La Gazeta Constitucional fue fundada el 3 de agosto de 1826
El Nuevo Reino de León y su capital Monterrey, fundada en septiembre de 1596, tardaron un largo tiempo en su desarrollo cultural, pues a fines del siglo 18 y principios del 19 “pocos habitantes sabían leer y escribir, al grado de que se dificultaba integrar el ayuntamiento con personas capacitadas para los menesteres correspondientes”, según relata el longevo cronista de la ciudad, José P. Saldaña en su libro “Historia y Tradiciones de Monterrey”.
El señor cura don Gerónimo López y Prieto fundó en 1702 la Iglesia de San Francisco Javier, en las actuales calles de Morelos y Escobedo, donde hoy está una farmacia y que en un tiempo se convirtió en el antiguo Palacio de Gobierno de Nuevo León. Y durante décadas ese sitio fue el único, con su colegio contiguo de inspiración jesuita, al que los niños de entonces asistían a aprender las primeras letras, ya que no fue sino hasta el 2 de julio de 1803 cuando el gobernador Simón de Herrera y Leyva publicó un bando para crear la primera escuela pública de Monterrey, obligatoria y gratuita, y para el año 1808 se estableció la primera escuela particular no confesional, de acuerdo con los apuntes del historiador Héctor González (Siglo y Medio de Cultura Nuevoleonesa, Ediciones Botas, 1946, páginas 41 y 42).
Héctor González fue enfático en la siguiente apreciación: “Monterrey, y quien dice Monterrey dice todo el entonces Nuevo Reino de León, no tenía todavía a fines del siglo 18 nada que pudiera llamarse manifestación de vida intelectual”, pues apenas en 1792-93 el Arzobispo don Andrés Ambrosio de Llanos y Valdés había fundado el Seminario de Monterrey donde se instruían los herederos de las clases más acomodadas, especialmente si su orientación era hacia el sacerdocio, como los doctores en cánones Fray Servando Teresa de Mier y Miguel Ramos Arizpe, así como don José María Parás, y donde se instituyó la primera cátedra de derecho civil en 1824 de la que surgieron generaciones de jóvenes sobresalientes en su vida social y profesional.
Fue en estas circunstancias que un “loco apasionado por la libertad”, como llama al Padre Mier el escritor Cristopher Domínguez Micha, al sumarse a la lucha por la Independencia de México, trajo desde Inglaterra, junto con el impresor Samuel Bangs, la primera imprenta, después de desembarcar en Soto la Marina al lado del guerrillero Francisco Javier Mina el 5 de abril de 1817.
Esa pequeña herramienta, que aún se exhibe en el Museo Regional del Obispado, prestó servicios en la difusión de proclamas, bandos y todo género de propaganda a las provincias de Texas, Tamaulipas, Nuevo Reino de León y Coahuila, y, una vez decretada la Independencia en septiembre de 1821, no fue utilizada para editar el primer periódico de este Estado, pero sí impulsó al ayuntamiento de Monterrey a adquirir otra en 1823 y luego el Gobierno nuevoleonés se hizo de la que pertenecía al caudillo tamaulipeco Bernardo Gutiérrez de Lara para dar vida a la Gazeta Constitucional el 3 de agosto de 1826.
NACIMIENTO DEL PERIODISMO LOCAL
Al cobijo de la primera Constitución del Estado en 1825 y del gobernador José María Parás, la Gazeta Constitucional no solamente fue un original órgano de información oficial sino que sentó las bases del periodismo en la región, a pesar del pobre nivel de lectura de la mayoría de los habitantes que asistían a unas pocas escuelas dirigidas por miembros de la Iglesia, con apoyo económico de donativos particulares.
Aquel jueves 3 de agosto ha quedado grabado en la historia al ponerse en circulación este modesto medio que, con ligeros cambios de nombre, perduraría hasta el 12 de noviembre de 1835.
