La forma de vida y la ideología de una época se ve reflejada a través de los retratos de infinidad de mujeres cuya belleza y porte fueron inmortalizados por pintores que cuidaban hasta el más mínimo detalle.
El Museo de Historia Mexicana exhibe desde el pasado 16 de julio, la muestra “La flor y el abanico. Retratos de damas mexicanas”.
Esta exposición se realizó en colaboración con el Museo Arocena de Torreón, de donde procede la mayor parte de las piezas, pero dada la temática, también se añadieron algunas de la colección permanente de la institución a su cargo.
“El retrato femenino y la fotografía en general son documentos que hablan de la historia de un periodo en particular, de los contextos sociales, de las situaciones culturales de una época.
“De tal manera que nos interesó mucho recurrir a estas piezas extraordinarias para que nuestros visitantes vea en ellas, no sólo la calidad estética y cultural, sino lo que nos dice respecto a la época, es decir, como piezas de un documento para la historia”, afirmó Magdalena Cárdenas, directora de 3 Museos.
Señaló que tanto la fotografía como el retrato, son elementos básicos para que los historiadores realicen sus investigaciones.
Por su parte la curadora Adriana Gallegos destacó que “La flor y el abanico. Retratos de damas mexicanas”, adquiere un valor agregado al ser exhibida en el Museo de Historia Mexicana.
“Los retratos no solamente son ese documento maravilloso a través del cual podemos ver un poco del pasado de nuestra propia historia, sino que también son piezas de indescriptible gozo estético.
“Tengo la fortuna de poder ver muchas de las piezas que son inéditas, algunas de ellas han sido mostradas en las colecciones permanentes (del MHM y del Museo Arocena) y sin embargo hay piezas que no habían salido de la ciudad de Torreón y ni siquiera de nuestras bodegas “, reveló Gallegos.
Entre las piezas más representativas de esta muestra está el retrato de Bárbara Moreno y Buenvecino, que destaca por su gran formato y calidad artística, además de haber sido realizado por Andrés de Islas, pintor activo de 1745 a 1773, quien elabora también cuadros de castas.
Del MHM, sobresalen los óleos realizados por el pintor catalán Pelegrín Clavé, quien dirigió la cátedra de pintura de la Academia de San Carlos en México de 1846 a 1868.
Destaca también los retratos de Mariana Rubio de Cancino y de Rafael Cancino, ejemplos de distintas ambientaciones que aluden a la diferencia de roles masculino y femenino en la sociedad.
“La mujer en el momento que se retrata es que es un ejemplo para los demás. Generalmente las mujeres que aparecían en los cuadros eran: la madre ejemplar, la monja devota, la viuda honorable y una serie de roles que tenían que ver más con la función social, que con la personalidad de la propia mujer”.
Adriana consideró que entre el retrato de antaño y una “selfie” no hay tanta diferencia, ya que existe la misma preocupación por mostrar una mejor imagen de nosotros mismos, pero la diferencia es que ahora se manera instantánea y se toman infinidad de fotos, pero sólo se mostrará la mejor.
“En el momento en que nos hacen un retrato yo creo que hasta el día de hoy queremos aparecer lo mejor posible. Entonces las mujeres cuando son retratadas en estas imágenes, están escogiendo sus mejores galas y sus mejores joyas.
“Porque un retrato es la trascendencia, el ser como persona física es sustituida por el ser como imagen, y como imagen busca ser la mejor posible, y no necesariamente representa la realidad, es una interpretación de la realidad entonces como queremos ser interpretados frente a los otros, a partir de nuestro mejor yo y nos preocupa mucho quién nos ve”, apuntó la curadora.
Añadió que actualmente estamos acostumbrados a ver nuestra imagen y la de los demás en todos lados y en el pasado era todo lo contrario.
“En el siglo XVIII y en el siglo XIX ni siquiera había demasiados espejos disponibles; es a finales del siglo VIII cuando la gente podía verse de cuerpo entero en un espejo.
“A lo mejor los rostros que conocemos mejor son los de los demás, no los nuestros. A mí me parece que estas mujeres deben haber sufrido una sorpresa increíble como cuando uno escucha su voz por primera vez”, señaló.
Destacó que a partir de la fotografía los parámetros cambian completamente la ideología y surge en el individuo la plena conciencia de su identidad.
“La flor y el abanico. Retratos de mujeres mexicanas”, está integrada por 30 piezas y permanecerá hasta el domingo 19 de octubre de este año.