
Durante su pontificado Juan Pablo II proclamó a 475 santos y mil 331 beatos contribuyendo a impulsar la fe cristiana en todo el mundo, al igual que promover el llamado a la santidad para todos los fieles.
“Creo que una de las estrategias del Papa para impulsar la fe fue justamente que declaró muchos beatos y santos. Hacía santos de muchos países que no tenían, o solamente uno o dos, y así contribuyó a expandir el cristianismo ”, dijo el padre Walter Gómez Olvera, vicario episcopal de la pastoral de la Arquidiócesis de Monterrey.
Ante la eventual santificación de Karol Wojtyla, el también rector del Templo del Santo Niño de la Salud consideró que la popularidad que alcanzó a través de los medios de comunicación y su cercanía con la gente, fueron factores determinantes para acelerar el proceso para nombrarlo beato en tiempo récord.
“El proceso ha sido muy acelerado porque es muy evidente la santidad del Papa. Se requerían cinco años desde su momento para iniciar su proceso, pero el Papa en turno puede dispensar ese tiempo.
“Lo mismo hizo el propio Juan Pablo con la madre Teresa de Calcuta, pero como era tan evidente la santidad de ambos el pueblo no iba a objetar y lo entendería muy bien”, señaló el sacerdote.
Aunque desconoce cuánto tiempo podría pasar para que Wojtyla sea declarado Santo, contempló la posibilidad de que sea canonizado por Benedicto VI, debido a que muchos fieles manifestaron su deseo de hacerlo “santo súbito” (santo rápido), a partir de que falleció el 2 de abril de 2005.
SIERVO DE DIOS, VENERABLE, BEATO Y SANTO
Para ingresar otro nombre al libro de los santos, la Santa Sede debe continuar el proceso a través de la Congregación de las Causas de los Santos que estudian el caso del candidato o candidata propuesto.
“Es importante conocer el proceso de algunas personas que tienen que pasar para llegar hasta la santidad, ya que es fundamental que la Iglesia vaya dando ese reconocimiento paso a paso dada la importancia del mismo: nombrar santo a una persona es algo sumamente especial que la Iglesia tiene que actuar muy lentamente pero sí con mucha fuerza para lograr esto.
“A principios de la era cristiana, en los primeros años se puede decir que el proceso no era tan largo, porque el mismo pueblo hacía santos a las personas. Con la persecución romana, el pueblo fue prácticamente nombrando a los mártires y las vírgenes, y luego la Iglesia reconocía lo que el mismo pueblo ya había declarado” explicó el padre Gómez Olvera.
Agregó que para el siglo X de la era cristiana, la Iglesia a través del Papa con cierta frecuencia empezó a dar estas declaraciones, pero no fue hasta el siglo XVIII cuando ya se requirió la aprobación del Papa para poder nombrar a una persona santa.
Además, señaló, antes de que una persona llegue a la condición de santo, primero se le considera como siervo de Dios, después es llamado venerable y luego beato, que es la antesala a la santificación .
Recordó que para poder nombrar a un beato se requiere de un milagro y para convertirlo en santo se realiza un estudio muy profundo sobre las virtudes que tuvo en vida, y la investigación que se hace, incluso el milagro, es lo que va a determinar que la persona sea nombrado beato(a) y posteriormente santo(a).
Indicó que durante el proceso de beatificación que inició a propuesta del representante de la diócesis del lugar donde nació o murió el candidato, es de memoria libre y no obligatoria para la Iglesia universal, pero una vez declarado beato, el Papa asume dicha propuesta para colocarla a un nivel universal.
CANDIDATOS
EN PROCESO
El religioso comentó que por parte de Monterrey todavía están en proceso de santificación cinco personas: el padre Raymundo Jardón, Juan José Hinojosa Cantú, Monseñor Guillermo Trischler y Córdova, el padre Pablo Cervantes Perusquía y la hermana religiosa Gloria María de Jesús.
Gómez Olvera destacó que su proceso hacia la santificación –algunos siervos de Dios y otros venerables– ha sido lento en comparación con el del papa Juan Pablo II y la Madre Teresa de Calcuta, porque todo el mundo estaba al tanto de las buenas acciones de estos últimos gracias a los medios de comunicación y a la cercanía que ambos tuvieron con la gente.
Aclaró que los candidatos a la santificación pudieron cometer faltas debido a la condición humana, lo cual no significa que por eso no los puedan canonizar, pues a lo largo de la historia se han declarado a laicos, padres y madres de familia como santos.
“Hay que tomar en cuenta que el santo no es una persona que nunca pecó, porque los pecados se tuvieron que haber cometido en la humanidad; no son trascendentales para que impidan un reconocimiento de santificación.
Incluso, añadió, hay muchos santos que no fueron oficialmente reconocidos por la Iglesia pero en su comunidad las personas cercanas los consideraban como tales.
“Todos podemos llegar a ser santos. Y no sólo los que están escritos en el libro de los santos en Roma son los santos que están en el Cielo. Hay muchísimos más santos que por su vida cristiana y por el reconocimiento de su barrio o colonias de nuestros Estados, porque es muy común que digan : ‘era una santa’ o ‘murió siendo santo’, entonces seguramente está en el Cielo”, aseveró el también comunicólogo.
“Por ejemplo, México con los mártires de la guerra cristera, tiene ahora una infinidad de santos, muchísimos, pero antes teníamos muy pocos. Es fecha que en algunos países no tienen santos todavía por su lejanía a la vida cristiana, pero poco a poco seguramente van a ser nombrados”, auguró.
Reiteró que toda persona está llamada a la santidad, Y que por la muerte y la resurrección de Jesucristo, por el bautismo recibido, por el perdón de los pecados y por haber consumido su cuerpo y su sangre, todos participamos del Cielo.
“Mientras tengamos más ejemplos de personas como Juan Pablo II y como la madre Teresa de Calcuta nos ayudaría mucho a la expansión del cristianismo, porque es evidente la entrega y la santidad de ellos”, dijo el rector del templo de Santo Niño de la Salud.