
La observación de una obra de arte conlleva inevitablemente a la interpretación y a una reflexión sobre su contenido. Con ello el espectador sin pretenderlo complementa la idea del trabajo del artista en sus diferentes manifestaciones.
Bajo ese precepto se hizo la selección de diversas obras para la exposición colectiva Registro 02, Mirar por Segunda Vez , instalada en la planta alta de Marco en la que participan ocho artistas de los cuales seis son originarios de Monterrey.
Jorge Contreras, curador de esta muestra, explicó que durante el proceso curatorial observó que Mario García Torres, Rubén Gutiérrez, Ramiro Martínez Placencia, Adrián Procel, Oswaldo Ruiz y el colectivo Tercerunquinto formado por Julio César Castro, Gabriel Cázares y Rolando Flores, coincidieron en la importancia que juega el espectador al momento que entra en contacto con su creación.
“El denominador común que yo encontraba en el trabajo de ellos es que todos y sus obras implican una conciencia del proceso de observar una obra de arte. Me refiero a que por eso fue la idea de `Mirar por segunda vez. De alguna manera mirar es pensar y este continuo flujo que es el pensamiento transcurre cuando uno está frente a una obra de arte, como una manera de hacernos conscientes que estamos frente a una pieza.
“Creo que esta consideración por el espectador que está frente a su trabajo es una constante entre ellos. Por ejemplo, las fotografías de Oswaldo o su video con el que empezamos (el recorrido), lo mismo que la pintura Expectación de Adrián Procel, implican o requieren la participación del espectador en la construcción de la obra.
“Ellos consideran que (el espectador) trabajará, observará y hará una interpretación, una decodificación pero también un uso de sus imágenes y de sus obras. Esa conciencia también está en Ramiro y en las obras de Tercerunquinto”, sostuvo Contreras, quien reveló además que le fue difícil decidir el número de obras que cada artista debía presentar en esta muestra colectiva compuesta por videos, dibujos y pinturas.
“En la etapa de la selección apareció la diferencia de 4 piezas de Mario García, así como 3 de Tercerunquinto y 19 de Ramiro Martínez, lo cual es explicable porque al estar visitando la exposición si uno se encuentra con que un video dura unos 8 minutos, otro de 7 y uno más de 10, sólo con tres piezas el visitante estaría ocupando media hora , tiempo que dedicaría únicamente al trabajo de un expositor, cuando todavía le queda por ver la propuesta de otros 6 artistas y eso resultaría agotador”, indicó .
Contreras destacó que tuvo que apegarse a ese criterio aunque lamentó no haber incluido una mayor cantidad de las 50 piezas que integran la muestra , pues entre otras cosas debía mantener la coherencia y el equilibrio entre las producciones de los ocho seleccionados.
MÁS ALLÁ DEL MUSEO
Otro punto de encuentro entre los artistas, es que la mayoría, a excepción de Ramiro Martínez son de una misma generación, en la que comparten una forma vanguardista al desarrollar su arte, pero al mismo tiempo conservan la disciplina académica.
“Se observa en todos la calidad y el profesionalismo con el que tratan su trabajo y también su experiencia como artistas. Es interesante ver cómo los cinco y el colectivo Tercerunquinto están muy comprometidos con su labor, porque por ejemplo, hablando con Ramiro en cuanto a sus dibujos, me comentó que le dedica hasta dos meses a un pequeño dibujo, ya que la técnica que ocupa es muy demandante, pero tiene la fortaleza de invertir todo ese tiempo en una sola pieza; seguramente otro artista sin tanto rigor haría algo más rápido y lo deja.
“Aquí lo que tenemos es que son artistas que están asumiendo su trabajo con verdadero placer, pasión, intensidad y profesionalismo. En el caso de Mario García, que tiene un proyecto, involucra a un director de cine, a un especialista en iluminación, a actores profesionales y viaja hasta Canadá para hacer una investigación titulada `Lo que pasa en Halifax se queda Halifax ´, o sea, están tomando todos con mucha seriedad su trabajo”, enfatizó el curador de Marco.
Cabe mencionar que dentro de Registro 02 el espectador presenciará de una perspectiva diferente una obra del mismo Mario García, que no se encuentra físicamente en el Museo, sino que actualmente navega en el mar dentro de diferentes botellas en espera que alguna persona las rescate y las envíe al Museo de Panamá.
Sobre esta obra en particular, Contreras reafirma que el arte no sólo se concreta a un lienzo o escultura que debe permanecer estático dentro de un museo, sino que también puede ser intangible y evolucionar constantemente.
“Hay mucho arte contemporáneo que no tiene objeto, que no es un objeto físico que colgamos en el muro y lo que hace Mario con este ejercicio creo que es muy interesante, porque lo invitaron a participar en la Bienal de Panamá y decidió participar con la siguiente acción: pintó en bastidores pequeños y después quitó la tela de los bastidores, la enrolló y la metió en las botellas de cristal junto con una carta.
“Esas 25 obras se las entregó a sus amigos para que le ayudaran a tirarlas en distintos puntos en el mar porque estudió que los flujos de las olas regresan-aunque se tardan años- la basura que uno tira, entonces la carta dice en sustancia: Si usted encuentra esta botella con esta obra por favor envíela a la Bienal de Panamá antes de esta fecha. En caso de ser encontrada después de la fecha enviarla a la dirección del artista y pone sus datos”, relató Contreras.
Consideró que este es un claro ejemplo del arte conceptual, porque dentro de las diferentes lecturas e interpretaciones, sigue manteniendo su estatus de obra de arte, pues incluso esta obra ya fue vendida.
“Aquí lo interesante es reflexionar sobre ¿qué fue lo que compró el coleccionista? Creo que la respuesta es que el coleccionista adquirió el concepto, toda la idea, la acción del artista y sobre todo la confianza. La persona que compró esta obra confió en que el artista hizo los dibujos y que algún día que aparezcan, o quizá no le importa eso, lo que le importa es el gesto del artista”, mencionó el especialista.
Otro ejemplo es el trabajo que realizó el colectivo Tercerunquinto sobre un documental en torno a una placa de cemento que en origen se trataba de una escultura minimalista que colocaron en un terreno, en el que posteriormente la gente le dio diferentes usos, lo cual quedó registrado en fotografías y video.
“Llegaron a lugar que es muy árido, en una comunidad sin servicios y ellos llegaron e instalaron una plancha de concreto en un lote valdío, entonces la gente vio que era una escultura, pero también que la podían usar y la aprovecharon para entregar despensas, hacer reuniones y otras actividades. En ese caso la obra no es sólo la placa, sino todo lo que generó alrededor de ella”, manifestó Jorge Contreras.
Finalmente comentó que este tipo de exposiciones muestran que el museo puede funcionar como un laboratorio de pensamiento, de emociones y de observación en relación a nuestra experiencia como espectadores, como artistas y como seres humanos en general.