Historias de todos los días, que a todos les pasan, pero con alguna diferencia que las hace únicas. El reto de Jaime Muñoz Vargas fue escribir un cuento dos veces por semana para reunir una cantidad de 100, con lo que concibió a su “hijo” número 14 el cual, confesó, “fue difícil parir”.
En la pasada edición de la Feria Universitaria del Libro UANLeer, el autor originario de Gómez Palacio, Durango, presentó su más reciente libro, Grava suelta, que es el resultado de esta compilación de historias en las que estuvo trabajando durante el 2016.
“En diciembre de 2015 dije: ‘¿qué voy a hacer en el 2016?, ¿qué proyectos voy a abrazar?’ y lo primero que se me ocurrió fue publicar mi columna en el periódico, pues yo colaboro dos veces a la semana con una columna de cuartilla y media aproximadamente en Milenio Laguna”, compartió el escritor, que estuvo acompañado de la también autora y promotora cultural, Zaira Eliette Espinosa y del editor y traductor Gil Gallardo.
Recordó que hace más de 10 años empezó como columnista con una frecuencia de cinco entregas por semana, pero desde hace cinco la redujo a dos veces por semana porque era demasiada presión con el ritmo anterior.
“Y como puedo escribir sobre política, literatura, deportes, cine, música, situaciones de la vida cotidiana y acerca de cualquier tema, dije: ‘voy a matar dos pájaros de un tiro y voy a publicar mi columna Relatos’.
“Por eso empecé en enero de 2016 publicando el primer relato que aparece, y así quedaron, en el orden en el que aparecieron originalmente entre miércoles y sábado de cada semana. Un mes antes de que terminara el libro me llamó Antonio Ramos, quien es el director de Editorial Universitaria, para ver si tenía algo para la colección de Narrativa, y fue cuando pensé en proponerle este proyecto”, recordó.
Cada cuento de Grava Suelta se hizo en formato de página y media. Muñoz Vargas está acostumbrado a escribir cuentos de 10 o 15 cuartillas en promedio, pero también le gusta hacer cuentos de un sólo párrafo, por lo que fue todo un reto lograr un punto intermedio.
“En este caso me cuesta un poco de trabajo llamarle microrelato o microficción, porque cada uno de los cuentos de este libro desborda la página, entonces son microrelatos pero están muy apretados en la camisa de fuerza de la micronarrativa, pero apenas logra librar esta etiqueta”, señaló el ganador del Premio Nacional de Novela Jorge Ibargüengoitia 2001.
Los cuentos son muy variados, pues exponen vivencias que le pudieron pasar a cualquiera pero con un toque distinto, como Escéptica, la anécdota de un padre que elaboró un papalote de papel para que su hija pudiera entretenerse en los ratos libres durante unas vacaciones familiares, pero que en un principio fue un regalo que no fue bien aceptado por la pequeña cuando el resto de los niños volaban papalotes de plástico, de los que venden en las jugueterías; sin embargo, el que hizo su padre pudo volar mucho más alto, opacando a los otros.
También se encuentra una confesión de un hombre que quiere irse de su casa porque se siente agobiado, deprimido por la rutina bajo el nombre de Decisión, o el de un tipo que cambió su suerte al robarse una serie de Lotería, misma que da el título del cuento.
“He declarado varias veces que cuando estaba pasando por el tercer o cuarto mes de parto de este libro que me costó un año, ya los dolores eran brutales; yo ya no sabía de qué más escribir, pues ya había escrito sobre asesinos, violadores, drogadictos, divorciados, desempleados, niños buleados, animales, inventos y ya iba en el relato 40 y ya no sabía qué otro tema abordar.
“Y afortunadamente no sé cómo, la imaginación y la realidad se encargaron de irme poniendo los temas en el camino; algunos son muy autorreferenciales – muy pocos- y otros no tanto, pues obedecen más bien a sueños y fantasmagorías que se fueron cruzando en la escritura de este libro y para mí, el propósito del año, era como el de los alcohólicos anónimos `una columna a la vez´; es decir, no pensaba en cinco o seis historias al mismo tiempo, con resolver una yo ya respiraba y tengo dos días para pensar en la otra”, reveló el escritor que actualmente reside en Torreón, Coahuila.
El también autor de El Príncipe del terror, Juegos de amor y malquerencia, Parábola del moribundo, Ojos en la sombra, entre otros, consideró que este libro es peculiar y que no se puede clasificar fácilmente.
“Si ustedes me preguntan: ¿de qué trata el libro?… pues trata de todo y de nada; es una miscelánea, es una bolsa de canicas de todos colores, los personajes protagónicos de estos relatos son tipos que uno se puede topar en cualquier lado: maestros, periodistas, obreros, carpinteros, prostitutas, niños, personajes que nos rodean en cualquier lugar y que todos pueden tener una historia que contar.
“Mi perfil de narrador es más bien realista, pues yo no tiendo a escribir cuentos fantásticos; las mías son ficciones, pero ficciones que parecen reales, los personajes que aparecen aquí son personajes inventados, y no son textos autobiográficos”, afirmó.
Finalmente, Jaime Muñoz Vargas señaló que algunos de estos relatos pueden ser útiles para estudiantes de cine o de comunicación que quieran realizar cortometrajes, pues precisamente por el tipo de narrativa se prestan para éstos fines. v