La participación de las mujeres en el desarrollo de la economía de la frontera México-estadounidense ha sido ignorada por muchos historiadores, por lo que Sonia Hernández decidió abordar el tema y el pasado 23 de mayo presentó el libro: “Mujeres, trabajo y región fronteriza”, en el Auditorio del Museo del Noreste.
La autora, quien es investigadora de Texas A&M University y activista en pro de los derechos de la mujer, la comunidad latina y los ‘dreamers’ en Estados Unidos, recopiló datos sobre las mujeres que contribuyeron de alguna manera en el desarrollo capitalista de la región fronteriza a finales del siglo XIX , pues no había ningún registro previo realizado por sus colegas varones.
“Sonia relaciona la historia de la región con la historia de las fronteras, con la historia de la mujeres, y así con la historia del noreste de México del sur de los Estados Unidos.
“Y considera elementos de economía y sociología, pero principalmente, hace historia cultural”, señaló la doctora Lucrecia Solano, en la presentación de esta publicación que es una co edición del Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes y el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México.
Destacó que en esta investigación, Hernández hace un rastreo muy amplio de archivos mexicanos y estadounidenses; nacionales, estatales y municipales, también de hemeroteca; información de primera mano en entrevistas y muchos de estos archivos antes no consultados.
Por su parte, Sonia Hernández mencionó que este libro surgió en medio de los recuerdos que tenía de su infancia y adolescencia en Texas, en donde creció en una familia en la que su madre y abuela materna trabajaban y aunque no conoció a su abuela paterna, si supo de su historia, gracias a las anécdotas que le contaban sus padres.
“Mi finada abuela, Senorina, una ranchera entrona, y mi tío Felipe me contaron muchas historias de la vida en el campo en las afueras del Río Bravo. La familia Hernández Véliz me apoyó siempre y me alentó. A medida que crecía, mi padre me enseñó el valor del trabajo y la dignidad de su labor como jardinero. También me inculcó el amor y el respeto por los corridos y la música norteña.
“A través de su vida como mujer de campo, mi madre me inspiró para poder valorar el trabajo de las mujeres norteñas que luchaban a diario para ganarse el sustento y, en su caso, el de una esforzada costurera por más de dos décadas”, señala Sonia en la parte de los agradecimientos en el libro.
Comentó que al conocer las historias de su madre y abuelas, nació el interés por profundizar más sobre otros casos de mujeres que trabajaron como costureras, campesinas, obreras, etcétera.
“Aparecen en el libro mujeres que trabajaban como haciendo ropa desde sus casas, pero también dentro de las fábricas aparecen talladores de ixtle, en el sur de Tamaulipas, en el sur de Nuevo León, figuran también las torcedoras de cigarros o las cigarreras en las tabacaleras que estaban en Monterrey, en Montemoselos y en Linares.
“Como jornaleras también, en los campos, en las haciendas y en los ranchos ; al igual también en el sur de Texas” , expresó la investigadora de Texas A&M University.
Además de darle voz a las mujeres, señaló que le interesaba hacer una intervención historiográfica : por el lado texano y por el lado del noreste mexicano.
“Si vemos algo sobre la historiografía de Texas, se sabía muy poco sobre las mujeres, pero si sabía algo de las mujeres eran mayormente blancas, y muy poco se sabía de las mujeres de origen mexicano y principalmente de las mujeres de clase trabajadora “, refirió.
“Mujeres, trabajo y región fronteriza” abarca el proceso de industrialización de 1880 a 1940 y la articulación de las mentalidades de género, racial y de clase en las relaciones entre inversionistas e industriales; hacendados mexicanos y extranjeros; sus esposas, las autoridades regionales y locales; los trabajadores y sus familias, así como el flujo de migrantes que avanzaba hacia las ciudades de ambos lados de la frontera.
“Este trabajo también atiende la necesidad de una investigación de la frontera desde la perspectiva de género. El proceso para negociar la formación de la zona fronteriza incluyó la articulación de ideologías de género, raciales y de clase, así como ideas de modernización.
“A pesar de que las mujeres no tenían derecho al voto y de que en la región se les negaba el acceso a ciertas sociedades de ayuda mutua y de sindicatos controlados por hombres, ellas también impulsaron a las industrias nacientes y a la agricultura comercial. Exigieron derechos laborales alegando su condición de “vecinas” y sus derechos comunitarios inherentes”, señala la autora en la introducción del libro.
Sonia Hernández concluyó su ponencia subrayando la importancia del trabajo de los historiadores e historiadoras, ya que de este depende de la información que obtengan las futuras generaciones sobre el pasado de su entorno.
“Como historiadores tenemos una responsabilidad enorme, porque la historia es muy poderosa, la historia ha llevado a las naciones a la guerra por el nacionalismo.
“Entonces, cuando no incluimos a las mujeres, que son la mitad de la población, ¿qué les estamos diciendo a las nuevas generaciones? que no son parte de la historia y que no se deben tomar en serio. Si queremos que se dé la igualdad de género, tenemos que incluirlas en la historia”, puntualizó. v