Si se tomara en cuenta el sentir de la feligresía católica en la Arquidiócesis de Monterrey, el actual Obispo de Piedras Niegas, Monseñor Alonso Gerardo Garza Treviño, seguramente sería el candidato idóneo para suceder al Cardenal Francisco Robles Ortega, removido a Guadalajara en sustitución del Cardenal Juan Sandoval Íñiguez, desde el pasado mes de febrero.
Muchos aplaudirían tan honrosa distinción que se haría extensiva, en consecuencia, al Seminario de Monterrey de donde es egresado el famoso “Padre Loncho”, como otros obispos que ha dado al país esta Arquidiócesis.
Y es que Garza Treviño, un día párroco en la Iglesia del Rosario en la colonia Roma, supo robarse los corazones de la gente y sembró semillas de bondad por todas partes, al grado de que la presentadora de televisión local, María Julia Lafuente, se ha convertido en su mejor promotora para tan elevado cargo en la jerarquía eclesiástica, encontrando tremendo eco en su propuesta.
Pero la elección de los prelados de la Iglesia Católica se realiza mediante consulta secreta entre los mismos dignatarios que hacen llegar su opinión al representante del Papa en México, Christopher Pierre para, a su vez, llevarla al Vaticano y obtener la aprobación del Papa Benedicto XVI, sin que por eso se deje de tomar en cuenta soterradamente algunos puntos de vista de grupos apostólicos pertenecientes a la sede vacante.
Por eso el nombre del popular “Padre Loncho” se empezó a escuchar con fuerza hace meses para ser designado Arzobispo de Monterrey, aunque no se sabe que haya sido en la terna que, suponen algunos, encabeza Aguiar Retes y en la que también figura otro ex alumno del seminario regiomontano como Garza Treviño, es decir Monseñor Alfonso Cortés, hoy Obispo de Cuernavaca, a donde llegó después de fungir como Obispo Auxiliar de Monterrey y antes como Rector del Seminario Mexicano en Roma.
Esta circunstancia hace evocar cómo, desde tiempos inmemoriales, Monterrey se ha convertido en semillero de Obispos católicos, pues uno de los primeros fue Monseñor Fortino Gómez, quien ejerció su ministerio en Oaxaca.
Don Juvencio González, muchos años Rector del Seminario de Monterrey, fue promovido en la década de 1990 Obispo de Ciudad Valles, y sucesivamente otros ex alumnos de esta institución educativa “dieron el brinco” a tan alta investidura de la jerarquía católica: Guadalupe Galván, Obispo de Torreón; Miguel Ángel Alba Díaz, Obispo de Baja Califorina Sur; Eduardo Patiño, de Córdoba, Veracruz.
Ruy Rendón, actual Obispo de Matamoros; Gustavo Rodríguez Vega, de Nuevo Laredo, y Roberto Domínguez salió de la arquidicócesis regiomontana al obispado de Tlapa, Guerrero, aunque es egresado de los Misioneros de Guadalupe.
Otro eminente regiomontano, vecino de la colonia Independencia, egresado del Seminario de Monterrey, es Monseñor Jorge Alberto Cavazos, nombrado originalmente Obispo Auxiliar de Monterrey y hoy administrador apostólico, en espera del nombramiento del nuevo Arzobispo que, sin lugar a dudas, sería consagrado algún día cardenal de la Iglesia Católica de acuerdo con la tradición de la sede, por su cobertura e importancia.
De acuerdo con las expectativas de los sacerdotes de Monterrey, el calendario señala que de un día a otro se despejará la incógnita del elegido que hoy, en analogía directa con la política mexicana, es conocido igualmente como el “tapado” y cuyo nombre saldrá a relucir a más tardar a principios de agosto. La moneda está en el aire…