Un repaso de sus logros como líder, con un extenso montaje de fotografías y objetos que llevan al visitante a la época afrancesada de finales del siglo XIX, le dan crédito a Bernardo Reyes en la muestra que presenta el Museo del Noreste.
Con el título de “Mientras los otros siguen su camino, Bernardo Reyes, cuéntame a mí tu historia”, fue inaugurada una exposición de quien se iniciara en el ejército porfiriano y fuera gobernador de Nuevo León.
El título está basado en palabras textuales de su hijo, el escritor Bernardo Reyes, aseguró Octavio Herrera, titular del programa del Noreste del Museo MUNE.
“El fue de los puntuales del régimen del Porfiriato; en principio llegó como un representante del poder central, para someter al orden de la frontera internacional, porque era inestable y se necesitaba un hombre fuerte que controlara a los caudillos locales que pudieran rebelarse contra el régimen porque las revueltas impedían el desarrollo del país”, dijo Herrera, quien realizó la investigación histórica.
En el centenario de la construcción del Palacio de Gobierno, que realizara Reyes, un militar que desde muy joven participó en la guerra de la intervención francesa como también en el Sitio de Querétaro y demostró ser un militar decido, organizado y muy leal a las autoridades en curso.
“Venir a Monterrey significaba enfrentarse a caudillos vigorosos como Francisco Naranjo o Jerónimo Treviño y pudo controlarlos políticamente; después en 1885 pudo encargarse de la gubernatura provisional, ya después de ser nombrado como ciudadano de Nuevo León y luego es gobernador, que no deja en los próximos 20 años a pesar de irse en 1900 a la Ciudad de México con motivo de convertirse en ministro de guerra”.
Herrera explicó que a pesar de los problemas de oposición política, supo mantenerse en el poder, fue considerado como un pilar del régimen de Díaz.
Son más de 300 los objetos relacionados a Reyes, entre los que destacan mapas, esculturas y objetos personales como uniformes militares, medallas, espadas y armas.
Destacan objetos personales como vajillas, cuchillería de plata, cartas a mano, mismas que pueden ser reproducidas en audio, gracias a unas grabaciones que el visitante puede apreciar con audífonos.
“Pero sobre todo lo importante el discurso es lo que hay que destacar, lo que habla del individuo, en sus diversas etapas, con el contexto nacional y regional, es lo destacable en esta muestra”.
Los restos de Reyes están frente al Palacio de Gobierno, en una especie de rotonda de hombres ilustres de Nuevo León.
“Don Bernardo gobernó en una época clave en el Estado, que despega económicamente, donde a través de una serie de política y estímulo fiscal para las empresas hace que se aproveche esa época donde hay paz social, a fines del siglo XIX”.
Considerado como mano dura en su gobernar, Reyes es así por la época del país donde destaca la figura particular de un solo hombre para la toma rápida de decisiones.
“Era un régimen autoritario, era vertical, no se le distinguió por ser un represor, pero en esa época había gente que tratan de subvertir el orden, con contrabandistas y otros opositores políticos que trataban de aprovecharse de la situación, pero en general fue un autoritarismo benevolente”.
Señaló que contrario a lo que se pudiera pensar la exposición no intenta hacer una apología o exaltar a Reyes como un personaje heróico, sino como un hombre que en su tiempo y contexto aportó mucho a Nuevo León, que intentó un cambio político.
“Lamentablemente el propio Díaz no quiso apoyarlo en su sucesión, sino que dejó que sugieran otros líderes como Madero, y Reyes fue quedado fuera de la jugada”, dijo quien dictara una conferencia sobre el líder porfirista.
A diferencia de su hijo, Alfonso Reyes, un hombre de letras dedicado a la difusión del conocimiento, Bernardo fue fiel a sus convicciones y siempre estuvo luchando por sus ideales políticos, aún estando en la cárcel.
Fue por consejo de su hijo Alfonso que escribió “Defensa, que por sí mismo produjo Bernardo Reyes, acusado del delito de Rebelión”, texto que pretendía ser la defensa legal durante su juicio que iniciara el 2 diciembre de 1912. Aún así, pese a que se le confirmó la formal prisión, decidió encabezar la conspiración contra Madero al lado de Félix Díaz, Manuel Mondragón y Gregorio Ruiz.
La madrugada del 9 de febrero, un año después, Reyes fue liberado y encabezó el contingente que tomó por asalto el Palacio Nacional, al llegar ahí murió acribillado por el ejército del general Lauro del Villar.
El mismo presidente Francisco I. Madero llegó minutos después y ordenó que llevaran el cuerpo del General Reyes al interior del Palacio Nacional.
Surge entonces la eterna pregunta ¿qué hubiera pasado si Reyes tomara el Palacio? La historia de México hubiera sido distinta.
LA EXPOSICION
La exposición está dividida en cinco temas. El primero es denominado El parteaguas en el siglo XIX. En esta sección se abordan los antecedentes de la vida nacional, desde la Constitución de 1857 hasta el arribo del General Porfirio Díaz a la presidencia en 1876. Reyes eran entonces jefe de armas y gobernador provisional en 1885.
El segundo tema se refiere a la formación en la carrera de las armas. Se presentan aspectos como su árbol genealógico, fotos familiares, su ingreso al ejército, sus ascensos y condecoraciones, su trayectoria militar hasta su baja del Ejército en 1911.
La tercera sección es sobre el despegue del desarrollo en Nuevo León. Aspectos sobre Gobierno y administración pública, territorio, banca, industria, comercio, educación, salud, arquitectura, urbanismo y vida cotidiana. Reyes es nombrado ciudadano nuevoleonés en 1887 y gobernador electo en 1889 hasta su licencia del cargo en 1909.
La cuarta sala es sobre la militancia de los claveles rojos, grupo que apoyó su posible candidatura a la vicepresidencia, pero se dio su eclipse político y destierro en Europa, por el triunfo de la rebelión maderista.
En la última sección se trata el trágico final de Reyes. Desde su retiro en San Antonio, Texas, su entrega en Linares y su estancia en la cárcel de Santiago Tlatelolco. Pero su intento de tomar el Palacio Nacional que lo llevó a su muerte.
La entrada al Museo MUNE es de martes a viernes de 10:00 a 19:00 horas. Sábado y domingo de 10:00 a 20:00 horas. El costo es de 40 pesos. Martes y domingo es entrada libre.