
Hasta hace un par de años, el municipio de Pesquería era considerado como un municipio rural, caracterizado por un estilo de vida más campirano que de la ciudad, costumbres sencillas y con ingresos basados en gran parte del origen agrícola.
Pero la llegada y próxima apertura de la empresa Kia Motors, originaria de Corea del Sur, ha fomentado un cambio en la rutina y entorno de la comunidad para transformase en una ciudad y en constante crecimiento, con un choque entre culturas, economía impulsada por el ramo automotriz y severos problemas de sustentabilidad.
Es más común ver en las calles a decenas de personas originarias del país asiático, la mayoría conduciendo sus vehículos Kia; los panorámicos y publicidad diversa se leen en coreano, su gastronomía ha ganado terreno y el número de restaurantes va en aumento. Pesquería cambió y ahora es conocido popularmente como “Pescorea”.
Y aunque por un lado esto ha “revivido” al municipio, pues su actividad comercial se ha incrementado, al igual que las oportunidades de empleo para sus habitantes, por el otro, ha traído una serie de problemas para la administración municipal, pues no se dan abasto para satisfacer la demanda de servicios, desde infraestructura vial hasta fraccionamientos o escuelas.
El panorama de Pesquería, desde la visión administrativa, parece devastador: el constante crecimiento del municipio los rebasó y su presupuesto, de acuerdo con el alcalde Miguel Ángel Lozano, es para 20 mil 800 personas, cuando ahora ya son más de 90 mil habitantes.
“Hemos sido rebasados por la demanda de servicios de equipamiento y todavía no se pone en marcha. Para la apertura, que se considera en mayo o junio, realmente vamos a estar en una situación de crisis”, comentó.
“ES UNA CARGA PARA EL MUNICIPIO”
A un par de meses para que la empresa automotriz inicie funciones, Lozano admite que la entidad aún no se reporta lista para que la planta se ponga en marcha, pues aún falta la instalación de infraestructura en el sistema pluvial, carretero y la conectividad con la vía férrea.
Esta carencia de equipamiento obligó a que empresas proveedoras Tier 2 y Tier 3 se instalaran en otros municipios como Salinas Victoria y Apodaca, lo cual representa una caída en la inversión.
“Nos llegó una carga de compromisos, pero no nos llegaron ingresos. No tuvimos un solo peso de ingresos por parte de Kia y toda la semana nos demandan servicios: seguridad, recolección de basura, infraestructura, llegan familias, constructores… al municipio sólo fue carga y carga”, indicó el munícipe.
Pero la principal preocupación del alcalde radica en tres temas: seguridad, salud y educación.
La seguridad representa un problema porque “ni siquiera contamos con cárcel, no contamos con una Secretaría de Seguridad Pública, nuestros elementos están en el proceso de certificación y ha sido muy tortuoso la liberación de las autorizaciones para el porte de armas”.
Agregó que el gobierno del Estado ha sido sensible con el tema y destacamento 50 elementos de Fuerza Civil para la protección de municipio, lo cual ha amortiguado la presencia de una base de dicha corporación en Pesquería.
En cuanto a salud, informó que no se cuenta con una red de infraestructura de salud para atender ni a los propios habitantes de Pesquería, que cada semana van en aumento, y tampoco cuentan con el presupuesto para construirla.
“El último es la educación”, explicó, “todos nuestros niños y jóvenes que llegan al municipio deben migrar a Apodaca o Monterrey para poder ir a las preparatorias y facultades de la UANL”.
La falta de escuelas obligará a las familias provenientes de Corea del Sur a enviar a los niños o jóvenes a estudiar a otros municipios metropolitanos.
Lozano adjudicó las carencias del municipio a la falta de un plan integral por parte de los tres niveles de gobierno para establecer los compromisos que conlleva una inversión tan grande como la de Kia.
“No hubo un plan integral por parte de los tres niveles de gobierno”, comentó, “no hubo una planeación desde el ámbito municipal para todas las obligaciones que iba a tener el municipio. No tenemos carreteras, no tenemos centros de salud necesarios, no tenemos una oficina de coordinación para la comunidad coreana, porque hay muchos coreanos que llegan y no hablan español y tampoco inglés”.
Para atender la problemática, indicó que se solicitó e instaló una mesa integrada por los tres niveles de gobierno para empezar a hacer una planeación.
Espera que tanto el gobierno federal como estatal los ayude para enfrentar las carencias y brindar los servicios que se merecen.
“El municipio está colapsado, no va a poder salir (adelante) si el gobierno federal y el gobierno estatal no se sensibiliza”, argumentó.
EL CHOQUE CULTURAL
Los problemas de inversión y sustentabilidad no son todo con lo que se tiene que lidiar, también el encuentro entre ambas culturas.
Aunque se tenía un poco de experiencia con las familias provenientes de otros estados del país a Pesquería, ahora es en un nivel más complicado, ya que la gran mayoría de los provenientes de Corea del Sur no habla inglés o español.
