Gonzalo Lizardo invirtió casi 8 años de su vida para escribir la novela “Memorias de un Basilisco” sobre el poeta, rebelde y pirata irlandés Guillén Lombardo, quien trascendió a la historia por conspirar en contra del Virrey de la Nueva España y denunciar los abusos de las autoridades civiles y eclesiásticas.
Su aventura con el también conocido como William Lamport, Guillermo Lamporte, Lombardo de Guzmán, Guillén de Lampart, alias Zorro, Azucena o Basilisco, fue tan intensa que el resultado fue de un libro de 640 páginas.
“Desde la manera que llegué al personaje fue a través de una serie de epifanías, de azares que se me hacían sospechosas como para ser casualidad, pero la principal de todas fue haber descubierto un personaje que estaba en la prisión del Siglo XVII, que era un héroe digno de ser novelado a pesar de haber fracasado en sus intentos, a pesar de acabar abandonado por todos, y a pesar de que tuvo un fin trágico.
“Lo que pasa es que también me llegó otra revelación, que fue el darme cuenta que también en nuestra época los personajes trágicos son mucho más seductores para nosotros que los personajes éticos o los personajes triunfadores, porque el hecho de que haya sido encarcelado injustamente lo hace ver como un perdedor, pero pienso que eso indica la grandeza del personaje”, señaló Lizardo previamente a la presentación de este libro en la UANLeer, el pasado viernes 13 de marzo.
Señaló que como solía ocurrir entonces, los vasallos del Imperio Español siempre estaban en la incertidumbre porque cualquiera los podía delatar
“Es curioso Guillén pensaba que nunca lo iban a juzgar, ni a delatar, porque él tenía una fe intachable, él nunca anduvo diciendo cosas que pudieran ser tomadas como heréticas, de hecho el se consideraba un combatiente contra la herejía.
“Lo que pasa es que a pesar de eso es delatado y a pesar de eso es condenado como hereje y es cuando Lombardo cuestiona la justicia de la Inquisición, porque hagas lo que hagas y pienses lo que pienses, para la Inquisición siempre eres culpable”, afirmó.
Consideró que del Siglo XVII hasta la actualidad no hay mucha diferencia en cuanto a justicia se refiere, porque hay muchos inocentes que se encuentran en prisión y en cambio los verdaderos culpables están en libertad.
“Yo pienso que vivimos en una época en que la justicia muchas veces opera así, nuestra justicia no ha avanzado mucho con respecto a eso, por ejemplo se basa en la confesión y la confesión es obtenida por medios totalmente inhumanos.
“Y en ese sentido creo que Guillén nos da una lección: él cuestionó un sistema de justicia que nosotros también podríamos cuestionar y esa es su valiosa aportación, y por otro lado, creo que es importante al menos aquí en la Nueva España, él crea la figura del intelectual disidente, que se da cuenta que algo anda mal y no tiene miedo de decirlo y de denunciarlo, a diferencia de los poetas del siglo del oro que eran aduladores del poder”, apuntó el escritor miembro del Sistema Nacional de Investigadores de México.
En “Memorias de un Basilisco” el autor expone entre otras cosas la corrupción en la Santa Inquisición, ya que la mayoría de las veces acusaban a a hombres inocentes de herejes para enjuiciarlos y después mandarlos a la hoguera.
“La Inquisición estaba corrupta para empezar porque el Rey no les daba subsidio y si querían operar necesitaban dinero, y si necesitaban dinero lo que hacían era inventar herejes, meterlos presos y quitarles su dinero”, destacó.
Indicó que si alguien quería obtener un cargo de la Inquisición, bastaba con que esa persona comprara el cargo y entonces Guillén decía que era pecado de simonia porque la Iglesia no debía de vender sus gracias.
LA PRISIÓN DEL SIGLO XVII
“Aunque las inundaciones del 1629 afectaron sus cimientos, las celdas no fueron reparadas sino en 1642, cuando el gran número de presos judíos y portugueses obligó a reforzar las paredes -tan delgadas que permitían la libre comunicación entre reos- y a construir mazmorras nuevas bajo el nivel de la calle de la Encarnación. Esta reforma permitió añadir una galería, adjunta a la Sala de Audiencias, destinada a contener los archivos del Tribunal, que se habían multiplicado por el gran número de arrestos, pero que nadie había ordenado en casi diez años”, señala en “Ese garrote que todo lo aplasta”, uno de los capítulos de la novela.
Para poder reunir toda la información relacionada con la época, Gonzalo Lizardo tuvo que recurrir a bibliografía especializada en la vida del personaje irlandés; mucha información la obtuvo del Archivo General de la Nación, y también consultó en la Biblioteca Cervantina del Tecnológico de Monterrey.
En su investigación encontró interesantes datos con los que pudo “aderezar” su novela y tomarse algunas licencias, como en la parte en la que narra la situación en la cárcel y cómo se las ingeniaron los presos para comunicarse, pues en la realidad ellos le daban un golpe por letra del abecedario: para la a era un golpe, para la b dos golpes y así sucesivamente.
“Es un detallé que descubrí, sólo que había un problema, pues según los testimonios de la cárcel, un golpe significaba la a e iba aumentando uno por uno, de tal manera que la z eran 21 golpes, pero a los 21 golpes ya perdiste la cuenta.
“Entonces, lo que sí me inventé es que Guillén usaba el sistema de dos golpes como es la clave Morse, que es un golpe grave y un golpe agudo y ya con eso se comunicaban. Y otra cosa que me pareció fantástica de eso de las ratas, es que en la historia de las cárceles de todo el mundo , los prisioneros adiestran ratas como mascotas y ese tipo de detalles me hace pensar que el preso es un hombre al que le quitan los derechos pero no le quitan la libertad de pensamiento”, apuntó.
Dijo que lo fascinante de este personaje es que hizo muchas cosas y puede ser visto como un anti héroe porque fue pirata, conspirador, rebelde y poeta, además se dedicó al estudio y la ciencia en una época oscura en la que el saber estaba prohibido.
“Yo creo que Guillén es el anti héroe perfecto, porque tiene defectos y el más notorio es el de la ira y otro es que no tenía prejuicio higiénico, así como el que fue un pirata, y eso lo que hace muy humano. Incluso dicen que el personaje de El Zorro, está inspirado en Guillén Lombardo”, dijo Gonzalo Lizardo.