Ciudad del Vaticano, (Notimex).- Juan Pablo II será beato en tiempo récord, ya que el proceso conducido por El Vaticano para su elevación a los altares, el próximo 1 de mayo, fue de los más cortos en la historia moderna de la Iglesia Católica.
Este día el Papa Benedicto XVI firmó el decreto con el cual reconoció un “milagro” cumplido por la intercesión de Karol Wojtyla, el último requisito necesario para la beatificación que tendrá lugar seis años y 30 días después de su fallecimiento.
“El proceso tuvo dos facilitaciones: la dispensa de los cinco años y el canal preferencial, lo que quiere decir que su caso no se analizó con todos los demás (aspirantes a santos) sino que fue estudiado con mayor rapidez y sin retardos”, explicó el vocero del Vaticano, Federico Lombardi.
“Es importante insistir –agregó- que todos los restantes pasos fueron cumplidos, sin ahorros ni facilidades. Es claro que su proceso se llevó a cabo en tiempos extremadamente rápidos”.
El camino a los altares del “Papa peregrino” comenzó el 2 de abril de 2005 con su fallecimiento y, sobre todo, unos días después durante sus exequias en la Plaza de San Pedro. En esa ocasión la multitud alzó el grito “¡Santo súbito!” (¡santo ya!).
El mismo cántico persiguió las primeras actividades públicas de su sucesor, Benedicto XVI, quien decidió anunciar la “dispensa pontificia” a los cinco años de espera tras la muerte del candidato exigidos por el derecho canónico a todos los procesos de beatificación.
Así el 28 de junio de ese año (menos de tres meses después del fallecimiento) se inició la investigación principal en la diócesis de Roma sobre la vida, virtudes y fama de santidad de Karol Wojtyla.
Esa etapa se extendió hasta el 2 de abril de 2007 e incluyó diversas pesquisas en Polonia. La validez jurídica de los procesos fue reconocida por la Congregación para las Causas de los Santos con un decreto del 7 de mayo de 2007.
Inmediatamente después el postulador (abogado defensor) de la causa, Slawomir Oder, trabajó en la redacción de la “positio”, un documento de más de dos mil páginas que resumió los testimonios y las pruebas de la santidad del candidato.
Una comisión de nueve consultores teólogos del Vaticano analizó dicho escrito en junio de 2009 y dio su visto bueno a la “heroicidad de las virtudes” del entonces siervo de Dios. En el noviembre sucesivo un grupo de obispos y cardenales también dio su parecer positivo.
De esa manera el expediente fue turnado al Papa Benedicto XVI quien el 19 de diciembre de ese año aprobó las “virtudes heroicas”, elevando automáticamente a Juan Pablo II al rango de “venerable”.
Durante 2010 la Sede Apostólica se dedicó a examinar la curación del mal de Parkinson de la monja francesa Marie Simon Pierre Normand, actualmente de 50 años y parte del Instituto de las Pequeñas Hermanas de la Maternidad Católica.
“Las copiosas actas de la investigación canónica, regularmente instruida, unidas a las detalladas pericias médico-legales, fueron sometidas a estudio científico de la Consulta Médica del dicasterio de las Causas de los Santos el 21 de octubre de 2010”, precisó una nota vaticana.
“Los peritos, tras haber estudiado con el habitual escrúpulo los testimonios procesales y la entera documentación, se expresaron en favor de lo inexplicable de la curación desde el punto de vista científico”, agregó.
El 14 de diciembre de 2010 los teólogos dieron su parecer positivo y el 11 de enero de 2011 hicieron lo propio la comisión de cardenales y obispos. Benedicto XVI cerró el itinerario del proceso aprobando este día el milagro y beatificación.
Juan Pablo II superó por un mes otra beatificación en poco tiempo, la de la Madre Teresa de Calcuta, que tuvo lugar seis años y dos meses después de su muerte.
Monja curada de Parkinson,
clave en la beatificación
La curación instantánea, duradera e inexplicable de la monja francesa Marie Simon Pierre, que padecía el mal de Parkinson, considerado por la Iglesia como un milagro, abrió el camino a los altares de Juan Pablo II como beato.
Este viernes, el Papa Benedicto XVI firmó el decreto con el cual se reconoce que ese episodio prodigioso y divino, para los católicos, Dios lo concedió como una gracia a través de Karol Wojtyla para demostrar al mundo que puede ser un modelo a venerar.
“La enfermedad fue diagnosticada en 2001 por el médico personal y también de otros especialistas. La religiosa recibió los tratamientos respectivos, que más que sanarla, atenuaban en parte los dolores”, explicó el cardenal Angelo Amato en declaraciones a Radio Vaticana.
El prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos de la Sede Apostólica abundó que a la muerte del pontífice polaco, el 2 de abril de 2005, Simon Pierre y sus hermanas de congregación comenzaron a invocar a Juan Pablo II para la curación.
“El 2 de junio, cansada y oprimida por los dolores, la religiosa manifestó a la superiora la intención de ser exonerada de sus empeños profesionales, pero la superiora la invitó a confiar en la intercesión de Juan Pablo II”, sostuvo el purpurado.
“Retirándose la monja pasó una noche tranquila. Cuando despertó se sintió curada. Desaparecieron los dolores y no sintió ninguna rigidez en las articulaciones. Fue el 3 de junio de 2005, fiesta del Sagrado Corazón de Jesús”, agregó.
La mujer, de 50 años, enfermera de profesión y parte del Instituto de las Pequeñas Hermanas de la Maternidad Católica, ha mantenido siempre un bajo perfil.
Su caso fue analizado durante varios meses por un buró de médicos externos al Vaticano, que el 21 de octubre de 2010 decretó que se trató de una curación que no puede ser explicada desde el punto de vista científico-médico.
El 14 de diciembre de 2010, un grupo de teólogos dio su parecer positivo y el 11 de enero de 2011 hicieron lo propio la comisión de cardenales y obispos. Benedicto XVI cerró el itinerario del proceso aprobando este viernes el milagro y beatificación.