El sociólogo y antropólogo francés, David Le Breton, afirmó que la mascarilla favorece los actos de violencia incluso entre las personas que normalmente no se atreverían a insultar o aprovecharse de alguien, ya que al tener el rostro oculto no muestra su identidad y le confiere el anonimato.
Le Breton participó como invitado en una conferencia virtual que se llevó a cabo el pasado 15 de junio dentro de la Cátedra “Alfonso Reyes” del Tecnológico de Monterrey con la charla: “Los rostros en tiempos de pandemia: mascarillas, pantallas y lazos sociales”, que sostuvo con los profesores Margo Echenberg y Luis Nivardo Trejo, vía Facebook.
Le Breton mencionó que en Francia ya tienen dos semanas que han podido salir a la calle y reanudar poco a poco las actividades sociales, pero la pandemia ha modificado la forma en que la gente se está relacionando.
“Lo que está trastocado son todos los ritos de interacción ¿cómo recibir a la gente que queremos?¿cómo despedirnos de ellos ? ¿con un apretón de manos, con un beso o un abrazo? ahora hay que mantener distancia física y hay que traer una mascarilla que nos tapa la mitad de la cara.
“Lo que va a venir en las próximas semanas, vamos a recuperar el apretón de manos, porque no es tan riesgoso, pero el beso en la mejilla es más complicado, porque tenemos acceso al rostro del otro, no se debe tocar el rostro, salvo cuando se le da un beso”, indicó el sociólogo.
Mencionó que especialmente en Francia es más complicado, porque la gente acostumbraba a dar más de un beso al saludar -por lo general son dos besos-, y ahora será más complicado retomar con esa expresión afectiva entre las personas.
“Pienso que el beso en los próximos meses se va arriesgar a desaparecer y lo más difícil ahora es la mascarilla. La mascarilla nos desfigura y quita nuestro rostro y sin embargo, el rostro nos distingue unos de otros, el rostro es lo que nos permite ser nombrado, identificado, asociado a un sexo, a una edad, a un color de piel; pero hoy, cuando uno se pasea en la ciudad hay mucha gente con mascarilla y no podemos saber mucho acerca de ellos.
“Esa desfiguración del rostro induce a una desfiguración social, pues el rostro es el lugar de la ética, es el lugar fundamental del reconocimiento del otro, es lo que hace que vamos a parar una agresividad cuando estamos confrontados al rostro de la otra persona y es el principio de la moral, de la reciprocidad, de la empatía y el hecho de enmascararnos favorece a veces las descortesías en la vida cotidiana”, explicó.
La moderadora Margo Echenberg hizo una alusión al Carnaval, un evento festivo en el que la gente usa máscaras y Brasil es el lugar por excelencia de esta celebración de origen católico. Le Breton sostuvo que la máscara le permite al individuo dejar su moral a un lado para cometer cualquier tipo de actos.
“El carnaval es interesante, por ejemplo en Brasil, es un momento de fiesta, donde uno hace lo que quiere, hay violencia y delincuencia también, eso traduce que cuanto uno no tiene su rostro, hay una metamorfosis que opera.
“La mascarilla transforma profundamente y la persona se va a sentir autorizada a cosas que jamás haría si tuviera que responder ante su propia cara delante del espejo”, argumentó.