
En medio de un fraccionamiento de casas de interés social, en la periferia de la ciudad de Chihuahua, se vislumbra una construcción color rosa de finales del siglo XIX que se levanta en un terreno sin pavimentar. Se trata de la Quinta Carolina, convertida en Centro Cultural desde septiembre de 2016.
Esta hacienda perteneció a Luis Terrazas, terrateniente, ganadero y político de Chihuahua, quien compró esta propiedad a las hijas de Don Ángel Trías para regalársela a su esposa Carolina Cuilty, de ahí su nombre.
Los pasados 19, 20 y 21 de junio, la Quinta Carolina fue la sede del Primer Coloquio de Periodismo Cultural 2.0, al que asistieron periodistas de Tamaulipas, Nuevo León, Coahuila, Durango y Chihuahua, para compartir experiencias, aportar e intercambiar ideas tanto sobre los privilegios como los bemoles de esta profesión.
Abril Rubio Hernández, directora de este espacio, refirió que desde el 2007 se iniciaron formalmente las labores de restauración del inmueble, que había sufrido daños por abandono y vandalismo.
“Me tocó trabajar desde la etapa de conservación en los planos desde el 2007, pero esto fue un trabajo que ya tenía mucho tiempo que empezó a realizarse”, señaló Rubio Hernández.
Los terrenos de la Quinta Carolina fueron adquiridos en 1898 por José Luis Gonzaga Jesús Daniel Terrazas Fuentes, conocido como Luis Terrazas, y formaban parte de la “Labor de Trías” que compró a su esposa Carolina Cuilty como regalo por el Día de las Carolinas.
En la época de su máximo esplendor esta hacienda era muy próspera y daba trabajo a mucha gente, según relató la directora de este patrimonio histórico de Chihuahua.
“Una hacienda es una actividad productiva; era una persona encargada de la Hacienda y de ahí había un rango de gente que vivía en torno a esta actividad.
“En la Hacienda se llevaban procesos de ganadería, de cultivo y sobre todo dentro de este periodo se exportaba a Estados Unidos y al Centro de México. Chihuahua era un estado muy fuerte en cuanto a la producción ganadera” destacó.
Mencionó que los trabajadores de una hacienda gozaban de varios beneficios como una escuela, tenían actividades religiosas, pero sobre todo contaban con protección. “Sí tenían mucho trabajo, pero con beneficios”, apuntó.
UNA MINI CIUDAD
Abril Rubio expresó que la inauguración de la Quinta Carolina fue todo un acontecimiento para la sociedad chihuahuense de la época, ya que se organizó un gran festejo para presumir la casa de campo de la familia Terrazas.
“Era una mini ciudad fuera de la ciudad de Chihuahua, con alrededor de 300 habitantes, ya que para llegar a este punto era muy difícil y de hecho su inauguración fue un evento muy importante en la ciudad y hubo una gran fiesta”, explicó.
Otra particularidad de este lugar es que Luis Terrazas mandó el tranvía -que era eléctrico- hasta la zona donde se encuentra la hacienda, para que los habitantes se movieran con facilidad de la capital de Chihuahua a la zona, además de aprovechar la red para iluminar la casa.
“Era la única construcción acá en el norte que tenía iluminación, pero cosa extraña: tenía electricidad, pero no contaba con drenaje, ni tubería de agua, por lo que los residentes se bañaban a cántaros y recurrían a las bacinicas para sus necesidades básicas”, relató.
BELLEZA ARQUITECTÓNICA
La ex hacienda y ahora centro cultural es un complejo arquitectónico compuesto de varias construcciones que se encuentran dentro de la propiedad.
“Este edificio en el que estamos ahorita, formaba parte de muchas construcciones, aquí enseguida tenemos la casa del administrador, la capilla, la cochera, el establo, la caballeriza, pero eran más de 300 hectáreas (las) que formaban parte de la hacienda.
“Entre estas estaba el boliche – fue el primer boliche en el norte de México- pero también tenían un lago privado al acceso de la casa, estaba el granero, las tiendas de cultivo; era una actividad muy grande económicamente hablando”, señaló Rubio Hernández.
Actualmente la Quinta Carolina es un lugar de reposo para las ideas, un refugio para el arte y la cultura.