Como secretario de Gobernación, el ex presidente Miguel Alemán Velasco fue un convencido colaborador de la Alemania Nazi, cuyos espías montaron su base de operaciones para el continente americano en México y, particularmente, Monterrey.
La maquinaria de guerra de Alemania e Italia se movía con combustible nacional, lo cual salvó a la industria mexicana de la quiebra a la que estaba condenada por el bloqueo impuesto por los países liderados por Inglaterra, luego de la expropiación decretada por el presidente Lázaro Cárdenas.
El edificio ubicado en Pino Suárez, entre Carlos Salazar y Arteaga, en el centro de la ciudad, aún conserva la antena de radio con la que los espías se comunicaban con los altos mandos militares alemanes.
En una trama digna de una película de la Guerra Fría, Juan Alberto Cedillo -historiador y periodista- desenreda una serie de documentos y revela el apoyo que prominentes empresarios, políticos y hasta artistas de México y de Monterrey dieron al régimen de Adolfo Hitler.
Un exhaustivo trabajo de investigación (10 años hurgando en archivos desde Washington hasta la Ciudad de México) le valió al historiador y periodista el premio de libro-reportaje entregado por la prestigiada editorial Random-House Mondadori.
Acotado por el tiempo de esa primera edición, Cedillo dejó informes pendientes que después analizó y ahora incluye en el libro Operación Pastorius (La historia del espionaje Nazi desde Monterrey), que se presentó en el marco de la Feria Internacional del Libro de Monterrey y su autor define como “más maduro”.
La presentación estuvo a cargo del periodista Arturo Rodríguez, quien destacó que la obra va más allá del “espíritu conspiranocio” tan propio de los mexicanos y sobre todo de los nuevoleoneses, al respaldar con documentación la trama de su texto.
“Esto pasaría por un guión de cine, donde James Bond, El Santo o Mario Almada se quedan cortos, porque el primero usaba automóviles invisibles, el segundo hablaba por teléfono desde un zapato y el tercero no dejó de ser un policía rural”, explicó Rodríguez, provocando la risa de los presentes.
El reportero de la revista Proceso explicó que Operación Pastorius pone de relieve que los grandes capitales se adaptan a las exigencias políticas de cada régimen, independientemente de las ideologías que tengan los mismos.
“Encontramos a las familias más poderosas de Monterrey y a sus emporios puestas al servicio de una causa (la de los Nazis) que, ahora sabemos, fue genocida”, destacó.
Al respecto, Juan Alberto Cedillo agregó que en los inicios de la Segunda Guerra Mundial el apoyo que tenía el régimen Nazi en México era notorio, pues incluso durante las funciones de cine, cuando se transmitían el Noticiero Continental y se hablaba de un triunfo de los alemanes, el público aplaudía.
Por supuesto, aún no se conocían los crímenes cometidos por Adolfo Hitler, quien junto con Benito Mussolini rescató la industria petrolera del país al ignorar el embargo impuesto por Inglaterra y comprar combustible nacional.
Cuando estaba por terminar su mandato, el presidente Lázaro Cárdenas recorta el suministro de hidrocarburo porque empiezan a tener desacuerdos con las actividades de los alemanes.
“Entonces Hitler decide enviar gente a México para cuidar el abasto y espiar a los Estados Unidos”, explica Cedillo, y agrega que la decisión de usar a nuestro país como centro de operaciones en el continente obedece a que también necesitaban materia prima.
“Los Nazis necesitaban materias primas para la guerra, como el petróleo, y estas materias las tenía Latinoamérica… el grupo de espías eran mexicanos de origen alemán y fascistas italianos y estuvieron dos años operando en México”.
Uno de los productos era el mercurio, que se transportaba en submarinos alemanes que hacían escala en los puertos de Tampico y Tabasco. La producción de acero también era importante pues con él se fabricaban todos los insumos para la batalla, desde un barco hasta una bala, y la Fundidora Monterrey era una empresa estratégica.
Tanto así que en la reunión que sostuvieron en Monterrey los presidentes de México, Manuel Ávila Camacho, y de Estados Unidos, Teodoro Roosevelt, el traductor enviado por la presidencia de la República era un hombre que hablaba inglés, español, alemán… y era simpatizante de la Alemania Nazi.
Actores de la talla de Errol Flynt, actrices emulando a la Mata Hari que se hicieron amantes de prominentes políticos y funcionarios mexicanos, sacerdotes y hombres de negocios nuevoleoneses también conformaron este grupo de apoyo a Adolfo Hitler.
¿CÓMO SE PUBLICA UN LIBRO DE PERIODISMO?
Para Juan Alberto Cedillo no fue nada fácil llegar a esa mesa para hablar de su libro Operación Pastorius. El aspecto económico, el logístico y hasta el acceso a la información hicieron sudar al historiador y periodista.
“En realidad fue muy difícil porque estas cosas no se pueden hacer sin cierto apoyo. Para los periodistas que somos corresponsales y con sueldos muy limitados es complejo porque no son temas que se encuentren en un solo lugar.
“Entonces yo tenía que estar viajando a la ciudad de México y cumplir con El Universal y la agencia EFE (como corresponsal en Monterrey) en medio de la guerra del narco. A veces tenía que dejar tirado todo por una balacera o lo que sea”, comentó el escritor.
Lo que más le ayudó a Cedillo a la investigación es que en México se comenzaron a digitalizar los archivos que antes estaban solamente en papel.
“Antes ibas al Archivo General de la Nación y te decían, por ejemplo, ‘aquí están las cajas con los archivos de los años 40’ y pues búscale y se la pasa uno años buscando un documento en particular.
“Ahora acaban de meter un sistema donde tecleas en la computadora, por ejemplo, ‘nazis’, y salen todos los documentos relativos. Lo que antes hacía en años ahora lo pude hacer en semanas”, cuenta el periodista.
Recuerda que la elaboración del libro fue una carrera de resistencia, “me iba en camioncito a la ciudad de México, pasaba una semana en un hostal de 450 pesos por semana en la colonia Roma y de ahí iba al Archivo General de la Nación, a los archivos de la Secretaría de la Defensa Nacional, la de Relaciones Exteriores y a meter solicitudes de acceso a la información.
“Tuve la suerte de estar en Washington casi un año, cuando se desclasifican los documentos… son temas difíciles por tener que viajar y salir, lo que me súper ayudó fue que en la red empieza a haber documentos desclasificados. Por ejemplo, te metes a la pagina del FBI y te metes a la página FOIA y hay documentos desclasificados en línea”, explicó.
Sobre posibles complicaciones debido a los personajes que menciona, Juan Alberto Cedillo comentó que esperaba una reacción violenta de la familia de Miguel Alemán, pues su libro señala que durante su etapa como secretario de Gobernación, fue el principal encubridor de todas las operaciones nazis “pero, aparentemente, el hijo del ex presidente lo ha tomado con filosofía”.