
Con el paso de los años María José Cristerna, mejor conocida como “La Mujer Vampiro”, ha ganado gran popularidad gracias a su apariencia.
Lo que inició como una forma de expresión de libertad luego de los constantes maltratos de su ex marido, ahora se ha convertido en su carta de presentación y el motivo por el cual es conocida en todo el mundo.
Tatuajes en el 96 por ciento de su cuerpo –incluyendo sus ojos- y múltiples piercings en su rostro que le han valido dos Récords Guinness, implantes en su cráneo y colmillos similares a los de un vampiro son algunos de los cambios que se ha realizado.
“Yo tengo modificaciones, pero amo mi cuerpo; para mí todo es una pieza, no lo veo como un tatuaje o un implante, sino como una pieza de arte, todo un complemento”, señaló María José.
“La Mujer Vampiro” es un gran referente de una nueva tendencia que va a la alza alrededor del mundo: las modificaciones corporales.
Ya sean una simple expansión de lóbulos, modificación de orejas para darle aspecto de “duende”, hacerse un implante con una figura o incluso llegar a la mutilación de partes del cuerpo, las transformaciones son cada vez más populares entre la población.
“Cada vez hay más gente que se hace cosas y cada vez son cosas más extrañas”, expresó Abel Frías, tatuador y modificador corporal con más de 17 años de experiencia, “ahora puedes hacerte cosas más elaboradas; ha habido una evolución porque la gente lo ha provocado con la demanda”.
En su experiencia, Frías comentó que hay quienes lo hacen por mera ornamentación, porque se les ocurrió, entre muchas otras razones.
Existen diferentes tipos de modificación, que van desde procedimientos sencillos hasta quirúrgicos.
“Han sido muchas etapas. Hubo un tiempo donde todos se querían escarificar, donde todo el mundo quería hacerse implantes y ahorita estoy en tiempo de arrepentimiento de todo el mundo y haciendo muchas reconstrucciones de lóbulos a los que se hicieron expansiones muy grandes”, comentó Frías.
Entre los procedimientos más populares se encuentran la escarificación (realizar a base de cortes de bisturí, figuras en la piel), lengua bífida (cortar el órgano en dos para darle apariencia de “lengua de serpiente”), expansores (expandir los lóbulos de las orejas), e implantes de figuras de silicón en cualquier parte del cuerpo.
El modificador comentó que realiza alrededor de dos procedimientos por semana. “No es como el tatuaje, que haces dos o tres por día; las modificaciones quizá un par a la semana o a veces pasan semanas y no realizas ni una.
“Es algo mucho más planeado, puede tomar hasta 15 o 20 días planearla”, señaló. Los precios, dependiendo de la técnica, varían entre los mil hasta cinco mil pesos.
Para realizarse este tipo de procedimientos no existe límite alguno, pero Frías recomienda buscar un equilibrio en lo estético.
“Puedes ponerte la cantidad de implantes que quieras, pero tampoco creo que se vea bien que tengas varios implantes regados en el cuerpo”, opinó.
“NO CUALQUIERA ES CANDIDATO PARA UNA MODIFICACIÓN”
Aunque las modificaciones corporales han ganado popularidad entre la población, estas no son para todos.
Para poder someterse a alguno de estos procedimientos “debes tener una salud estable obviamente”, indicó el experto, porque “no cualquier persona es candidata para hacerse cualquier modificación”.
Frías citó el ejemplo de gente que sufre de hemofilia, diabetes, entre otras enfermedades, donde no es recomendable realizarse cambio alguno.
El hacerse alguna de estas transformaciones no es una decisión que se deba tomar a la ligera, pues se debe estar muy consiente que en la mayoría de los casos los cambios son permanentes.
Aunque hay modificaciones que son reversibles, por ejemplo, las expansiones de lóbulos, hay otras que se quedarán en el cuerpo por el resto de la vida.
“No todas tienen solución”, advirtió el experto, “tú te escarificas y ni Dios padre te lo va a quitar; o cuando te haces las orejas como elfos, una vez realizando el método y transformación de las orejas, no hay vuelta atrás, porque en muchos casos hay que retirar partes de piel”.
En el negocio de los tatuajes y modificaciones, advirtió, existen muchos impostores poco preparados que pueden poner en riesgo la salud e integridad de los clientes.
Entre las consecuencias de un procedimiento mal realizado se pueden encontrar: si se cortó mal la oreja, pueden quedar chuecas; un mal implante en la mano puede provocar tendonitis o parálisis de algún dedo.
Infecciones, trabajos torcidos o reconstrucciones mal hechas son otros de los malos resultados.
Frías aseguró que “esto no es de ‘me gusta, lo hago’ y ya. Tienes que aprender y saber, documentarte, leer, hablar con gente que sabe, tener como una línea, no es de aventarte y hacerlo y ya. Debes tener información previa y conocimientos previos sobre todo.
“Yo lo que le recomiendo a la gente es que vea quién se los va a hacer porque el medio está lleno de charlatanes, la gente hoy en día por dinero hace cosas que no son capaces de realizar y eso es ilegal”, apuntó.