
Las consecuencias de un daño a nivel personal, familiar o social, ya sea a pequeña o a grande escala permanecen en el tiempo debido a memorias históricas que pueden ser tratadas mediante la Psicología Transgeneracional.
Raquel Schlosser es la pionera mexicana en constelaciones familiares, quien vincula a los grupos de riesgo con proyectos sociales y desarrolla las constelaciones transistémicas.
La terapeuta ha estado anteriormente en las la franja fronteriza y en comunidades indígenas, además en diferentes ciudades del mundo, trabajando en sanar las memorias que han producido daños en la población.
Este tipo de tratamiento preventivo va a dirigido a problemáticas actuales como el “bullying”, violencia social, trauma social, así como los duelos de las personas desaparecidas.
El 12 de julio la fundadora y directora del Instituto de Estudios Transgeneracionales y Psicología Transgeneracional, Inteligencia Transistémica, ofreció una maestría en el Centro de Desarrollo Integral aquí en Monterrey, en la cual impartió la técnica que es aplicable a diversos grupos y hasta en escuelas.
“Nuevo León está viviendo tanta violencia que vamos a tener las consecuencias a largo plazo, pero con estos talleres, con este tipo de talleres vamos a tener un ejército preventivo, vamos a poder entrar antes que las consecuencias sean más grandes”, afirmó Schlosser.
Agregó que esta terapia permitirá trabajar con niños que han sufrido del “bullying”, pero también con los que lo que practican.
“A los ‘buleadores’, ¿a poco los vamos a sacar? Imaginaré un niño de ocho, 10 o 15 años, sin haber hecho mediación, sin ver de dónde se origina, lo sacamos de la escuela y ¿dónde va a andar después?, ¿en las calles, con pandillas?
“Necesitamos herramientas nuevas, para enfrentar los problemas nuevos que el país está teniendo; nosotros no tenemos nada que ver con la política, nada; pero sí con lo que significa la humanidad y la responsabilidad social de los uno con los otros.
Mencionó que desde que inició con este trabajo, se dio cuenta que podía alcanzar a muchos sectores de la población, por el hecho de que como no tiene sofisticación en el lenguaje, lo cual permite tener acceso a todos los niveles socioeconómicos.
Destacó que cuando descubrió las constelaciones familiares observó que se enseñaba como si fuera la teoría, por lo que se dedicó a trabajar la parte metodológica.
“Debe existir algo profundamente humano que tenga que ver con las memorias: no sólo en el sentido metafísico, no en el sentido mágico, sino en el sentido de comprender que hay memorias que van pasando a través del tiempo y que no tienen fronteras; que las migraciones mueven, que las traen consigo, que las tienen con ellas”.
Compartió que justo estaba leyendo a la escritora Christa Wolf, quien vivió todo el proceso de cambios en Alemania, su patria natal.
“Ella trae la historia de la Alemania nazi en donde nació y creció: luego la Alemania de la República Democrática Alemana de donde continúo su vida y finalmente de la unificación de las dos Alemanias. Entonces ella habla de cómo el sistema represivo hizo que se somatizaran los problemas”, señaló.
Por medio de este ejemplo Raquel alude a que en todas partes del mundo y sobre todo en las familias hay daños que se graban en las memorias impidiendo o bloqueando alguna situación que se repite de generación en generación.
“Entonces trabajar en ello me implicó tener el sueño de meterla a la academia y que no se fuera por el lugar mágico. En 2002 empecé a escribir el programa académico -el primero en el mundo y el único hasta ese momento- y en el 2005 me aprueba la Secretaría de Educación Pública la Filosofía Transgeneracional y después cuatro maestrías más de Psicología Transgeneracional.
“Con la psicología transgeneracional más que cerrar, comprendes, y eso te ayuda a procesar; no es una herramienta para ser feliz, es una herramienta para comprender, y eso permite que puedas sacar adelante tus momentos difíciles”, aseveró.
De las comunidades que ha visitado tanto en México como en el extranjero, Raquel recuerda especialmente lo que vivió en la zona purépecha y en la frontera norte del país.
“Trabajé en la frontera. Estaba en Hermosillo. Me fui a trabajar con ilegales; trabajé con personas donde la familia ya no es el recurso: uno se salió porque el padrastro la violaba, otro se salió porque los papas eran alcohólicos y otros porque eran adictos, en fin, cosas terribles.
“Fue una de las experiencias más fuertes por un lado, pero más edificadoras porque vi que la metodología, cuando tomas en cuenta la fuerza que te puede dar la comunidad, la fuerza que te puede dar lo social, puede ayudar a estas personas que no tenían educación, formación y pudimos trabajar con ellos muy bien, lo supe porque les dije escriban su historia, que no se quede perdida”, relató la directora del Instituto de Estudios Transgeneracionales.
CONSTELACIONES FAMILIARES
Raquel recordó que en a finales de los años 90 conoció el trabajo de Bert Hellinger, el fundador de Constelaciones Familiares y tuvo un acercamiento por medio de internet con algunos de sus colaboradores.
“Allá por el 98 yo había tomado un curso de constelaciones familiares que me parecía bueno, pero que faltaba mucha forma, entonces después de que terminaba mis actividades diarias, yo estaba mandando mails después de las 11 de la noche y todo estaba en alemán, no había una palabra en inglés o en español.
Compartió que en la búsqueda de información por internet conoció a Susy Tucker, quien en ese entonces editó el primer libro de Bert Hellinger en inglés, ya que todo lo que ella había visto estaba en alemán.
“Ella me dijo: recién estoy editando el primer libro de Bert Hellinger en inglés y va a venir una persona a abrir la costa este por primera vez y me invitó a Nueva York. Ahí veo trabajar a Harald Hohnen y le digo, vente a México, trabajemos juntos”, señaló.
Mencionó que Hohnen le entregó el primer texto traducido al español que Hellinger dio en Chile y entonces improvisó un programa para empezar los talleres aquí en México.
“Meses después ya tenía comunicación con Hellinger porque le gustó mi propuesta, y además yo quería sacar las constelaciones del terreno privado para llevarlas al público; y porque yo le había visto alcances relacionados con los derechos humanos.
“Porque nos hace muy responsables los unos con los otros”, destacó Schlosser, quien además es la autora de “Mi zeide es Historia”, un libro para niñas y niños sobre educación con una cultura de paz, con prólogo de Bert Hellinger, en el que a través del testimonio de vida de un sobreviviente de campos de concentración nazis se enseñan los conceptos de discriminación y prejuicio.