Un 13 de julio de 1980, hace 40 años, Tigres peleó una de las finales más emotivas en la historia del futbol mexicano, quizá la mejor en la década de los ochentas, ya que disputó el título de la temporada 1979-80 ante el Cruz Azul.
Esa final la perdió el cuadro felino 4-3, pero la garra que impuso aquella tarde en el Estadio Azteca, llevando el juego a disputarse hasta el último segundo en el área de los Cementeros, hizo que fueran ovacionados por la afición capitalina, que recibieran el reconocimiento nacional y fueran llamados “Tigres, campeón de la afición” en el marcador principal del inmueble de Santa Úrsula.
Los felinos cayeron 1-0 en la ida celebrada en el Universitario; pero en la vuelta, tras ir 3-1 abajo (4-1 global), comenzaron una remontada que dejó los cartones 3-3 (4-3 global) a cuatro minutos del final, por lo que los auriazules se fueron con todo al frente, incluso tuvieron el gol del empate en los botines de Tomás Boy a pase de Pilar Reyes, pero el disparo de “El Jefe” fue atajado por Miguel Marín.
Ese equipo dirigido por el peruano Claudio Lostaunau estaba plagado de estrellas, Tomás Boy, Osvaldo Batocletti, Gerónimo Barbadillo, Alfredo “Alacrán” Jiménez, pero entre todos había un jugador diferente del que poco se habla hoy en día, el brasileño Jonás Eduardo Américo, mejor conocido como “Edu”.
No se trataba de cualquier jugador. Antes de llegar a Tigres, “Edu” fue tres veces mundialista con la Selección Brasil (1966, 1970 y 1974), ganó el Mundial de México 1970, y jugó una década en el Santos, haciendo pareja en el ataque con Edson Arantes Do Nascimento “Pelé”.
A Tigres llegó en 1978, lo invitaron a formar parte del equipo cuando hubo una gira por los Estados Unidos, y el brasileño no se arrepiente de haber jugado en México.
“Me acuerdo mucho de mi paso por Tigres porque hice muchas amistades, recuerdo un público muy cariñoso, la gente de Tigres muy fiel y hasta hoy hablo con el doctor (Luis) Todd, que era el presidente del equipo en la época”, expresó vía telefónica desde su casa en Santos, Brasil.
“Me acuerdo de los amigos que estábamos siempre juntos: Pilar Reyes, (Osvaldo) Batocletti, (Sergio) Orduña, Tomás Boy, (Gerónimo) Barbadillo; y por supuesto de la afición, de la porra de los Tigres, era un ambiente fantástico, extraño mucho eso, fui muy feliz allá, fueron años muy felices”, recordó.
Para algunos extranjeros hoy en día jugar en México no es su sueño, pero para “Edu” las cosas son diferentes, lo dice por lo vivido en su época, pero también por lo que ve hoy en televisión.
“Jugar en México es como estar jugando en Europa, hay muy buenos jugadores, el futbol es muy bueno, para mí fue una experiencia fantástica”, mencionó.
— ¿Le sorprendió el nivel del futbol mexicano?
“No, no me sorprendió porque cuando estaba en Santos siempre jugamos contra equipos mexicanos y ya sabía cómo era el futbol mexicano. Lo que no creía es que la gente ama tanto el futbol como aquí en Brasil, la gente es muy apasionada”, respondió.
“Y el estadio siempre lleno, yo acá les digo a mis amigos en Brasil que nosotros jugábamos siempre como mínimo 30 mil aficionados”.
Edu salió de Tigres en la temporada 81-82, cuando no entró en planes del uruguayo Carlos Miloc, pero su estadía en México, dice, fue fructífera.
“Fue muy buena porque luego volví a Brasil y seguí jugando porque tenía condiciones de jugar y eso fue por el futbol mexicano”, recuerda.
— ¿Qué le dice ver a Tigres hoy peleando finales?
“Me da mucho gusto. A veces tengo la oportunidad de ver algún partido de México y cuando veo a los Tigres me da mucho gusto, para mí ver la playera amarilla de los Tigres me pone muy contento, porque yo soy de los Tigres”.