Pero la situación política de aquellos tiempos muy pronto dio lugar a que de otra imprenta naciera el primer periódico de oposición, El Antagonista, de Manuel María de Llano, imprimiéndose a veces en Saltillo y a veces en Monterrey, en el taller de don Manuel María Mier, para cuestionar seriamente las acciones gubernamentales.
Curiosamente fue este mismo personaje, Manuel María de Llano, quien provocó cerraran en 1834 las escuelas religiosas debido a la tirantez de relaciones entre su gobierno y el clero, por lo cual el Congreso del Estado dispuso que, para contrarrestar aquella orden, se crearan inmediatamente dos pequeñas escuelas, que fueron probablemente las primeras escuelas oficiales que hubo en Monterrey, y que sirvieron para que sus escasos 18 mil habitantes aprendieran lo elemental y avivaran el despertar cultural de la región, pues pronto aparecieron en la palestra otros periódicos, aunque de poca monta, como el Semanario Político del Gobierno de Nuevo León (19 de noviembre de 1835), El Nivel (1836), El Corresponsal y El Centinela de Nuevo León (1841) y el Látigo (1843), poco antes de la consolidación de la prensa.
Al establecerse en 1835 el gobierno centralista en el país, el Semanario Político del Gobierno de Nuevo León interrumpió su aparición para reaparecer el 27 de junio de 1839. Y siete años después, durante la invasión norteamericana, el idioma inglés hizo de las suyas en el Estado al circular The American Pioneer, The Gazzete y The Monterrey Gazzette que reflejaban la ideología de los Estados Unidos, con la “Doctrina Monroe” como inspiración y el “Destino Manifiesto” como bujía de acción. Pero al retirarse los “verdes”, el Órgano Oficial del Gobierno de Nuevo León fue la publicación que dominó el escenario, cambiando su nombre el 14 de julio de 1853 a Periódico Oficial del Estado de Nuevo León, y luego a Periódico Oficial del Gobierno del Departamento de Nuevo León, de acuerdo con los movimientos políticos marcados desde la capital de la República.
Con Santiago Vidaurri en el Gobierno a partir de 1855 el Restaurador de la Libertad llevó como subtítulo “Periódico Oficial del Gobierno del Estado Libre y Soberano de Nuevo León”, pero en su número 8 de abril de 1856 se transformó en Periódico Oficial del Gobierno del Estado Libre y Soberano de Nuevo León y Coahuila. Más adelante se le conocerá como Boletín Oficial, Boletín Extraordinario, La Voz de la Frontera (mientras gobernó José Silvestre Aramberri en 1859) y El Restaurador, porque Vidaurri se hizo del mando otra vez.
Y entre tantos vaivenes ideológicos, se publica aquí La Opinión, durante la estancia de Benito Juárez del 21 de abril al 11 de agosto de 1864, y este medio será sustituido por un solo número del Boletín Oficial para finalmente establecer La Gaceta Oficial del Estado durante el Imperio de Maximiliano y Carlota. Y la Gaceta de Monterrey en 1865.
Los número del boletín circularon entre el periodo del Imperio y La República defendida por Benito Juárez, hasta que el 18 de agosto de 1866 (en el 40 aniversario de la Gazeta Constitucional) se publicó el Periódico Oficial del Gobierno del Estado Libre y Soberano de Nuevo León, como ha trascendido hasta nuestros días, después de tantos avatares de los que han dado cuenta nuestros historiadores, como Erasmo Torres.
HACE 190 AÑOS
Un justo homenaje merecen, sin lugar a dudas, aquellos primeros artesanos que hicieron en agosto de 1826 “el milagro” del primer periódico en Monterrey, que ha dado lugar a opúsculos especiales y ha sido motivo de estudio de muchos colegas interesados en su contenido y formato.
Basta con tener a la mano los aspectos históricos de la urbe y el retraso tecnológico de entonces para calcular el tiempo que les llevó armar cada párrafo y revisar todo el material a fin de que fuera digno de los ojos de unos cuantos lectores que habían acudido a la escuela.