Per Anderson, uno de los fundadores de “La Ceiba Gráfica”, afirma que el mármol mexicano ha sido un gran descubrimiento para el arte de la litografía en México. Sobre este tema dictó una conferencia el pasado 12 de noviembre a través de Zoom, dentro del programa académico de la Escuela Adolfo Prieto.
El también artista y alumno de Anderson, Ivanhoe Madrigales, fue el moderador de la sesión virtual, en la que el pintor y grabador nacido en Suecia en 1946, pero radicado en México desde 1970, dio un repaso sobre los avances que ha tenido la litografía a lo largo de los años, desde que Aloys Senefelder inventó esta técnica en 1796.
Anderson mencionó que la litografía tenía una gran presencia dentro de las artes gráficas y siempre existía la posibilidad de que una artista tenía un impresor conocido y entre ambos hacían colaboraciones.
“La litografía también requería que uno era el artista y el otro era el impresor. Era una especie de colaboración entre artista e impresor, como Toulouse- Lautrec quien era un chaparrito deforme y borracho la mayor parte del tiempo; y él era genial para los dibujos, pero sin contar con los conocimientos y la habilidad del impresor, no hubiera podido realizarlos.
“En toda su vida tuvo una producción de unas 350 litografías, pero siempre ejecutadas con el maestro impresor”, refirió el artista.
“Como por ejemplo Picasso, que siempre estuvo respaldado por unos impresores de gran oficio, porque le cuidaban los colores o como Marc Chagall, que, a lo largo de los años, tiene gran valor en el mercado de arte.
“Pero resulta que la litografía sobre piedra comienza a desaparecer del escenario, porque se transformó en procesos foto mecánicos y lanzado sobre láminas de offset, lo cual provocó que se perdiera la relación entre artista e impresor, también se rompió el encanto y llegó el momento en que los artistas perdieron contacto con su material”, explicó.
Añadió que el desarrollo de la litografía era fuerte durante 150 años, pero se disuelve y desaparece por que se reemplaza por offset, pero en la actualidad, esa técnica también está siendo reemplazada por impresiones digitales.
“La litografía sobre piedra tuvo vigencia por lo menos 150 años, la siguiente generación offset, quizá 80 años y ahora las versiones más modernas, las impresiones digitales, nos damos cuenta de que son generaciones que duran menos años.
“El artista quiere tener un material que puede dibujar como si fuera papel, sobre tela, sobre la piedra, tener decisiones de quitar o poner, y tener toda la dimensión de la imagen, entonces el artista quiere regresar a la vieja forma de hacer la litografía sobre piedra”, afirmó.
AL RESCATE DE LA TÉCNICA
Recordó que, en 1950, la pintora y diseñadora June Wayne realizó uno de los más serios esfuerzos para conservar la técnica de la litografía a la “antigua”, al fundar el taller “Tamarind”, que actualmente continúa como Instituto Tamarind en la Universidad de Nuevo México.
“Ella viaja de los Ángeles a París y detecta una imprenta que ya estaba destinada a desaparecer, pero la compra a tiempo; y lo interesante en que su compra es que incluía el impresor y se traslada con todo a los Ángeles, California.
“June Wayne con un espíritu muy innovador y revolucionario invita a otros artistas y con esto genera todo el proyecto Tamarind y logra bajar subsidios que eran más de 5 millones de dólares con los que se empezó a establecer como un instituto que es el taller más importante y reconocido en el mundo, que ahora se encuentra en Albuquerque en Nuevo México, y ahí siguen entrenando impresores y esta colaboración entre artistas e impresor es la tradición que ha puesto en resguardo Tamarind”, destacó.
Señaló que, hasta la fecha, Tamarind es un sitio en el que se pueden desarrollar artistas grabadores, pero para los mexicanos es difícil conseguir una prensa y por ello es muy complicado desarrollar una producción artística.
“Porque si una prensa de estas cuesta como 22 mil dólares, y en Estados Unidos es un precio razonable, pero para un artista mexicano, esa cantidad más el traslado y otros gastos, no es una opción.
“Y si las piedras, seguían trayendolas desde Alemania, porque una piedra litográfica cuesta mil euros, más lo del envío y gastos aduanales, pero es imposible y si las tintas las tienes que comprar en París o en Chicago, imagínense “, expresó.
Indicó que en varios países se habían realizado esfuerzos para tener talleres y escuelas, pero no en el caso de México, en la que se tiene que importar todo.
Recordó que, en su natal Estocolmo, Suecia, aprendió la técnica de la litografía, y al llegar a México en 1970, se dio cuenta de las dificultades que tenía que enfrentar para poder enseñarla a sus alumnos de la Universidad Veracruzana.
“Desde que me hice cargo del taller de litografía en Xalapa, buscaba soluciones alternas, porque había un gran impulso para la tecnología alterna de la gráfica en estos años, pero no era tan fácil de sustituir las piedras que traían desde Alemania; las prensas de Estados Unidos, las tintas de París o de Chicago.
“Pero se sumaron poco a poco, hasta que descubrí que el mármol mexicano pudiera ser un gran sustituto de la piedra importada desde Alemania, entonces pensaba, que ahora yo tendría muchas ventajas que Senefelder -creador de la litografía- no tenía “, manifestó.
Per Anderson comentó que se sintió confiado en hacer un proyecto autosustentable, y por ello nació La Ceiba Gráfica, hoy en día un centro de artes ubicado en Coatepec, Veracruz, desde el 2005 y actualmente es el principal centro de producción de Litografía con mármol en el mundo.
“Poco a poco creció el proyecto, y no solamente con mármol mexicano, sino con prensas fabricadas acá y luego aprendimos a ser rodillos, fabricar tinta y en los últimos 10 años he estado muy metido en buscar hacer el papel cada vez de mejor calidad “, puntualizó.
Los interesados pueden ingresar a la página de La Ceiba Gráfica, o enviar un correo a [email protected].