
Tal vez mucha gente no sepa quién es Joaquín Cosío, pero casi todo México conoce a “El Cochiloco”, el personaje creado por el director Luis Estrada para la película El Infierno.
“ ‘El Cochiloco’ fue escrito especialmente para mí”, señaló el actor de 48 años que también ha participado en las cintas Matando Cabos ( 2004) Un Mundo Maravilloso (2007) Arráncame la Vida (2008),Backyard ( 2009) Rudo y Cursi (2009), Salvando al Soldado Pérez (2011), entre otras.
Pero fue con El Infierno que Joaquín Cosío llega al “paraíso” de la fama. A principios del mes de mayo obtuvo el Ariel por mejor coactuación masculina gracias al “Cochiloco” y con ello vino también la popularidad, el acoso de los admiradores por una foto o autógrafo y más contratos para trabajar en teatro, cine o televisión.
Cosío nació en Tépic, Nayarit, pero desde temprana edad se fue con su familia a Ciudad Juárez, Chihuahua. Ahí estudió Ciencias de la Comunicación y además participaba en forma amateur en puestas en escena en la década de los 80. En un tiempo se desempeñó como locutor en una radio de esa ciudad fronteriza.
Posteriormente en el 2000 se mudó al Distrito Federal en busca de mejores oportunidades dentro del ámbito artístico capitalino. No pasó mucho tiempo para que le llamaran directores como Luis de Tavira para participar en Felipe Ángeles, David Olguín lo incluyó para su elenco de obras como Tatuaje, El Nido y El Atentado.
En El Atentado de Jorge Ibargüengoitia, Cosío recuerda cómo fue su transición de actor de provincia a actor de la capital, pues en este montaje dijo haber tenido algunas dificultades “técnicas”, pero con el apoyo del resto de sus compañeros las superó fácilmente.
“Los actores del interior de la República, en la mayoría de los casos tenemos una formación bastante escasa, o en el peor de los casos una formación nula, es decir, en el estricto sentido de una escuela.
“En mi caso soy un actor totalmente formado a partir de mi experiencia sobre el escenario y cuando me fui a la ciudad de México a trabajar de manera profesional, me llamaron para un montaje de tipo histórico (El Atentado), pero que a la vez es comedia musical y fue ahí cuando tuve algunos problemas.
“Y es que aún cuando canté y bailé, no tenía yo la prestancia ni la habilidad para hacerlo con la rapidez que el director David Olguín lo requería, pero mis compañeros fueron muy comprensivos y me ayudaron a resolver esta situación”, mencionó quien fue la voz de la víbora Rango para la versión en México.
Cosío ha trabajado también con Antonio Castro, Enrique Singer, Carlos Corona y David Psalmon, este último con el que lleva tres años recorriendo la República con Emigrados de Slawomir Mrozek, montaje que fue presentado dentro del Festival Alfonsino en el Aula Magna de Colegio Civil el pasado 25 de mayo.
“El teatro es una disciplina muy exigente y muy intensa. Es muy distinto el lenguaje teatral al lenguaje cinematográfico. El teatro merece mi absoluto respeto y mi absoluta dedicación.
“Al teatro se le invierte la energía, se le invierte todo. La energía completa, el corazón, aunque generalmente el teatro es ingrato. Hemos despertado los personajes para dar una sola función aquí a Monterrey y hemos trabajado intensamente”, destacó el hombre de fuerte e intimidante presencia.
Justo por el respeto que le tiene al público, al director y a sus compañeros actores, Cosío aclaró que no acepta propuestas de trabajo de última hora, pues considera que es muy importante involucrarse al 100 por ciento dentro del personaje que deberá interpretar.
“Le tengo respeto absoluto a lo que hago y la verdad no aceptaría algo para aventármelo en tres días. Tal vez se debe a que soy lento y luego el miedo en mí funciona de una manera muy singular, y la principal cualidad es que no se me nota, pero el miedo es un alimento importante, es una materia motriz, pero no como para aventarme un `torito’ ”, subrayó.
LO IMPORTANTE ES ACTUAR
Joaquín Cosió dejó muy claro que para él lo importante es actuar, actividad que disfruta realizar y en cambio negó estar en busca de un personaje específico, pues según explica, todos pueden ser explotables, si es que tienen un perfil bien definido por parte del dramaturgo o guionista.
“Mi preocupación sustancial es hacer papeles en donde pueda interpretar personajes que estén vivos y que tengan una complejidad dramática. Si yo pienso en películas con complejidad dramática, estoy pensando en personajes que viven esa realidad.
“Por fortuna han llegado a mis manos invitaciones para estar en ‘Backyard’ (Traspatio) y en ‘El Infierno’, que son películas que hablan directamente de la realidad inmediata en que vivimos”, expresó.
Comentó además que todos los personajes que ha interpretado, ya sea en teatro o en cine, los ha disfrutado mucho y aseguró que nunca ha sido muy selectivo en cuanto aceptar las diferentes propuestas que ha recibido a lo largo de su trayectoria.
“No siempre en esta carrera se puede ser selectivo. Es algo tan sencillo como si trabajas o no trabajas; y si estás esperando que llegue la obra de arte o la obra crítica que resuelve todo lo que quieres decir, pues es muy probable que no salgas de tu casa y te quedes así.
LA LEYENDA DE MASCARITA
Con “El Cochiloco” Joaquín Cosío se dio a conocer en forma masiva, aunque en la película “Matando Cabos” había dado que hablar con su personaje de “Mascarita”, un ex luchador que hace mancuerna con “Tony Canibal”, interpretado por Silverio Palacios, su pareja en la cinta y coincidentemente en la obra de teatro “Emigrados”.
Recordó cuando le decían que se quedaría con el mote de “Mascarita”, pero ahora pudo demostrar que gracias a la película “El Infierno”, es conocido por “El Cochiloco”, y sobre todo dejó al descubierto su calidad histriónica.
Admitió que algunas veces por su aspecto físico la gente se siente intimidada al verlo, pero por lo regular cuando lo encuentran en la calle lo saludan con mucho afecto y cariño.
Anunció que está en tratos para una nueva película en Estados Unidos, pero no quiso revelar detalles aún. No es la primera vez que Cosío participa en una producción norteamericana, pues en el 2008 filmó “Quantum of Solace”.
Pero eso no parece preocuparle al actor, pues además de seguir con “Emigrados”, la obra de teatro, recién terminó la cinta “La vida precoz y breve de Sabina Rivas” bajo la dirección de Luis Mandoki y está en espera de filmar “La Leyenda de Mascarita”, la precuela de “Matando Cabos”, pero todavía no tiene fecha de inicio de rodaje.