Manuel Ramos Reynoso trae la música en sus genes. Heredó el talento de sus padres y al igual que sus hermanos, continuó la tradición de la Familia Ramos convirtiéndose en violinista para transmitir la belleza de las sinfonías de los grandes compositores; gracias a este arte ha recibido grandes regalos de vida.
El pasado 5 de diciembre el maestro Ramos participó como concertino invitado en el VII concierto de la temporada, último de Jesús Medina, el director que durante 9 años estuvo al frente de la Orquesta Sinfónica de la Universidad Autónoma de Nuevo León (OSUANL).
El cuarto de 12 hermanos nació en Reynosa, Tamaulipas, en 1951, pero actualmente radica en la Ciudad de México, ya que es miembro del grupo de concertistas del Instituto Nacional de Bellas Artes y concertino de la Orquesta Filarmónica de la Universidad Nacional Autónoma de México.
“Somos una familia de músicos por generaciones. Yo creo que a la generación a la que yo pertenezco debe ser la quinta o sexta generación de músicos y nuestros hijos siguen nuestros pasos”, manifestó.
Desde muy joven ya mostraba su talento como solista con diversas orquestas sinfónicas y de cámara mexicanas, ha participado en diversos festivales y se ha presentado en prestigiados escenarios de Estados Unidos como el Carnegie Hall de Nueva York y el teatro de la Organización de Estados Americanos, en Washington, DC.
“Casi pareciera que he nacido con el violín, porque desde que tengo uso de razón siempre he estado con el instrumento. Cuando mi hermano Pepe aprendió, a mi me dio la oportunidad de escuchar todo lo que mi papá le enseñaba y así que cuando llegó mi turno a los cinco o seis años yo ya tenía ventaja”, recordó.
Relató que en ese entonces le pidió a su padre que le comprara el violín, pero no había uno de su tamaño, por lo que tuvieron que adaptar uno a sus necesidades.
“Era tanta mi insistencia que mi papá se dio a la tarea de buscar el violín y encontró uno que podía funcionar pero estaba hecho pedazos, así que lo llevó con un carpintero porque no tenía acceso a un laudero y entonces el carpintero lo arregló sin tener nociones de ningún tipo, pero mi papá fue el que hizo los ajustes finales y algunos años después ya tuve otro violín”, compartió.
Ramos Reynoso ha tocado en países de Centro y Sudamérica bajo la guía de directores como Eduardo Mata, Raymond Leppard, Gerhardt Zimmermann, Francisco Savín, Eduardo Mata, además de que obtuvo el premio “Manuel M. Ponce”en dos ocasiones.
“Nosotros como músicos vamos a todos los rincones del mundo con todas las orquestas con las que yo he tocado, como la de Pittsburg, Saint Louis Missouri y con la Filarmónica de la Ciudad de México.
“Siendo parte de estas agrupaciones me dio la oportunidad de viajar a todos lados de Sudamérica, Europa y Asia innumerables veces y por mi cuenta estuve lleno a Sudamérica porque tenía un pianista en Argentina y eso nos hizo viajar a Centroamérica y por supuesto en toda Europa”, mencionó.
ENTRE BEETHOVEN , MOZART
Y PAGANINI
Así como ha interpretado la obra de los grandes clásicos, también ha deleitado a melómanos de otras partes del mundo con música mexicana.
“Les gusta mucho sobre todo cuando va uno exponiendo la música mexicana, siempre es una algarabía escuchar la música nuestra. Ahora yo soy concertino de la filarmónica de la UNAM y la última vez que estuve en Italia y en Inglaterra la gente siempre tiene algo lindo acerca de la música mexicana”, expresó.
Añadió que a estas alturas de su carrera no tiene compositores “favoritos”, aunque considera que siempre es muy grato tocar a Wolfang Amadeus Mozart, “porque es tan transparente”.
En el concierto en el que participó para la despedida del director Medina, interpretó el “Concierto para violín” de Ludwig Van Beethoven.
Por otro lado, el primer violín de la Filarmónica de la UNAM señaló que tocar un concierto de Niccoló Paganini, es una experiencia completamente distinta, porque es “como estar haciendo malabarismo”.
“Es un reto tocarlo porque tiene muchas dificultades, pero me encantan los retos. Hay algo curioso: en un concierto de Paganini hay montones de notas para tocar y sí hay de repente una nota que no sale bien, no importa porque hay muchas otras.
“En cambio los conciertos de Mozart son transparentes, como este concierto de Beethoven, que cuando lo compuso no lo hizo con la idea de mostrar tantas dificultades, pues se concentró más bien en la música. Sí, es un compositor romántico, pero él viene del periodo clásico que después hizo la transición al romanticismo”, señaló Ramos .
El violinista inició formalmente su carrera cuando aún no cumplía los 18 años, pues a los 14 se fue a la Ciudad de México para estudiar en el Conservatorio Nacional y aún siendo alumno ganó una audición para tocar en la Orquesta Sinfónica Nacional y posteriormente el director Enrique Bátiz lo invitó a ser miembro de la Orquesta del Estado de México.
Años más tarde Ramos decidió irse a Estados Unidos y quiso aplicar para ingresar a Julliard en Nueva York, porque quería ser alumno de Ruggiero Ricci, quien si lo aceptó, pero finalmente no pudo pagar las clases.
“Cómo no podía pagar las clases al día siguiente tomé un avión para Indiana y ahí estaba el maestro Franco Gulli al que seguía por muchos años y cuando hice la audición con él, también me aceptó pero me dijo que necesitaba que hablara inglés de manera fluida.
“Luego me regresé a México y me sentía presionado para aprender inglés, pero un amigo me consiguió una audición para la Orquesta de Saint Louis Missouri, entonces me fui y gané la posición y finalmente me quedé ahí por 38 años”, refirió.
LA FAMILIA RAMOS
Cinco de los seis hermanos varones Ramos viven en la Ciudad de México y solamente José Ramos vive en Reynosa, Tamaulipas, pero todos ellos se han desempeñado de manera profesional en la música.
“Como somos cinco hermanos, ahora con nuestros hijos sí llegamos a formar una orquesta de cámara, entonces nos juntamos y tocamos porque tenemos suficientes integrantes para tocar un concierto de música de cámara”, indicó el padre de tres hijos también músicos y esposo de una violonchelista.
Por otro lado, señaló que tiene esperanza que en la llamada Cuarta Transformación encabezada por el presidente Andrés Manuel López Obrador haya más apoyo a las artes para que la música clásica tenga una mayor difusión.
“No sabemos qué va a pasar todavía, yo estoy con Lopez Obrador, creo que es lo mejor que le ha pasado a México, pero todavía no sabemos que es lo que va a pasar, pero tenemos esperanza que todo va a funcionar bien para nosotros.
“Sobre todo porque el Conservatorio Nacional está en deterioro y ojalá que la nueva secretaria de Cultura Alejandra Frustro Guerrero tome nota de ello”, puntualizó Manuel Ramos.