
A través de la historia la humanidad ha sufrido de diferentes genocidios que han cobrado la vida de millones de personas. El Museo de Memoria y Tolerancia de la Ciudad de México tiene la misión de concientizar sobre las consecuencias de los extremos de la intolerancia y la violencia.
El filósofo e historiador Bruno R. Chávez dictó el pasado 24 de abril la conferencia “De la reflexión a la acción”, en la que hizo un recuento de los pasajes más oscuros de la historia en los territorios donde se cometieron los más atroces crímenes a víctimas inocentes cuya culpa sólo fue el haber estado en el lugar y momento equivocados.
“La historia jamás se va a repetir. La historia tiene una particularidad poder ubicar nuestra existencia en tiempo y espacio. La historia no estudia el pasado, la historia estudia a los seres humanos en un contexto particular.
“Pero la memoria histórica es completamente distinta. La presidenta del museo siempre dice algo que es fabuloso: ‘La memoria tiene dos funciones: olvidar y recordar’.
“Sin embargo, la memoria es difusa, es caprichosa, es selectiva, decide qué recordar y que olvidar”, señaló el encargado del área de proyectos especiales del Museo de Memoria y Tolerancia.
Señaló que el genocidio es una categoría jurídica que se define como la intención de exterminar total o parcialmente a un grupo de seres humanos, a una comunidad o a un individuo, por una de cuatro causas, por dos de cuatro causas, por tres de cuatro causas o por cuatro de cuatro causas, pero son únicamente cuatro causas: etnia, raza, nacionalidad y religión.
El Museo de Memoria y Tolerancia reúne las cifras, fotografías, textos y documentos de lo ocurrido en los genocidios de: El Holocausto, Camboya, Guatemala, Armenia, Ruanda, la Ex Yugoslavia y Darfur.
“Todos los genocidios que exhibimos en Memoria y Tolerancia han sido reconocidos como tales por tribunales internacionales o cortes de justicia y comisiones de la verdad”, refirió Bruno. R. Chávez.
Por otro lado, destacó que en cualquier acto de injusticia un individuo puede tomar solamente tres posiciones: el perpetrador, el comprometido o el indiferente.
“El asunto es que entre el perpetrador y el comprometido, hay un punto en común: ambos actúan, el verdadero problema de nuestra sociedad es la indiferencia, porque la indiferencia allana el camino a la violencia”, argumentó el historiador.
Y sobre la tolerancia afirmó: “La tolerancia es la relación armónica de nuestras diferencias, no de las que me convienen. Y para poder comprender la tolerancia, es necesario comprender la intolerancia”.