Hablar de la historia de Monterrey es hablar de la colonia Independencia, un popular sector ubicado en las faldas de la Loma Larga y que pertenece al corazón de la capital neolonesa.
Esa mítica colonia del sur de Monterrey ha sido testigo del nacimiento de algunas leyendas del folklore regiomontano, como el legendario luchador Humberto Garza.
El pasado 16 de octubre se dio a conocer la lamentable noticia que a los 85 años de edad partió de este mundo el luchador quien fuera mejor conocido como “El Niño Travieso”.
Antes de su partida construyó un legado en el pancracio mexicano, sobre todo en la lucha libre regiomontana que muy pocos pueden presumir.
Humberto Solano Garza nació el 9 de febrero de 1937 en Monterrey Nuevo León justamente en la calle Jalisco de la colonia Independencia.
Sus padres fueron Simón Solano y Consuelo Garza, quienes le inculcaron disciplina, respeto, el valor del trabajo y sobre todo el amor por la familia.
Bolero, vendedor de periódicos, chofer, taquero, carpintero, actor y payaso, fueron los primeros oficios que Don Humberto Garza desempeñó antes de encontrar su verdadera pasión.
Todo inició a temprana edad, el gusto por la lucha se lo inculcó su padre, Simón Solano, quien de pequeño lo llevaba a la entonces Arena Monterrey ubicada en Arteaga y Juárez.
En alguna entrevista de las tantas que le hicieron, Don Humberto recordó como acudía de la mano de su padre para ver a luchadores pelear cuerpo a cuerpo utilizando llaves y volando por los aires desde el encordado del cuadrilátero.
Pero él iba más allá, se escapaba de la vista de su padre para husmear en los olorosos camerinos con tal de apreciar a sus luchadores favoritos.
Aunque ya tenía el gusto por la lucha libre, fue la película la Bestia Magnifica la que lo motivó a ser luchador.
Debutó a los 17 años, en 1957 como Buitre Blanco, pero luego de un par de peleas rápidamente perdió la máscara y fue donde tuvo que adoptar su nueva faceta como Humberto Garza.
Fue un famoso locutor originario de La Laguna, Rodolfo Guzmán, quien lo bautizó como “El Niño Travieso”, identidad con la que alcanzó la fama a nivel internacional.
Tal vez estaba enterado de las muchas travesuras que llevó a cabo, cuando Humberto Garza era un chiquillo de esos que se la pasaba merodeando en calles de la Independencia.
Otro apodo que no cobró mucha relevancia fue el de “Jaboncito”, porque no tan fácilmente lo agarraban sus contrincantes, quienes eran los mejores de ese tiempo, pues a don Humberto no le gustaba el show.
Tuvo una notable trayectoria luchística en la que enfrentó a lo mejor del pancracio de su época, llegando a ser campeón nacional medio al derrotar a Karloff Lagarde, una pelea que duró más de una hora y que le costó mucho esfuerzo.
El Niño Travieso encabezó la Dinastía Garza que continuaron sus hijos Héctor Garza y Humberto Garza Jr. y que mantienen sus nietos Ángel Garza y Humberto Carrillo en la lucha libre estadounidense de la WWE.
Pero antes de todo junto a Rubén Juárez, fue la tercera generación más ovacionada de la Lucha Libre, después de Santo y Blue Demon.
“Fuimos mundialmente la mejor pareja acoplada, fuimos admirados en toda la república”, contó en otra entrevista que le realizó el fallecido Roberto Hernández junior hace algunos años.
Así como dio satisfacción dentro del cuadrilátero, también lo hizo dentro del mundo infantil, interpretando a su personaje Betonini y conviviendo junto a grandes figuras como Cepillín, Pipo y otros payasos reconocidos de la época.
En 1970, abrió su negocio de masajes, que en la actualidad sigue manejando su hijo Humberto Garza Junior.
Las manos que alguna vez propinaron fuertes golpes y aplicaron candados a diestra y siniestra, posteriormente fueron utilizadas para sanar el dolor.
Humberto Garza, uno de los pilares de la lucha libre regia y del País, falleció el domingo 16 de octubre a los 85 años.
El luchador regio murió de un infarto, informó su hijo Humberto Garza Jr.
“Le dio un infarto, estaba con él, murió en mis brazos, gracias a Dios que estaba con él en sus últimos momentos”, dijo Garza entre lágrimas.