Piezas como El Guerrero Águila, Mictlantecuhtli, dios del Inframundo y de los muertos, la olla con rostro de Tláloc y la almena que procede del colegio de los nobles, son algunas de las que se exhiben en “Mexicas, esplendor de un imperio”, la exposición que abrió sus puertas el pasado 17 de febrero en el Museo de Historia Mexicana.
Es la primera vez que se traslada una selección de 128 objetos incluidas piezas de hallazgos reciente procedentes de la Colección Museo del Templo Mayor, gracias al esfuerzo de las autoridades del Instituto Nacional de Antropología e Historia en coordinación con las de los tres Museos.
Los mexicas, anteriormente aztecas -cambiaron su nombre al establecerse en el centro de México- y formaron el imperio que creció hasta una buena parte de Mesoamérica, pero que se detuvo con la llegada de los españoles en 1519.
“Una vez que los mexicas arriban al centro de México, en año 1113, cuando de acuerdo a Códice Boturini ellos inician su recorrido y van plasmando los lugares por donde van pasando y los años que van recorriendo y posteriormente al llegar al centro de México, a partir de Tula ya podemos identificar los puntos geográficos por los que van pasando como es Chapultepec, Culhuacán hasta llegar al centro del lago de Texcoco.
“Cuando se encuentran en el lago de Texcoco, encuentran la señal que su Dios les indicaba que era ver un águila posada sobre un nopal devorando una serpiente, así es como narra el mito. Una vez que encuentran esta señal ahí es donde van a construir su primer templo y se establecen”, refirió Raúl Barrera Rodríguez, director del Programa de Arqueología Urbana del Museo del Templo Mayor.
“Mexicas, esplendor de un imperio”, está dividida en seis núcleos temáticos: Orígenes y migración; El Imperio Mexica; Gobierno y sociedad; Economía; Conquista y religión y La destrucción del Imperio.
“El proyecto Templo Mayor fue coordinado por el profesor Eduardo Matos Moctezuma y se inició en el año de 1978 a 1982 cuando se excava el Templo Mayor, entonces encontramos una cantidad de ofrendas, vajillas, cuchillos, materiales de concha y de hueso; estos son algunos de los objetos producto de esa excavación”, señaló el arqueólogo.
El guerrero águila es una de las primeras esculturas que se encuentra al inicio de la muestra, una figura importante en esta civilización, que se asocia con el sol y al morir, sus cenizas eran sepultadas en un cofre de piedra y llevadas al pie del Templo Mayor.
“Aquí tenemos la escultura de un guerrero águila. Dentro de la sociedad mexica podemos hablar de dos órdenes militares que son: los guerreros águilas y los guerreros jaguar, eran las órdenes más importantes que se tenían dentro de esta sociedad y este guerrero águila se encontró en lo que conocemos la Casa de las Águilas a un costado del Templo Mayor, en donde el doctor Bernardo López Luján realizó esta excavación.
“El águila era un ave muy importante para ellos porque representaba al sol; era el acompañante y representaba a Huitzilopochtli, entonces los guerreros al morir se suponía que iba a acompañar al sol desde su nacimiento hasta medio día y posteriormente el sol era acompañado por las mujeres que morían en parto, porque eran consideradas guerreras y lo acompañaban hasta el ocaso donde se ocultaba el sol y el sol penetraba hasta el inframundo y nuevamente surgía hasta el oriente y los guerreros acompañaban el curso del sol”.
Otra de las piezas que se trajeron ex profeso para esta muestra es la almena que procede del Calmécac o colegio de los nobles, que fue descubierta en la calle de Guatemala en el Centro Histórico de la Ciudad de México (corazón del Imperio Mexica) por el programa que dirige Barrera Rodríguez.
“Se trata de una almena en forma de caracol cortado a la mitad, que se encontró en el centro cultural España en el 2008 y además se encontraron siete almenas de caracol cortado. Estos representan la fertilidad, se asocia con el origen de la vida, con Quetzalcóatl y nosotros creemos que estuvo asociado con el Calmécac que era un colegio de la nobleza mexica donde se estudiaban los hijos de los nobles y ahí se preparaban para ser los futuros gobernantes y sacerdotes.
“Estamos trabajando en el programa de Arqueología Urbana, en el que estoy como encargado del área de investigación de lo que fue el recinto sagrado de Tenochtitlan. Este recinto era un cuadrángulo de aproximadamente 450 metros por largo que encerraba 78 templos, es lo que mencionan las fuentes históricas y se muestran en esta exposición piezas de hallazgos recientes.
LOS DIOSES DE LOS MEXICAS
Raúl Barrera destacó que la cosmovisión y la religión en los mexicas era algo complicada pues había una serie de dioses que tenían diferentes atributos como dios del agua, de la guerra, dioses para fertilidad de la tierra, del viento, entre otros.
“Aquí tenemos toda una reseña muy breve de estos dioses, por ejemplo los dioses creadores fueron Ometecuhtli y Omecíhualt y a su vez tuvieron 4 hijos que fueron: Tezcatlipoca rojo y Tezcatipoca negro, Qutzalcóatl y Huitzilopochtli dios de la guerra -esto entre los mexicas- además de otros dioses que tenían otras advocaciones, esta vasija que representan una deidad femenina es Chicomecoalt, la diosa del maíz maduro”.
Barrera describió la escultura de Mitclateculhtli, el dios de la muerte y del inframundo que fue encontrado en la Casa de las Águilas.
“Podemos ver el rostro descarnado, las comisuras, los dientes y presenta las costillas, el hígado que se asocia con el mundo de los muertos; es de arcilla y de barro y tiene aproximadamente 75 centímetros de altura esta escultura y la arcilla está decorada con estuco color blanco.
“Es original todo lo que pueden ver, en la parte superior en el cráneo presenta orificios, cuando se hacia la ceremonia ahí le colocaban cabello humano y lo decoraban y le daban forma. Es un dios o deidad del mundo de los muertos y es muy común en nuestra sociedad mexicana el culto a los muertos, lo tenemos muy presente”, refirió.
Barrera apuntó que cuando llegó Hernán Cortes al centro de México encontró una ciudad que era Tenochtitlan con aproximadamente 200 mil habitantes, era la última civilización que tenía el control de toda una región de Mesoamérica, porque los mexicas conquistaron cerca de 400 pueblos y dominaron un área de unos 200 mil kilómetros cuadrados y para ese momento había entre 5 o 6 millones de habitantes en toda la región.
“Mexicas, esplendor de un imperio” es la primera vez que reúne todas estas piezas que forman parte de la colección del Museo del Templo Mayor y permanecerá hasta el 5 de junio en el Museo de Historia Mexicana.