por IRMA IDALIA CERDA
Las historias que presenta Anne-tte Messager en su obra, otorgan al espectador un amplio margen de interpretación, de tal modo que los sumerge a un mundo donde lo simple y cotidiano adquiere una dimensión artística que se convierte en una experiencia individual.
Messager, quien realiza su primera gran exposición en América Latina, dentro de los muros del Museo de Arte Contemporáneo, ha expresado claramente que no pretende influir en los espectadores, sino que ellos sean los mejores jueces de su trabajo.
“Es difícil para mí, reflexionar acerca de mi obra. Creo que les corresponde a los demás hablar sobre mi trabajo. Lo que yo hago es muy abierto para su interpretación y lo que me gustaría es que cada quien encuentre su propia historia.
Annette Messager nació en Berck-sur-_Mer en 1943 y a los 19 años se fue a estudiar a París en la Escuela Nacional Superior de Artes Decorativas y en 1964 obtuvo el primer lugar en el Concurso Internacional de Fotografía Kodak.
En sus inicios como artista plástica, encontró en los muñecos de peluche, pedazos de tela, así como en los hilos y estambres, una herramienta muy útil para elaborar sus instalaciones.
“Utilizo los peluches porque es un material muy suave, como si fuera un cojín. Podemos apropiarnos de ellos, los podemos abrir y se vuelven parte de uno mismo.
“En una de mis piezas titulada: Articulados-Desarticulados (Articulés –Désarticulés )2001-2002, unos personajes son a veces muy simples, simbólicamente, pero a veces están mezclados con cabezas de animales.
“Siento que tenemos una gran parte de animalidad entre nosotros, algo que los niños lo aceptan muy bien, porque les gusta Mickey Mouse, aunque creo que es un ratón horrible, pero entre más adultos somos, los amamos menos”, comentó la artista francesa días antes previos a la inauguración de su exposición.
Los peluches coloridos apilados en un rincón o recargados sobre los muros, contrastan con especie de altares que Messager realiza con redes y figuras negras, así como fotos en blanco y negro colgantes, como se puede apreciar en Historia de la pequeñas Efigies (Historie des petites efigies) 1990-1995 y en Mis deseos en red (Mes Voeux sous Filets) 1997, respectivamente.
El filósofo francés Jean-Luc Nancy refiere: “Ella crea un mundo en el cual el hecho de remitir vence al compartir, y más aún la mezcla. Donde la mezcla confunde -redes y peluches- lo hace únicamente preservando las distancias, los intervalos.
“Tendría la tentación de decir que para ella todo se juega en el intervalo: como pasa de un lugar a toro, de una figura a otra, de un color a otro; como uno pasa o no pasa. Cómo uno pasa sin pasaje”, apuntó Jean Luc-Nancy sobre la obra de la creadora en un texto que escribió especialmente para el catálogo de la muestra Annette Messager.
Este rasgo también es reconocido por la propia artista, quien se autodefine como una mezcla de varios elementos que han influido a lo largo de su vida y que se reflejan invariablemente en su producción.
“En mi trabajo hay una mezcla de cultura popular que se llama arte bruto y también una mezcla con la historia del arte. Me gusta el cine, los dibujos animados, las palabras, la literatura, siento que soy una mezcla de todo eso”, señaló.
Entre la retrospectiva de la obra de Messager que está instalada en Marco se encuentra Anatomía (Anatomíe) 1995-1996, una de las instalaciones en las que recurre a los hilos de estambre para hacer una comparación con el funcionamiento del cuerpo humano.
“Este trabajo es sobre las cosas que protegen y tocan el cuerpo; esta lana sirvió para proteger nuestros órganos y al desenredar el estambre y volver a colocar, es la pieza que me dice cómo y no puedo ir en contra de la voluntad de la lana.
En relación a la anatomía comentó: “A veces nos parece repulsivo cómo se encuentra el ser humano por dentro, porque no lo conocemos, pero por ejemplo, a mí me gusta el hígado, pienso que es como un cojín”, expresó la también curadora francesa.
Sobresale del resto de los montajes, Casino, por el que obtuvo el León de Oro en la 51 Bienal de Venecia en el 2005 , el cual consiste en una enorme tela roja que a manera de ola se ondea desde un pequeña habitación para invadir prácticamente la sala donde se exhibe y está inspirado en el cuento de Pinocho.
“Cuando a Pinocho se lo traga una ballena y ahí encuentra a su padre que le dice: yo nunca he sido tan feliz porque aquí encuentro todo lo que quiero mira, aquí hay un piano, yo siempre quise tener uno, por eso yo no quiero salir.
“ Y Pinocho le contesta que hay que conocer la vida y es donde la ballena lo echa fuera, lo expulsa: para mí es como un parto. Este personaje de madera que se convierte en humano y ya no es interesante, pero cuando es de madera hace cosas prohibidas, divertidas”, dijo la artista, quien agregó además que la tela roja simboliza la sangre.
Annette Messager goza de gran prestigio a nivel internacional y ahora Marco figura como el primer museo de Latinoamérica que alberga una retrospectiva de lo más representativo de su trayectoria, misma que permanecerá hasta el 12 de septiembre de 2010.
Jorge Contreras, quien realizó la curaduría junto con Messager considera que “su trabajo inaugura una forma de sensibilidad entre la inteligencia e intuición, que permite sufrir y disfrutar al mismo tiempo de cada gesto de vida, las tareas cotidianas, los placeres y necesidades que aparecen en cada jornada, la calma y la angustia: y cuya manifestación mantiene la conducta al filo de la navaja entre lo normal y lo extraño, lo apropiado y lo prohibido”.