ¿Un nuevo disco? No, gracias. ¿Una gira por España y América Latina? No, gracias. ¿Unas fotografías para un álbum? No, gracias. ¿Una entrevista para los medios? Mucho menos. Pero esa terminante postura desde mediados de 1980 jamás ha ido acompañada de una sola razón o motivo para tan prolongado mutismo, lo que ha dado lugar a serios ataques hacia su persona por parte de quienes creen haber descubierto que ella se prestó para un fraude público al no ser la Marisol original de las dos películas de 1960 y 1961, sin que los periodistas exhiban su engaño en la prensa, la radio o la TV.
Pero al aparecer internet y las redes sociales, sus detractores han utilizado todos sus recursos para acusarla además de ser una persona perversa por no darle el verdadero crédito a la asturiana Remedios Olaya Félix en la polémica sobre tal asunto y en cambio ella sí enaltece su mítica figura y ataca a la misma Olaya y a los defensores de ésta. Por eso sorprende que su hija Celia, intérprete profesional desde 2006, le haga el disco-homenaje, “20 años de Marisol a Pepa Flores”, de la mano del productor Paco Ortega, si su madre no desea que se hable de ella ni salir de su encierro en Málaga.
Celia, nacida el 30 de mayo de 1981 (mamá del pequeño Curro), es la tercera hija de Pepa y del destacado bailarín ya fallecido Antonio Gades (Antonio Esteve Ródenas), con quien la malagueña contrajo nupcias el 5 de octubre de 1982 en Cuba, teniendo como padrinos a Fidel Castro y Alicia Alonso, aunque se separaron en 1986. Tamara, su segunda hija, es psicóloga y María Esteve, actriz. Fue el segundo matrimonio de Pepa tras el fracaso de tres años de unión civil y religiosa, el 16 de mayo de 1969, con Carlos Goyanes Perojo, el hijo de su productor Manuel José Goyanes Martínez. Finalmente encontró la comprensión en su novio Máximo Stecchiny, nacido en 1960.
¿PEPA FLORES FUE MARISOL?
Son muchas las páginas web y otros sitios de redes sociales que siguen alimentando la controversia al investigar a fondo y presuntamente demostrar con documentación precisa que Pepa Flores González no es la Marisol original de las películas “Un rayo de luz” (1960) y “Ha llegado un ángel” (1961), porque supuestamente fueron filmadas en 1953-1956 por Remedios Olaya Félix, originaria de Asturias, por lo cual a ella se le facilitó interpretar con toda naturalidad una jotas en la primera de las cintas, y en cambio una malagueña no es hábil para esta clase de bailes.
También alegan que al comparar la figura trigueña de Pepa Flores con la rubia natural Remedios Olaya, las diferencias son notorias, y la edad no corresponde en ningún caso, igual que se destaca de la primera el acento malagueño y el tono de voz en “Tómbola”, la tercera película en que sí actuó como tal, en junio de 1962, cuando ya tenía más de 14 años de edad.
Y por eso sostienen los detractores de Pepa Flores que no es posible explicar tan notorios cambios si apenas había pasado poco más de un año de la última película en que la auténtica Marisol fue Remedios Olaya Félix, quien fue suplantada en la exhibición debido a que su padre la había internado en un colegio sin que pudiera estrenar su trabajo fílmico. Pero –dicen– nadie tuvo la solvencia moral para mencionar en los medios el monumental engaño que es palpable sobre todo en las giras que la malagueña realizó por Hispanoamérica porque su mayoría de edad es irrebatible frente a la niña de “Un rayo de luz” y “Ha llegado un ángel”.
Los señalamientos contundentes sobre tal fraude hablan de una Pepa Flores, descubierta por Manuel José Goyanes Martínez en 1959 cuando la vio con un grupo de coros y danzas. Desde entonces fue peinada e instruida para doblar al personaje original de Marisol, lo que ha dado lugar a que Remedios le escriba una carta aclaratoria a la malagueña para recibir de ésta solamente ofensas y burlas, pues en internet también hay defensores a morir de quien, para ellos, fue la auténtica intérprete de la niña encantadora.
ACTIVIDAD POLÍTICA
La Marisol que admiraron las generaciones de mitad de siglo 20 fue después una activa militante del Partido Comunista Español (PCE) y posteriormente del Partido Comunista de los Pueblos de España y su actividad la llevó a la defensa de los ideales del marxismo, con frecuentes participaciones en movilizaciones contra la OTAN, además de brindar su solidaridad a la Revolución Cuba, donando a sus compañeros de ideología el dinero de las placas conmemorativas de oro que le otorgó Francisco Franco en su niñez.
También fue promotora de protestas contra algunas iniciativas dentro de su país. Pero al divorciarse de su segundo marido Antonio Gades en 1986 se desvinculó de todo partido político y optó por un mutismo total alrededor de su historia artística y militancia partidista sin dar la cara para nada que tuviera que ver con su pasado, hasta la fecha.
Con su hija María realizó un viaje de beneficencia al Sahara en ese año del 98 en que el interés se disparó sobre ella por llegar a 50 años de edad. Pero solamente reafirmó que seguía siendo comunista y no quiso ni siquiera hablar de la visita del Papa Juan Pablo II a Cuba. Simple y sencillamente enterró a aquella deslumbrante Marisol de la década de 1960 sin decir nunca por qué, pies sigue encerrada en un misterioso mutismo.