
Para muchos la historia puede ser aburrida y tediosa, pero no lo es para Juan Miguel Zunzunegui, quien no sólo la concibe como una musa por excelencia, sino que la disfruta y la comparte. En “La tiranía de las ideas”, su más reciente libro, el autor desea transmitir a los lectores que la historia es sólo un pretexto para liberarnos de estructuras que ya no necesitamos ni como mexicanos, ni como seres humanos.
“La historia puede ser una herramienta ideológica para someter a los individuos a la dictadura del pasado y a la prisión de la identidad, a la tiranía de las tradiciones vacías, para condenarlo a la eterna repetición de lo mismo… O puede ser una puerta a la liberación, para utilizar el pasado con fin de liberarnos del pasado.
“Para ver cómo se han formado todas las estructura metales que nos limitan, y entonces liberarnos de la dimensión del tiempo y vivir en la eternidad”, señala Zunzunegui en las primeras páginas del “La tiranía de las ideas”, que fue presentado en la pasada XXIV edición de la Feria Internacional del Libro de Monterrey.
En esta última entrega, el autor descarta que sea una continuación de la anterior, pues en “Los mitos que nos dieron traumas” se vale de un psicoanalista para exponer los traumas que tenemos los mexicanos, y en “La tiranía de las ideas” hace un recorrido al pasado para contemplarlo y aprender de él y enfatiza sobre las diferencias que existen entre México y Estados Unidos.
“Por un lado sí se podría que decir que sí porque era la idea original, porque a mí me quedaron pendientes por decir en los ‘Mitos que nos dieron traumas’ y sobre todo porque el último capitulito de ese libro lo dedicaba a Estados Unidos y me parecía que había mucho tema por ampliar.
“Pero no, porque de entrada ‘La tiranía de las ideas’ parece que un libro de historia, pero no; es un libro de meditación, es un libro de misticismo, es un libro de felicidad, es un libro para liberarte de las estructuras, y la historia acaba siendo un pretexto”.
Siendo autocrítico, Juan Miguel Zunzunegui compara a estos dos libros: dice que “Los mitos que nos dieron traumas” es muy ameno y divertido pero a la vez agresivo, mientras que en “La tiranía de las ideas”, el libro es muy compasivo y amoroso que invita a una reflexión.
Para ilustrar este concepto Juan Miguel se valió de dos personajes llamados Juanito y Johncito, quienes representan a dos ángeles enviados a México y a Estados Unidos respectivamente, para que sin prejuicios tomaran las experiencias del país en el que les tocó aterrizar.
“Juanito y Johncito fueron mexicano y gringo. Dos seres iguales a los que les programaron en su mente las diferencias. La tarea más importante de todo Juanito y de todo Johncito sería eliminar esa programación, quitar capa por capa esa serie de falsas estructuras, todo producto sociocultural.
“Nosotros no dependemos de nada para ser nosotros. Si quitamos la religión seguimos siendo nosotros; si quitamos la ideología, también. Podemos seguir quitando capas: la identidad, las ideas, las convicciones políticas, los discursos moralistas, los miedos, los prejuicios, los anhelos y las esperanzas -porque hasta esos son programados por la sociedad-, las cosmovisiones aprendidas y, desde luego, las historias que nos contamos de nosotros mismos”, plantea el autor en “La tiranía de las ideas”.
LIBRO PERSONAL
Juan Miguel Zunzunegui se aisló un poco de la rutina urbana para irse a vivir por un tiempo a una cabaña cerca de la playa, y durante ese retiro espiritual nació “La tiranía de las ideas”, y por ello lo considera un libro muy entrañable.
“Este libro es derivado de mi propia introspección, y sí me retire a una cabañita en la playa muy solitaria donde me podía dedicar todos los días desde que salía el sol a meditar y ahí me podía quedar durante horas. Eso es de un tiempo para acá, porque cuando escribí ‘Los mitos que nos dieron traumas’ no hacía nada de meditación, y el libro no es nada meditativo.
“Entonces creo que es un libro muy personal, porque por un lado está toda la parte histórica que me parece que está muy bien lograda, pero también están los capítulos en donde salen estos angelitos Juanito y Johncito en donde trasmito mi experiencia meditativa a la gente”.
Comentó que practicar regularmente la meditación le dejó algo muy claro: que el pasado no existe, el pasado no tiene respuestas cuando la historia trata precisamente de mirar al pasado.
“Creo que encontré una forma distinta de abordar la historia. Es decir, estudiar el pasado para liberarte del pasado; y en este caso echarte un clavado en miles de años historia, para entender que todas las estructuras religiosas, económicas, sociales, políticas y culturales que están en nuestra mente, son derivados de la historia, de la suerte de lo que te haya tocado y que la historia te puede servir justamente para liberarte de las estructuras”, aseveró el especialista en filosofía, geopolítica y religiones.
“A ustedes les gusta la historia, no lo saben pero les gusta, sólo se las tienen que contar bien. En general, nos hacen cronologías: nos cuentan en esta fecha este personaje dijo tal cosa. Eso es aburrido y no sirve de nada y mientras la historia tenga un tinte dogmático, nacionalista y religioso no sirve de nada”, argumentó.
Finalmente señaló que con este libro no quiso llevar un orden cronológico, sino contar diversos pasajes al mismo tiempo, justo para comprobar que no importa el siglo que se esté narrando, en todos – a decir del historiador -ha pasado lo mismo.
“Llevamos 6 mil años de civilización humana sin aprender del pasado, porque no los cuentan siempre con sesgo, y yo traté de contar una historia sin sesgo”, concluyó Juan Miguel Zunzunegui.
:: Zunzunegui es demasiado autocrítico, pero así le gusta trabajar.