Luego de más de tres décadas de que el silbato de la Fundidora de Fierro y Acero Monterrey se mantuviera en silencio, tras el cierre de la empresa siderúrgica a mediados de los años ochenta, el sonido de este símbolo emblemático se escucha de nuevo gracias a un proyecto artístico.
El pasado sábado 3 de febrero, el artista Abraham Cruzvillegas encabezó la ceremonia de inauguración y develación de la placa conmemorativa del pedestal de 25 metros que sostiene el nuevo silbato, ubicado en la explanada de la escuela Adolfo Prieto.
La pieza, titulada Reconstrucción, es el resultado de un proyecto en el que participaron varios artistas de la región con la asesoría de Abraham Cruzvillegas dentro del Taller de Arte y Escultura Pública, organizado por Conarte.
Esa tarde, autoridades del ámbito cultural y visitantes que ahí se encontraban, escucharon su sonido nuevamente, ya que desde entonces el silbato suena una vez al día, como homenaje al pasado de este ícono de la industria regiomontana.
“El día de hoy estamos ante un gran ejemplo de escultura urbana anexa a un espacio público. Nuestra ciudad, en los últimos tiempos, ha tenido algunos ejemplos similares o relacionados con este concepto, y lo que me gusta es que en el caso de Conarte nos presenta otra forma de hacer las cosas.
“Con este proyecto, encabezado por el maestro Abraham Cruzvillegas, Conarte propone la discusión de un tema que se torna crucial en nuestro entorno: el arte público, el arte que emplea el espacio público, ese espacio que es de todos y hasta cierto punto que es de nadie, ese espacio donde cualquier ciudadano puede emplear sus habilidades”, manifestó Ricardo Marcos, presidente de Conarte.
El proyecto inició el pasado mes de agosto de 2017 con el Taller de Arte y Escultura Pública con Abraham Cruzvillegas, quien junto con el grupo de artistas que se inscribieron, realizaron esta obra que ya forma parte de los símbolos del Parque Fundidora.
Adrián Dávila, Alma Nelly Silva Vanegas, Amelia Carmen Loyola, Angelica Pérez Salinas, Elías Juárez Kury, Fernanda Villarreal, Fernando Fuentes García, Guillermo Aguilar Huerta, José Ibarra Hernández, Luis Frías Leal, Mario Gildardo García, Nancy Guzmán Rodríguez y Yasodari Sánchez son los integrantes de este taller.
Para tomar la decisión sobre el objeto en el que iban a trabajar, Cruzvillegas pidió que cada quien hiciera una lista de los 10 objetos que consideraba más emblemáticos de Monterrey, surgiendo una lista de 130 objetos.
Explicó que después de tomar en cuenta todas las propuestas, contaron con la asesoría del historiador Alberto Casillas, quien apuntó que el silbato era el símbolo emblemático por excelencia para este propósito.
“¿Quiénes somos y por qué? es la materia prima de esta escultura que hoy les compartimos y que en realidad es de ustedes. En las intensivas discusiones que tuvimos todos los cómplices procuramos esa pregunta en términos de ¿cómo darle forma en el espacio?, y esto nos llevó a indagar en la historia de la fundidora y de la escuela en la que estudiaban los hijos de los trabajadores, que hoy personas mayores y que tienen en la memoria colectiva un sonido, y ese sonido es la escultura.
“En una sociedad en la que vivimos especialmente ahora en una sociedad convulsionada, medianamente destruida y violentada, creemos quienes participamos en este proyecto que es importante compartir la posibilidad, hacemos una pregunta que sea esperanzadora y que nos puede llevar a la transformación en un sentido estricto como obra de arte en un espacio público”, expresó Cruzvillegas.