De personalidad rebelde, Alvaro Enrigue va contra lo establecido, aunque en ocasiones tenga que cumplir con su personalidad de escritor.
El capitalino presentó su reciente libro Vidas perpendiculares (Anagrama), en el cual utiliza el tema de la reencarnación como pretexto para unir las vidas de Jerónimo Rodríguez, un jalisciense hijo de un panadero asturiano.
“Hay mucha investigación, conforme vas envejeciendo el trabajo de investigación es menos pesado, porque vas sabiendo por dónde moverte; por otro lado lo mejor de los libros es la escritura y es la parte que más disfruto, hacer la investigación histórica”.
Al igual que las nuevas series de televisión, la trama entreteje historias en diferentes épocas y escenarios, un recurso que utilizó el autor como dinámica de sus personajes.
“Es cierto, escribí tres novelas distintas y luego hice un montaje para que se empalmara; no sé si sea visual porque la intención era esa, cuidé mucho que los paisajes no fueran muy visuales, de hecho eliminé muchas descripciones al final”, indicó el ganador del Premio Novela Joaquín Mortiz con La muerte de un instalador (Mondadori).
El proceso creativo de escritura fue explicado durante la presentación que realizó en la Sala Zertuche, del Centro Universitario Colegio Civil, acompañado del escritor David Toscana.
“Este producto es de un rapto, estuve escribiendo de manera obsesa, escribí todos los días durante año y medio, fue un asunto de posesión, porque dejé de hacer otros trabajos”, dijo quien da cátedra en la Ibero.
Pero una costumbre clásica de Alvaro Enrigue es retomar estructuras establecidas de otros libros clásicos, a manera de homenaje, un reto que implica lectores más comprometidos.
“La estructura es de Bulgakov, de El Maestro y Margarita, incluso hay un personaje de la novela que aparece en el libro, y por supuesto Conversación en la Catedral, de Vargas Llosa, que es la novela modelo de la intersección de tiempos y espacios que es lo que me interesa hacer”, dijo el autor de Hipotermia (Anagrama).
Señaló que aunque podría escribir novelas comerciales para vender más libros, prefiere hacer proyectos literarios que le satisfagan.
“Por lo que he visto en los blogs, que es un nuevo espacio para la crítica, hay uno de España que decía en los comentarios que este libro no es para leerse en el transporte público, aunque yo sí lo soy de leer en el metro, pero hago lo mejor que puedo”.
Como parte de su trabajo elimina mucho de sus textos, hasta el doble, porque tuvo que quitar varios personajes o vidas participantes.
Con pelo recién cortado, la imagen de Alvaro Enrigue dista mucho a la que presentó en la pasada Feria del Libro de Monterrey de joven rebelde.
“Tengo una superstición, porque los libros son como el calentamiento de un pitcher y en el momento que tiras la línea de 90 o la primera curva, en ese momento me dejo de cortar el pelo y la barba, pareciera como uno de esos intelectuales de la UNAM, es algo grotesco, creo que ya no estoy para eso, pero esto implica una manera de hacer una liberación que es lo que significa hacer un libro”, comentó quien fue editor de literatura del Fondo de Cultura Económica.
En la actualidad lleva escritas cerca de 300 cuartillas de su próxima novela, que cree será un libro gordo muy interesante para los lectores, pero por lo pronto se tomará unos días de vacaciones para ir en familia a ver a los Orioles de Baltimore.
“Estudié en Maryland por 8 años, más por seguir al beisbol, que por otra cosa; pero ahora vamos a ir en carro a seguirlos por varias ciudades de Estados Unidos”, aseguró.
Va en la mitad de su próxima novela, lleva 300 cuartillas, cree que va a ser un libro gordo
Vamos a Washington para ver futbol para seguir a los Orioles, porque vivió en Baltimore por 8 años.
En la presentación el escritor regiomontano David Toscana elogió los cuentos del autor en Hipotermia, destacando el estilo sobre cómo se narran las cosas.
En un diálogo muy campechano, el autor de El Ultimo Lector (Mondadori), explicó que la anécdota a pesar de estar ahí en la historia no es siempre la protagonista.
“Me gusta ver estos libros donde el texto nos invita, nos dice: ven, te voy a invitar a jugar, mejor que te voy a contar algo interesante”, dijo.
Alvaro Enrigue contestó que, a diferencia de libros como Crónica de una muerte anunciada (Editorial Sudamericana), la pulsión narrativa no es tan importante, porque vendería trama y no le interesaría después a los lectores.