
Las cicatrices en su brazo evidencían el castigo de las agujas a través de las cuales le colocan los medicamentos. Recostado en un sillón reclinable y charlando con otros pacientes del Area de Oncología del Hospital General de Reynosa –acerca de los vicisitudes propias de su padecimiento–, Emanuel Treviño Sánchez cumple una sesión de tratamiento.
Aquí no hay carcajadas jocosas, ni pláticas demasiado alegres. Sólo se dibujan algunas sonrisas entre quienes sufren en carne propia los estragos de la leucemia y, sin perder la fe ni las esperanzas, se animan unos a otros.
De acuerdo con los especialistas, Emanuel es de los pacientes que mejor ha respondido a la medicación que en ese nosocomio se le suministra.
El joven que actualmente tiene 25 años no tiene tiempo para lamentarse, sino para aprovechar cada minuto de la mejor forma posible.
Originario de esta misma ciudad accede a relatar cómo ha sido su vida desde que enfermó de cáncer en la sangre y cómo se levanta cada mañana con el ánimo de superar esta afección, la cual en silencio fue mermando las células buenas de su cuerpo, convirtiendo los glóbulos rojos en blancos.
“En el pasado mes de junio cumplí dos años desde que me detectaron leucemia. Me di cuenta que algo no andaba bien en mi cuerpo porque comencé a sentir algunos síntomas, que fueron infecciones, ganglios inflamados, mucho cansancio, sudoración, factores que hicieron que viniera a checarme y me alertaron”, describe.
TRASNOCHADAS
Y MALA ALIMENTACIÓN
El entrevistado pondera la pésima calidad de vida que tenía antes y después de enfermar de leucemia. Le atribuye esta enfermedad principalmente a su descuido personal.
“Me malpasaba, me desvelaba mucho y no me alimentaba bien. De hecho las pocas comidas que daba tampoco eran las adecuadas. Son varios los factores y cuando alguien tiene un estilo así no puede esperarse nada bueno.
“Almorzaba hasta la una de la tarde. Una comida leve, porque trabajo y siempre he trabajado como estilista. Y la cena, pero muy poco y pobre era mi ingesta”, recuerda.
Emanuel no tiene hijos, pero vive con su familia, a la que le agradece el apoyo y el cariño que le ha dado desde que empezó a experimentar un fuerte cansancio e inflamaciones en su estómago.
“Al principio fue muy difícil, porque me encontraba en un momento muy avanzado de mi enfermedad. Batallé más durante el primer mes, que fue lo más crítico, en el que los médicos tuvieron que estabilizarme, pero gracias a la ayuda del doctor Hiram Galván Meraz, y que siempre estuve acompañado de mis familiares he estado saliendo adelante. Pienso que es básico, el apoyo de tus seres queridos que están ahí siempre”, destaca.
Aunque este paciente no ha logrado todavía eliminar el cáncer de su sangre, el proceso de su enfermedad ha sido satisfactorio.
“Yo digo que si no me sintiera bien, no estuviera bien, pero me siento óptimo. Siempre lo he dicho, mis resultados han salido muy bien, cada vez mejor y creo que estoy respondiendo muy bien al tratamiento.
“Quiero pensar que en estas instancias mi medicación es preventiva. Ahorita no tengo problema alguno con la enfermedad. Me estoy alimentando normalmente y de hecho mi calidad de vida ha cambiado mucho. Procuro no desvelarme, pero sí de repente me chiflo. Mis comidas busco darlas a sus horas”, ilustra.
BUENAS NOTAS
Para medir los resultados de su proceso clínico Emanuel Treviño Sánchez acude al doctor cada 15 días, presenta pruebas y lleva un orden estricto de su expediente.
“Pienso que no hay mejor forma de saberlo, que cuando te lo dice el mismo médico, en qué se va bien, y en qué se va un poco bajo. Yo creo que ahí es como yo me doy cuenta, aparte de que yo me siento muy bien”, pormenoriza.
El joven asegura que además, cada tres semanas o cada mes le siguen administrando los fármacos que su cuerpo necesita. De hecho no tiene que estar todos los días en el consultorio, sino que es periódicamente.
Las quimioterapias a las que tuvo que someterse al principio de su enfermedad, durante diez largos meses, fueron a decir de este paciente “las más fuertes y pesadas”, pero actualmente ya no han sido requeridas.
“La quimio es un procedimiento complicado por el medicamento que te aplican para combatir las células cancerígenas en tu cuerpo, ya que ataca a las células malas que hay en el organismo, pero también a las buenas.
“Entonces, está arrasando totalmente parejo, lo cual se manifiesta con debilidad, náuseas. Otra cosa también, el estado anímico de repente se ve afectado, porque los cambios físicos en una persona son muy notorios, como la caída del cabello”, refiere.
UNA VOZ DE ALERTA Y AYUDA
Este estilista profesional aprovecha el espacio para hacer algunas recomendaciones, ya que la mayoría de la gente nunca imagina que la leucemia puede estar más cerca de lo que parece.
“Platicaba con una persona que se encuentra pasando por una situación similar a la mía y yo lo que les puedo decir es que cada acción tiene una reacción. No podemos ponernos a lamentarnos de por qué me pasa esto a mí, sino para qué me pasa esto a mí.
“Principalmente esta es la pregunta que debemos hacernos. Para que pongamos más atención en lo que estamos haciendo y meditar en la calidad de vida que llevamos”, considera.
Si bien Emanuel ha recibido buenas atenciones en el Hospital General de Reynosa, y cuenta con la cobertura y ánimo de sus seres queridos, un factor clave que él cree le ha dado la fortaleza para seguir adelante es refugiarse en Dios.
“Es lo más importante que debemos hacer y estar tomados de la mano de El. La fe mueve montañas y pienso que si creemos, todas las cosas son posibles. Yo me he aferrado a Dios y no tengo duda que eso es lo que me está sacando adelante y me da la esperanza de vivir”, exterioriza.
De acuerdo con cifras de salud, en México cada año se presentan 10 mil nuevos casos de leucemia, por lo cual, Emanuel con su testimonio desea alertar a la gente para evitar que la sufran.