
¿Qué amante de la lectura no ha querido disfrutar una obra literaria en su idioma original? ¿Y qué tan complicado ha sido conseguirla? Esas fueron las interrogantes que hace cuatro años llevaron a Florencia Alanís Lambretón a crear BookSmart, establecimiento que oferta más de 10 millones de títulos literarios en 15 idiomas.
A diferencia de las librerías tradicionales, el establecimiento ubicado en la avenida Vasconcelos de San Pedro Garza García, tiene entre su inventario una mínima cantidad de libros en español con el fin de satisfacer a los hambrientos lectores de literatura extranjera en su más pura concepción.
Lectora nata y de profesión, Alanís Lambretón se percató años atrás de que a los pequeños les interesaba más hojear libros estadounidense que mexicanos, por lo que decidió importar textos del vecino país y ofrecerlos al público nacional. Primero sólo vendiéndolos a quien se los solicitaba y posteriormente, en 2008, a través de la librería.
“Al crear este BookSmart me di cuenta que la litografía para los niños no era muy basta y que siempre los libros americanos era mucho más llamativos que el mercado nacional, entonces busqué una distribución en importación y ahí fue dándose”, comentó.
Aunque en un inicio se enfocó con éxito a los menores, con el paso del tiempo su mercado se fue diversificando, hasta llegar a los jóvenes y adultos que hoy son sus mayores compradores.
“La sorpresa ha sido mucha, hay una generación muy importante de adolescentes y adultos que leen mucho. Hemos encontrado que hay muchísima más lectura en la población de entre 20 y 45 años, son un mercado muy importante que nos han estado buscando”, dijo.
El inglés es sin duda la lengua extrajera dominante en su acervo literario, pues comprende cerca del 90 por ciento de los títulos con los que cuenta e importa, aunque también son recurrentes las obras en francés, chino mandarín, japonés y alemán.
La penetración cada vez más profunda del idioma de Shakespeare en la sociedad regiomontana ha sido el detonante para que BookSmart sea toda una realidad y continúe ofreciendo los mejores títulos -best selling- en inglés y demás idiomas.
“Las escuelas (públicas) ya tienen bien implantado el inglés y las particulares mucho más, por eso la gente ya se acerca a buscar los libros en este y otros idiomas”, mencionó Florencia Alanís.
Y aunque se cuenta con una amplia variedad de títulos en el establecimiento, no todos los textos de se encuentran físicamente en los anaqueles, pues se requieren solicitarlos a las distribuidoras. Sin embargo, el tiempo de respuesta es rápido que no sobrepasa las tres semanas.
“No tengo los 10 millones de títulos en la tienda obviamente, pero si quieres uno en especial te lo buscamos. Tenemos un tiempo de respuesta de aproximadamente dos o tres semanas”, explicó.
Otra peculiaridad que distingue a BookSmart es su concepto americano que adoptó, en donde se le brinda un espacio al cliente al llegar, seleccione su libro, se ponga cómodo en un sillón y comience a leerlo.
“Creamos espacios en donde puedas tener esa habilidad de agarrar el libro, que no está tan plastificado, hojearlo, ver de qué se trató, decidir si lo quieres leer o no”, señaló.
Los extranjeros son otro sector de la población que se ha visto beneficiados con la llegada de esta librería, pues ven en BookSmart una opción de lectura familiar y amena que les permite llenar su necesidad cultural de la lectura, ya que al mes pueden leer hasta cuatro libros, acorde a Florencia Alanís.
A pesar de que los libros se tienen que importar, la relación con sus precios originales se mantiene de manera razonable, siendo los del viejo continente los más costosos debido al valor del euro.
“Si ves los precios son muy razonables, no se trata de -encajarle las uñas a la gente-, se trata de que encuentren una opción de lectura. Por ejemplo si un libro cuesta importarlo 12 dólares con 99 centavos, en México se vende a 210 pesos”, dijo Alanís Lambretón.
Vender títulos extranjeros no es tan sencillo como parece, se requiere de grandes inversiones, pero cuando se es amante de la lectura cualquier esfuerzo es gratificante, de acuerdo a Florencia Alanís.