POR IRMA IDALIA CERDA
Carlos Prieto viaja para trabajar, pero también para guardar en su equipaje mental, los sabores, colores, rostros, monumentos, museos, idiomas, pero sobre todo, la historia de los países que visita. Y en ese andar acompañado de su violonchelo, le place escribir sus crónicas de viaje.
Su último libro “Por La China Milenaria: Historias, vivencias y comentarios” es la última entrega de estas notas recopiladas durante sus visitas a la inmensa mancha que cubre el continente asiático.
El reconocido chelista ya había publicado “De la URSS a Rusia: Tres décadas de experiencias y observaciones de un testigo” (1993) además de “Las aventuras de un Violonchelo, Historias y Memorias” (1998), texto que fue traducido al inglés portugués y ruso.
El músico plasmó en este último testimonio, la fascinación que siente por este país que ha sido referencia cultural en diversas partes del mundo.
“Yo tuve la fortuna de ir a China por primera vez en 1979, hace 31 años. Y eso ocurrió apenas tres años después de la muerte de Mao Tse Tung y tres años después del final de un fenómeno terrible, que se llamó la revolución cultural.
“Durante la revolución cultural estuvieron cerrados todos los conservatorios, todas las universidades y toda la literatura occidental estuvo prohibida . Eso ocurrió de 1966 a 1976”, relató el maestro Prieto.
Destacó que durante dicho periodo no se podía leer a escritores como Miguel de Cervantes ni a William Shakespeare, y menos escuchar a los compositores Johann Sebastian Bach y a Ludwig Van Beethoven.
Sin embargo, en sus posteriores visitas, Carlos Prieto fue testigo de la transformación cultural, económica, política y social de este país.
Regresó a China en 1985 en los tiempos de Deng Xiaoping y dos décadas después fue testigo de los cambios cuando realizó una gira en el 2006 y otro viaje en el 2007. Su retorno más reciente fue en abril de 2010.
“A lo largo de estos 31 años he sido testigo de una transformación muy importante de este país, a tal grado, que creo que su economía está en el tercer lugar superada por Estados Unidos y Japón.
“También los pronósticos indican que en unos 25 o 30 años será la economía más poderosa de la tierra”, señaló Carlos Prieto, quien además reveló que de no haber sido músico, hubiera hecho lo humanamente posible para ser músico.
El libro está dividido cinco partes: uno el resumen, la segunda sus experiencias de las giras ; la tercera sobre la evolución de la música china y la cuarta al caso del violoncelista Yo Yo Ma y la quinta parte a la de la lengua y escritura de china.
CON LOS OJOS ABIERTOS
Carlos Prieto bendice la oportunidad que la vida le ha dado para conocer y recorrer las diferentes naciones, que sufrieron cambios significativos en su entorno político y cultural.
“Por la misma profesión en la que estoy, me toca viajar frecuentemente y hay países que me han interesado mucho, porque no sólo voy a dar conciertos , sino que voy con los ojos abiertos”, afirmó el virtuoso del chelo .
Agregó que en el libro “De la URSS a Rusia” hace un recuento de las experiencias que tuvo cuando llegó por primera vez en 1962 ; cuando estudió en la Universidad Lomonosov de Moscú y luego regresó a dar conciertos bajo todos los regímenes.
“Tengo o la ventaja de que hablo ruso, pero lamentablemente mis conocimientos del mandarín son prácticamente nulos, aunque he tratado de estudiarlo”, añadió.
PÚBLICO RUIDOSO
Entre las innumerables anécdotas que el maestro plasma en su libro, sobresale aquella en la que narra su experiencia con el público en los conciertos de su primer viaje a la milenaria China.
“En 1979 y me presentaba en teatros enormes que estaban repletos y donde cabían 2 o 3 mil personas, pero en un principio desconocía porque desde el escenario oía ruidos y conversaciones.
“Luego supe que el público que asistía era un público obligado, porque a mí me invitaba el Ministerio de Cultura de China y este tenía una cuota de mandar determinado grupo de personas para así llenar los teatros. Allá tenían la costumbre de escupir, y en cada tres o cuatro butacas había una escupidera, lo cual provocaba los ruidos que escuchaba sin cesar”.
Recordó que en el 1985 la situación cambió radicalmente porque el público iba por su propia voluntad e interés, y aclaró que la calidad en las escuelas de música de China ha evolucionado favorablemente.
“Los conservatorios habían reabierto en 1978 y los alumnos estaban en un nivel muy bajo justo porque acababan de reabrir. Actualmente están en un nivel muy alto y se debe al talento de los maestros que están produciendo cada vez músicos de importancia.
“En China, la calidad de los estudios ha mejorado extraordinariamente, al igual que ha aumentado el número de estudiantes y de profesores, porque al término de la revolución cultural les fue permitido ir a estudiar al extranjero, lo que contribuyó al avance de la educación musical de este país”, expresó Carlos Prieto.