Imágenes tan cotidianas como tablas de lotería, charros, luchadores, calendarios, estampas religiosas, entre muchas otras, han sido consideradas como elementos artísticos que se reproducen en pinturas, esculturas u objetos que ahora, luego de casi tres décadas sirven para replantear la idea de identidad del pueblo mexicano.
Como una oportunidad de hacer una revisión completa del trabajo de 66 artistas que florecieron a finales del siglo XX en un movimiento que no fue establecido en su totalidad, pero que dejó huella en ese momento, ha sido retomado bajo la premisa de “¿Neomexicanismos? Ficciones identitarias del México de los ochenta”, la primera exposición del año en el Museo de Arte Contemporáneo que abrió sus puertas el pasado 3 de febrero.
La muestra organizada por el Museo de Arte Moderno (MAM) bajo la curaduría de Josefa Ortega, está dividida en cinco núcleos que abordan la cultura popular, los medios masivos, la religión, la herencia prehispánica y la historia nacional.
“Esta corriente comienza a mediados de los 80 y es 27 años después que se nos da la oportunidad de hacer esta revisión completa de una gran cantidad de artistas, de una gran cantidad de estilos y temáticas; pero todas ellas unidas por un mismo hilo conductor, como es una investigación en torno a lo mexicano y a lo nacional”, comentó Bertha Cantú, gerente de exposiciones de Marco.
Por otra parte, Ortega mencionó durante el recorrido a medios que las más de 150 piezas son propuestas dispersas, pero coinciden en la reflexión sobre nuestra mexicanidad .
El trabajo de artistas como Julio Galán , Enrique Guzmán, Nahum B. Zenil, Lourdes Almeida, entre los 66 elegidos en ¿Neomexicanismos? cumplen con ese perfil que seleccionó para esta exhibición que fue inaugurada en mayo del año pasado en el MAM.
“En los 90 se sucitó un auge del arte conceptual y tuvo un reconocimiento muy fuerte el arte mexicano a nivel internacional, sin embargo cuando surgió esta generación de los 90, había cierto rechazo con lo que había pasado antes que es lo que entendemos como neomexicanismo”, destacó Josefa Ortega.
Dijo que muchas de estas obras adquieren una lectura muy fuerte por el momento en el que estamos viviendo, ya que los artistas hacían cuestionamientos que todavía se hacen la mayoría de los mexicanos.
En cuanto a la corriente que no está del todo establecida mencionó que dicho movimiento plástico se impuso como una eclosión dispersa-en los marcos de un postmodenismo neoexpresionista-, aunque nunca se estructuró como movimiento.
“Más bien presentó coincidencias investigativas, incluso desde posturas estéticas disímiles y algunas veces encontradas”, apuntó.
En la primera sección “Antecedentes, tradiciones locales”, se encuentran diversos objetos de consumo popular en México del siglo pasado, algunas propuestas del arte chicano de los 70.
“Tenemos ejemplos de la estética chicana por que fue de los primeros grupos que se preguntó ¿qué es lo que nos hace ser mexicanos? y más desde una situación de exilio o de lejanía de la propia tierra”, señaló.
En el apartado “Relicarios y guadalupismo”, se incluyen piezas que rescatan los elementos iconográficos de la religión católica para darle su propia interpretación, que en algunos casos han provocado polémicas y hasta censura.
En este sentido, al inicio del recorrido se advierte al público: “Esta exposición presenta imágenes que pueden resultar inapropiadas para cierto público y/o menores de edad”.
En el espacio dedicado a “La Patria Reapropiada”, los símbolos patrios y otras tradiciones el visitante encuentra pinturas y objetos que le recuerdan a su infancia: desde su formación cívica, hasta las visiones lúdicas que aparecen frente a una composición realizada con tablas de lotería.
No podía faltar en esta exposición la figura de Frida Kahlo , quien ha sido inspiración permanente para los artistas, especialmente para los considerados neomexicanistas.
“El cuerpo: sus sexos y sus géneros” es el último eje temático de la muestra . Según Ortega, el cuerpo sirvió como lenguaje a quienes querían expresar su diversidad sexual, siendo un momento clave al descubrir el SIDA como la enfermedad del siglo XX.
“En los 80 empezó la pandemia del SIDA. Había toda esa pulsión e inquietud por construir espacios de libertades y en aquel momento también significó dar apoyo a todas esas prácticas de diversidad sexual”, manifestó la curadora del MAM.
“ ¿Neomexicanismos? Ficciones identitarias del México de los ochenta” se muestra en la planta baja del museo Marco desde el 3 de febrero hasta el 27 de mayo. v