
Matilde Montoya fue la primera mujer en México que recibió el título de médica en 1887, un importante logro que no fue bien visto por la sociedad de aquella época, porque en vez de ser admirada, sus colegas la rechazaban y las mujeres la atacaban.
Pero por haber vencido los obstáculos que se le presentaron, y abrir el camino a las nuevas generaciones de mujeres en el campo de la medicina, Carlos Pascual eligió a esta extraordinaria mujer, para narrar su historia en su más reciente novela titulada “Matilde”.
El escritor afirmó que es fundamental retomar a Matilde Montoya en esta época, porque prácticamente nadie sabe de ella, quien desde niña demostró que tenía una inteligencia superior, pues desde muy pequeña aprendió a leer y a los 10 años ya hablaba francés y griego; y se graduó como obstetra a los 15 años.
“Es increíble que en las clases de historia no nos den a conocer estas figuras tan relevantes. La historia en México te la dan a conocer a través de los próceres, los libertadores, los mártires, y no nos dan a conocer figuras como la de Matilde Montoya.
“Conocer a una gran mujer de nuestra historia, que, sin duda alguna, con tanto movimiento feminista, dar a conocer la historia la lucha, la epopeya de una mujer extraordinaria de una voluntad enorme, que logró lo que nadie se imaginaba en un año tan temprano como 1887, cuando ella se titula como médica cirujana partera”, manifestó.
Destacó que la mamá de Matilde jugó un papel muy importante para que su hija lograra estudiar medicina y para luego ejercer como la primera mujer médica en México.
“La figura de Matilde no se entiende sin la figura de la madre, doña Soledad Lafragua, quien fue una mujer -igual que Matilde- muy adelantada a su tiempo, completamente convencida de la importancia de que la mujer se insertara en el mundo académico y profesional.
“Ella misma, quiso haber sido médica ser seguramente, Soledad fue enfermera, y de ahí le debe haber surgido la inquietud de lograr la carrera de médica, pero finalmente se vio atrapada en la convención del marido, de los hijos y de un marido”.
El historiador indicó que Soledad encontró en Matilde, una tierra más que fértil para sus inquietudes; y por su parte Matilde se convirtió en una apasionada del estudio, amén de que era sumamente inteligente.
“Yo la puedo comparar en su momento, en sus circunstancias, en su área de conocimiento con una Sor Juana Inés de la Cruz, ya que desde muy chicas ambas demostraron tener una inteligencia superior, un amor por el conocimiento, un amor por los libros enorme”, aseveró.
El también autor de “La Insurgenta” consideró que eran mujeres muy adelantadas a su época, pero se tuvieron que enfrentar y separar del mundo, porque Sor Juana se encerró en el Claustro y Matilde, quien tampoco se encerró en la Academia y se concentró en sus investigaciones científicas.
“Olvida su miedo de niña y su rostro se transforma en el signo de la determinación. Acerca el cuchillo al cordón umbilical y con una decisión que no admite duda alguna, Matilde Montoya, la primera mujer en México y aun en buena parte de Europa en ser aceptada como estudiante de medicina en una Escuela Nacional, en esa noche de 1883, hiende el bisturí con un corte certero y preciso que abra camino del dorso hasta la ingle del casare que la ha estado aguardando en la mesa de abducción.
“Y sabe Matilde que al hacerlo, no solo encontrará en su interior músculos, tendones y sangre seca, arterias, venas, nervios, grasa cartílagos y huesos; sabe Matilde que en el interior de ese cuerpo, se encuentra antes que nada el Conocimiento, su Dios único y verdadero, la fuente primigenia de su voluntad, el fin de sus desvelos, el origen de todas sus desdichas y de su olvidada gloria”, escribe Pascual en su novela.
EL TRIUNFO DE MATILDE
Para Carlos Pascual, el mayor logro de Matilde Montoya fue haber enfrentado a la sociedad mexicana de finales del siglo 19, pues su mérito fue superar las críticas, las burlas y el rechazo de sus colegas, así como la condena de las mujeres.
“Aquí lo interesante, no es hablar de Matilde Montoya como una mujer que se enfrentó al machismo, eso es reducir mucho su lucha, su importancia; inclusive que se haya enfrentado al patriarcado.
“Matilde es muy fuerte, muy poderosa y muy grande, porque se enfrentó a toda la sociedad, a todo un sistema social, no solamente al patriarcado, y este sistema social sí sustentado en el patriarcado, pero entendido como un sistema social que sostienen tanto hombres, como mujeres”, destacó.
Sin embargo, Matilde recibió el apoyo de hombres, entre ellos el presidente Porfirio Díaz, pero también de Gabino Barrera, Justo Sierra, así como del doctor Francisco Ortega, director de la Escuela Nacional de Medicina quien aceptó su solicitud de inscripción en 1882.
“Ellos pudieron haber dicho que no, pero creyeron en ella con mucho entusiasmo y fue una lucha de todo un grupo. Inclusive cuando Matilde estudió aquí en México hubo un grupo de alumnos y de médicos que fueron conocidos en su época como `los montoyos´, quienes la apoyaron y defendieron”, añadió el también periodista y dramaturgo.
Pascual tomó la decisión de escribir una novela sobre Matilde Montoya porque la vida de ella fue prácticamente una novela.
“La vida de Matilde, independientemente de todas esas cuestiones sociológicas e históricas, ya es una gran novela y la historia está ahí para ser contada. Matilde fue una mujer que padeció muchas privaciones para poder estudiar; su padre murió cuando ella era muy joven y su abuela se volvió loca.
“La madre la presionaba a veces con dulzura, a veces con dureza; se fueron a Cuernavaca y luego huyeron a Puebla donde les fue peor; les quemaron su casa y tuvieron que irse a Veracruz, pero ahí había fiebre amarilla. Vamos, es una gran épica la de Matilde Montoya, y como historia resulta emocionante, enternecedora y muy edificante”, recalcó.
El legado de Matilde Montoya es vasto: creó la Sociedad Filantrópica en 1890 en la que había un taller de costura para mujeres obreras; fue presidenta de la Sociedad Mexicana de Costureras “Sor Juana Inés de la Cruz” en el periodo 1898-1899 y posteriormente en 1925 fundó con Aurora Uribe la Asociación de Médicas Mexicanas.
Carlos Pascual lamentó que debido a que la historia de México está concentrada en ciertos personajes, él conoció a Matilde Montoya hasta hace relativamente poco tiempo.
“A mí me interesaría mucho que la historia de Matilde Montoya estuviera dentro de los planes de la Secretaría de Educación; es increíble que yo me haya enterado de la existencia de esta mujer a los 50 años de edad.
“Soy un hombre que me considero ilustrado, estudio la historia de México, no es posible que yo no conociera a Matilde Montoya, porque la historia de nuestro país, te la enseñan a través del que fue fusilado, del que fue traicionado; es una historia muy sangrienta, pero también hay una parte de la historia que es muy luminosa en la que tenemos a una mujer como Matilde, que debe estar en los libros de texto de primaria”, puntualizó.