
““Qué querés, tenés más de 60 años, se dice a sí mismo para consolarse, pero inmediatamente se da cuenta que el consuelo resulta todo lo contrario: no quiere tener más de 60 años. Guarda otra vez los formularios en el cajón y se queda mirando, por encima del tabique que separa su escritorio del siguiente, al pibe que pusieron en la las noticias que siempre fueron suyas: crímenes y asaltos violentos. Buen pibe, aunque muy pichón, piensa.
“Muy tierno, Generación Google, sin calle, todo teclado y pantalla, todo Internet. Ni biforme usan. El pibe se esfuerza, eso hay que reconocérselo, llega primero, se va último, y Rinaldi le da cuerda para demostrar que la sección policiales funciona bien sin él, sin Jaime Brena”, dice un fragmento de “Betibú”, el más reciente trabajo de Claudia Piñeiro, ganadora del premio Sor Juana Inés de la Cruz 2010 por “Las grietas de Jara”.
Los párrafos corresponden a uno de los personajes de esta novela que fue presentada en el Museo Marco un día antes de que arrancara formalmente la XXII edición de la Feria Internacional del Libro (FIL) Monterrey .
Claudia Piñeiro, además de ser una reconocida novelista en su país, es también dramaturga y guionista de televisión , y aunque reconoce que ha trabajado en una redacción de revista, no se considera periodista.
“Betibú” es una historia con la que muchos periodistas, escritores, criminólogos, estudiantes de comunicación, empleadas domésticas y vigilantes de exclusivos fraccionamientos se pueden identificar plenamente. El hecho: la muerte de un hombre de negocios produce una especie de efecto dominó que Piñeiro ha primero armado y luego soltado hasta que cae la última ficha.
Pero además, existen coincidencias en el thriller producto de la imaginación de Piñeiro, con situaciones tan reales y tan comunes que ocurren en otros países, como por ejemplo aquí en México. También fue el caso de “Las viudas de los jueves”, con la que obtuvo el premio Clarín de novela en el 2005, a la que posteriormente se le hizo una versión cinematográfica.
“Recién hablaba de una chica que conocí en la FIL de Guadalajara, de otra novela mía que se llama ‘Las viudas de los jueves’, y ella me decía que sentía que la historia podría haber pasado en Monterrey.
“Y yo notaba por lo que me decían de ‘Betibú’: que los temas se repiten y que quizá aunque se sabe que sucede en otro país -por cuestiones del lenguaje- puede pasar en todos lados y es como un tema universal; es eso lo que puede hacer que la literatura pueda ser universal y perdure”, consideró la autora nacida en Buenos Aires.
LA FALSA SOCIEDAD
Entre las constantes que se encuentran en las historias de Piñeiro, son los temas sobre la sociedad en general, pero enfocadas a un sector de la clase media alta o burguesía, en las que siempre hay un misterio que resolver y una búsqueda de la verdad; un escrutinio al comportamiento de los personajes que se mueven en ese entorno social en el que se puede mirar a través de la ventana de sus novelas.
“Hay temas que se repiten en mis novelas, entonces tengo que asumir que son los que me importan: como por ejemplo la hipocresía, el encierro, son temas que se repiten en casi todas mis novelas.
“Esas cosas de mostrar apariencias hacia fuera y hacia adentro es otra cosa, toda eso me parece que se repite bastante, y después esos personajes salen al mundo y se encuentran con lo social del momento. En el caso de ‘Betibú’ con esta situación del periodismo que está muy presente en la Argentina de hoy en otros países también “, afirmó.
Claudia Piñeiro confesó que a ella le hubiera gustado estudiar sociología, pero cuando quiso hacerlo habían cerrado la carrera a causa de la dictadura militar en su país, por lo que estudió economía. Sin embargo, el mundo de las letras estaba a la vuelta de la esquina, sólo era cuestión de tiempo.
“La carrera que más me interesaba era sociología pero ese año era la época de la dictadura militar, cerraron la carrera de sociología y todas las carrera humanísticas, por lo que tuve que estudiar ciencias económicas, un poco también porque mis padres habían estudiado eso aunque no terminaron la carrera”, explicó.
Compartió que un día viajaba a Sao Paolo, Brasil, a hacer una auditoría, y durante el vuelo estaba leyendo un periódico en el que un aviso le llamó poderosamente la atención.
“Yo estaba muy deprimida en el avión y en el periódico que leía vi un aviso que para mí fue como un salvavidas: `Editorial Tusquets Concurso de Novelas´ y cuando llegué a Buenos Aires, pedí la licencia y empecé a escribir, luego fui a buscar las bases del concurso histórico que hizo la editorial, y me enteré era sobre literatura erótica.
“Escribí esa novela en las vacaciones que pedí, la inscribí al concurso y quedé entre los 10 finalistas”, recordó.
De ahí, agregó, fue buscando empleos que la acercaron más a la escritura y en un principio empezó con guiones de televisión, luego estudio dramaturgia, hasta que empezó a dedicarse a las novelas.
PERSONAJES DESARROLLADOS
En “Betibú”, la protagonista es mujer, al igual que otros personajes secundarios. Al cuestionarle si era intencional la creación de un personaje femenino con ciertas características de autonomía y éxito profesional a sus más de 50 años, la novelista aclaró que al tener definido su personaje central, pudo asociarlo perfectamente con la trama y con el resto de los personajes.
“Realmente a mí lo que me interesa más que nada es desarrollar los personajes y ver quiénes son y cuál es su curva dramática. Entonces a pesar que la novela tenga una trama policial, para mí la composición de personajes es tan importante como la trama.
Abundó que por eso a “Betibú” le pasan ciertas cosas y tiene ese tipo de amigas; si fuera otra mujer con circunstancias de vida diferentes, no le hubiera pasado lo mismo que a la heroína de su novela.
Comentó que gracias a su faceta como dramaturga, ha logrado esa disciplina en cuanto a la elaboración y definición de sus personajes, hasta los secundarios y los ocasionales.
La también autora de “Elena sabe” reflexionó acerca de los medios y las redes sociales, que de alguna manera son otros personajes de “Betibú”, pues lo hace muy evidente en la relación del periodista que es sustituido de su sección policiaca por lo que un joven estudiante retuitea y checa constantemente su blackberry para enterarse de las noticias.
Por otro lado comentó que le gusta leer a Manuel Puig, pero que entre sus escritores de cabecera figuran el sudafricano J.M. Coetzee y el inglés David Lodge.
“Leo bastante a Coetzee y leo bastante a David Lodge , un novelista inglés y los leo en paralelo porque Coetzee es muy denso y a veces te abruma , pero David Lodge tiene un humor inglés extraordinario. Creo que es como compensar porque a veces no tienes ganas de leer algo tan denso como lo que hace Coetzee, entonces Lodge tiene un humor y una ironía que a mí me interesa mucho”, expresó Piñeiro.