El recién inaugurado Centro de Investigación, Innovación y Desarrollo de las Artes (CEIIDA) en la Unidad Mederos de la UANL, viste sus muros con la obra del maestro oaxaqueño Francisco Toledo, que muestra dos vertientes que se confrontan una a otra en esta primera muestra del nuevo espacio cultural.
“Francisco Toledo en doble plano” reúne piezas de dos colecciones, una del maestro Carlos Monsiváis, Doctor Honoris Causa de la UANL, albergada en el Museo del Estanquillo y otra perteneciente a la Fundación Difusión Cultural Figueroa Hernández (FDCFH) denominada “El Informe Kafka”.
El pasado viernes 1 de marzo el rector de la Universidad Autónoma de Nuevo León, Rogelio Garza Rivera, encabezó la ceremonia de inauguración del CEIIDA, un recinto que alberga más de 20 mil volúmenes en tres bibliotecas que corresponden a las Facultades de Música, Artes Visuales y Escénicas.
En la planta baja de este edificio abierto para los estudiantes desde el pasado 21 de enero, cuyo diseño estuvo a cargo del arquitecto Héctor Cantú Ojeda, los grabados de Toledo parecen moverse y atraer al espectador con los personajes que aparecen dentro de las series a las que pertenecen en las colecciones procedentes tanto del Museo del Estanquillo, que son 68, como la de la Fundación Cultural Figueroa Hernández, que consta de 120 piezas.
La primera sección corresponde a la exposición que alberga el Museo del Estanquillo, misma que fue integrada gracias a la admiración que el escritor y periodista Carlos Monsiváis sentía por el maestro Toledo.
Evelio Álvarez, curador del museo, mencionó la colección que Monsiváis logró conformar con obras de Toledo, algunas de ellas se las obsequió el propio artista y otras gracias a personas allegadas al intelectual mexicano.
“Carlos Monsiváis murió en el 2010 y un año después el Museo del Estaquillo conforma una sala de lectura -que se abrió para albergar las cenizas de Monsiváis-; Francisco Toledo elaboró una urna, que nosotros le llamamos “lagaturna” y a raíz de esto es que surge la idea de montar una exposición.
“Esta exposición originalmente se hizo en el 2012 y formaba parte de la galería Arvil, y para las intolerancias se decidió enviar únicamente las obras que eran propiedad de Carlos Monsiváis, que son 68 en total y todas se van a exhibir aquí, ya que anteriormente han estado en diversos sitios como en El Centro Cultural Nuevo Olimpo, en Mérida, Yucatán y en el Centro Cultural Gabriel García Márquez en Bogotá, Colombia”, indicó Evelio Álvarez.
Entre la temática que se observa en las 68 piezas figuran los gatos, que eran las mascotas preferidas de Monsiváis, así como cuadros de lucha libre que Toledo obsequió al escritor.
El curador consideró que es difícil catalogar a Toledo en una sola técnica, porque en realidad el artista oaxaqueño trabaja mucho con la técnica mixta.
Otras piezas que se encuentran en “Francisco Toledo en Doble Plano” son las alusivas a Benito Juárez.
“Lo que intenta Toledo es desmitificar una de las figuras claves dentro de la historia que fue, sin lugar a dudas Benito Juárez, ya que era una persona que, se puede decir, era intocable”, refirió.
En la segunda parte de la exposición, Fernando Gálvez de Aguinaga, quien tuvo a su cargo la curaduría de la colección de la Fundación Difusión Cultural Figueroa Hernández, destacó la incansable labor de Francisco Toledo en la promoción cultural.
“No existe ningún caso como el de Francisco Toledo en materia de promoción cultural, en ningún lado del mundo; todas las casas que ha adquirido el maestro en Oaxaca las ha arreglado en cierto momento y las ha convertido en espacios públicos para las artes, como la biblioteca del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca, es ahora la más importante del continente latinoamericano en materia de arte, diseño y arquitectura”, refirió.
Sobre la serie de Kafka comentó que la zoología fantástica y mítica son unas de sus metáforas plásticas más recurrentes para hablar sobre los distintos aspectos de la existencia, al igual que los autorretratos, una constante en el pintor.
“Todos estos autorretratos son hechos después de que Toledo cumple los 60 años. Antes de esa edad, nunca se auto retrataba reconociblemente, siempre hacía retratos del enmascarado y nunca veía su cara.
Añadió que también hay una diversidad de técnicas, como el grabado, el metal, al agua fuerte, al agua tinta, al azúcar, además de litografías en piedra y grabado en madera.
Gálvez señaló que la exposición cierra con “Las Fábulas de Esopo”, una interpretación que hace Toledo de un texto clásico.
“Se entera de que Esopo fue un esclavo y en esa época estaba haciendo una serie de investigaciones en torno a la esclavitud, porque en Oaxaca también hay una región de pueblos negros habitada por personas de origen africano que ya se mezclaron con el resto de la población”, apuntó.