Juan Manuel de la Rosa es un artista que pinta por el placer de hacerlo y, además, busca la manera de encontrar en todo la belleza, para luego plasmarla en un papel que él mismo elabora.
La abstracción es el lenguaje visual que utiliza el pintor originario de Zacatecas, quien visitó esta ciudad para inaugurar su exposición Grafías en el agua, el pasado 30 de mayo en la Pinacoteca de Nuevo León, en compañía de la actriz Diana Bracho, su pareja sentimental.
En el recorrido previo a la apertura de la muestra, el también escultor manifestó que el amor es indispensable para el quehacer artístico, ya que proporciona la inspiración para realizar obras con cualquier material.
“El amor es indispensable para vivir. Picasso decía una cosa muy linda: `el trabajo es amor hecho visible´, y si no tienes una musa de carne y hueso, no surge ese amor; puede ser también una vivencia, lo puede dar el mar, lo puede dar el desierto.
“Y hay una cosa; así como al músico lo asaltan los sonidos, al pintor lo asaltan las imágenes y hay que sacarlas, y yo sigo creyendo en el amor. Y también en el amor en una forma que se llama `compatía´ que es la última etapa del amor; es el amor de los viejos tomados de la mano con todos los estragos, con todos los achaques de su vejez, es compartir el amor en la última etapa de nuestras vidas”, expresó.
Más de 40 años han pasado para que Juan Manuel de la Rosa regresara a esta ciudad a presentar una exposición que reúne 90 piezas, divididas en óleo sobre pergamino, acrílico sobre tela y grana cochinilla sobre papel, así como algunas esculturas.
El artista originario de Zacatecas recordó cuando estudió en el Taller de Artes Plásticas de Nuevo León y habló, entre otras cosas, sobre el apoyo que recibió del entonces gobernador Pedro Zorrilla.
“Gracias a un personaje, a un gran humanista, quien tenía un vozarrón tremendo y una gran presencia, (quien) me apoyó para irme a estudiar fuera del país”, destacó.
Consideró que volver a exponer en Monterrey, después de 42 años, es como quitarse la piel para mostrarse en su totalidad.
“Es exponerte al rechazo o a algo quizás peor: el elogio, pues uno debe estar preparado para saber asimilar todos estos acercamientos tanto con un espectador, como con un coleccionista”, expresó el pintor que nació en Sierra Hermosa, Zacatecas.
Y en palabras del curador Xavier Moyssén: “es una obra que nos invita al silencio, a la meditación, a pensar en el equilibrio, en lo justo y a pensar en la relación que tenemos con la naturaleza y el uso racional de estos recursos”.
Observó la calidad de manufactura, pues consideró que tiene especial cuidado y esmero en cada una de las piezas.
“Juan Manuel de la Rosa es un artesano que sabe respetar y honrar y encontrar en los materiales lo que los materiales tienen que decirnos”, mencionó Moyseén.
Subrayó que, a pesar de conocer una multitud de técnicas y materiales, parece tener una especial predilección sobre el papel, y recurrir a tal materia es remontarse en el tiempo, que no se trata de un uso simple del papel, sino convertir al soporte en el elemento central de la obra.
Diana Bracho, por su parte, quien tiene una relación sentimental con el artista, invitó al público para que disfrute de la obra de Juan Manuel de la Rosa, porque considera que vale la pena admirarla.
“La obra de Juan Manuel representa el estilo más depurado de la pintura; llegar a la abstracción casi total, y a través de ésta expresar algo que lo mueve a uno, es lo máximo. Me encanta su obra porque ha llegado a depurar tanto la forma que si uno se para en uno de sus cuadros, el cuadro le habla a uno, le dice algo; es un cuadro trabajado minuciosamente, trabajado desde el alma y con algo que es muy importante: el dominio de la técnica y de los materiales.
“Y lo logra desde que hace su propio papel, donde pinta, donde interviene las hojas de papel y les da otra vida, los colores que usa y su amor por el material mismo de la obra, es impresionante. Permítanse que esa sencillez aparente los toque”, dijo Bracho.
Grafías en el agua permanecerá en la sala de la planta alta de la Pinacoteca de Nuevo León, que abre de las 10:00 a las 20:00 horas (martes cerrado). v