Una escalera eléctrica lleva al visitante a la entrada del vestíbulo de la exposición de Gabriel Figueroa: El cinefotógrafo, como un recorrido por los ojos de quien concibieron “La Perla”, “Los Olvidados”, “Macario” y “La Cucaracha”.
Primero se llega a un área grande y oscura donde se proyectan los inicios de sus películas, tanto mexicanas como extranjeras.
Después una rampa lleva al visitante a un mundo de enormes pantallas y fotografías, en un recorrido que invita a detenerse en cada una de las imágenes en blanco y negro, que evocan el buen gusto de la fotografía.
Los enormes ojos de María Félix en la clásica fotografía que ha recorrido todo el mundo atrapan al visitante. Entre varios pestañeos, el mundo del cine de Figueroa invita al visitante a seguir su recorrido.
Sólo falta el sabor a palomitas de maíz recién hechas, porque la exposición es la misma que estaba en el Palacio de Bellas Artes, pero tiene un sentido diferente.
“La diferencia es la lectura que se logra en este espacio tan generoso como este, porque el Palacio es significativo pero tiene espacios muy chicos y fragmentados; entonces es distinta a si se puede ver corrida, porque la gente va entendiendo la curaduría de Alfonso Morales”, expresó Gabriel Figueroa Flores.
El hijo del homenajeado tenía sus razones para sonreír en el evento del Festival Internacional de Santa Lucía Monterrey 2008. La exposición para los amantes al cine mexicano es fantástica: incluye fotografías inéditas, recortes de periódicos en su paso por Hollywood, algunos objetos personajes, pero sobre todo, cientos de carteles antiguos que retratan la época de oro del cine mexicano.
“Es la misma exposición, pero mejorada, aquí las pantallas son más generosas y se incluyen salas pequeñas para que la gente vea segmentos de sus películas”.
Muchas de las piezas como películas proporcionadas son de la colección que le dejó como legado personal su padre.
Figueroa se refirió como un justo homenaje a quien es conocido como el cinefotógrafo más popular de México, además de que le causó agrado que la exposición viaje por muchas ciudades para que muchos recuerden al cine nacional o conozcan su obra.
“La exposición tiene planeado ir el otro año a los Ángeles al Museo LACMA (Los Angeles Contry Museum of Art) en el 2010, ya está confirmada la exposición con mucha antelación”, dijo.
Así el espectador encontrará en los múltiples pasillos fotografías originales de su obra, grandes postres y cartelones de sus películas en blanco y negro o a color, de su paso con los grandes directores de cine, desde Emilio “El Indio” Fernández hasta Luis Buñuel.
Ricardo Calderón Figueroa, subdirector general del INBA, en su discurso inaugural, citó a Orson Wells al afirmar que es imposible hacer una buena película sin tener una buena cámara que sea semejante a los ojos en el corazón de un poeta.
“Gabriel Figueroa fue el fotógrafo más reconocido mexicano en el Siglo XX reencarna esta mirada poética de forma plena e insuperable; el arte de Figueroa contiene un metalenguaje visual pleno de intencionalidad y fuerza dramática”.
El año pasado se cumplió cien años de su nacimiento y una década de su fallecimiento de este espíritu contemporáneo, explorador de vanguardias y una referencia obligada del cine mexicano, dijo.
Sin lugar a dudas la exposición del cinefotógrafo es una experiencia que nadie puede perderse. La experiencia de recorrer los pasillos e ingresar a las pequeñas salas de cine hace especial la visita.
El horario de la exposición es de martes a viernes de 10:00 a 19:00 horas, sábado y domingo de 10:00 a 20:00 horas. El costo es de 50 pesos e incluye la exposición de Teotihuacán.