“Ellos están aislados de la comunidad en Pesquería, no conviven ni comparten sus experiencias o su cultura”, comentó Lozano.
En un esfuerzo por incorporar ambas culturas, el alcalde comentó que se reunió con el embajador de Corea del Sur en México y próximamente hará lo propio con el embajador de México en Corea para “hacer un plan para de alguna manera aprender y ‘tropicalizar’ nuestras culturas y costumbres”.
Como los elementos de auxilio no están capacitados en el idioma para brindar sus servicios a la gente de Corea, la administración municipal planea abrir una oficina de enlace para atender a la comunidad asiática y así canalizarlos con las diferentes corporaciones que necesiten.
También se planea el instalar nomenclatura en las calles en coreano para evitar las violaciones al reglamento de tránsito por parte de los trabajadores de Kia.
LA OTRA CARA DE LA MONEDA: DE PESQUERÍA A “PESCOREA”
Pero quienes agradecen la llegada de la “invasión coreana” son los habitantes de Pesquería.
La inseguridad y abandono del municipio ya son cosa del pasado gracias al nuevo aire que le dio la empresa automotriz a la entidad.
El “pan de cada día” son las continuas reparaciones de las vialidades, sobre todo las que llevan hacia la armadora surcoreana.
Al recorrer las calles del municipio es cada vez más común encontrar publicidad en coreano, que anuncia desde la venta y renta de casas, restaurantes, hasta la reparación de celulares y computadoras.
Tal es el caso de un taller de soldadura, que tiene sus anuncios en español y coreano, lo que le ha valido hacerse de unos cuantos clientes originarios de Asia.
“Hace cuatro meses los pusimos, les trabajamos en vigas, estructura y soldadura”, afirmó Alberto Asención, trabajador del taller.
En la entrada al municipio, sobre Miguel Alemán, lo que en un tiempo fueron locales comerciales ahora es “Korean Town”, un complejo habitacional privado donde residen los trabajadores de la planta, el cual cuenta con su propio restaurante.
Se espera que en próximos meses arranque la construcción de más complejos habitacionales y negocios dirigidos a esta comunidad.
Las oportunidades de empleo no sólo surgieron dentro de Kia, también en sus alrededores.
La inseguridad que azotó en años anteriores y la falta de empleo orilló a que muchos de los residentes dejaran el municipio con destino a la capital del estado en búsqueda de mejores oportunidades.
En las calles se escuchan diferentes testimonios de personas que fueron víctimas de la delincuencia, quienes optaron por abandonar sus hogares y se mudaron a Monterrey.
Aún con el temor en sus voces, relatan cómo fueron privados de la libertad o cómo las mismas autoridades les exigían el pago de cuotas.
“A mí me secuestraron, y tenía mucho miedo, por eso mejor me fui, aquí estaba todo muy feo y solo”, comentó un hombre de forma anónima.
Tras un par de años viviendo en Monterrey, el hombre decidió regresar para aprovechar las nuevas oportunidades de empleo que trajo consigo la empresa sudcoreana.
Similar es el caso de Juan Rafael Nolasco, de 47 años, quien dejó su natal Villagrán, Tamaulipas para poner su vulcanizadora en “Pescorea”, luego de que su primo le contó sobre las grandes oportunidades de empleo que había.
“Tengo como un año meses trabajando aquí, algunos me dicen ‘vulka’, otros me dicen ‘el vulkoreano’”, afirmó.
De su negocio, que está en el patio de su casa, destaca el anuncio escrito en coreano en un viejo pedazo de madera que literalmente se traduce “llanta ponchada rápido”.
“Esto vino y me lo puso un coreano hace como dos meses”, comentó, “pero ahora vino otro y me mandó a hacer otra manta más bonita, porque lo deje que pusiera su anuncio aquí”.
Nolasco dice que la gente con la que ha podido tratar se ha portado muy bien con él, y que en ocasiones hasta le pagan por sus servicios más de lo que él pide.
“Los coreanos se han portado bien, si les cobro 50, hay unos que me dan 100 pesos, por lo rápido que hago el trabajo”.
Su relación con la gente de Corea del Sur es tan buena que, según comentó, incluso lo enseñaron a comunicarse en su idioma para que pudiera atender a sus compatriotas.
“Me enseñaron lo básico de mi trabajo, que se mueva hacia adelante, hacia atrás, una que otra palabra”, dijo.
Muchos de los lugareños están tan agradecidos con la comunidad coreana por los cambios que están haciendo en el municipio, que ya hasta tienen diferentes formas de agradecerle, tal como una tienda de abarrotes ubicada sobre la carretera Pesquería-Los Ramones llamada “Korea”.
“Fue una humilde manera de agradecer, una atención con la gente de Corea por todo lo que han hecho por nosotros. Aquí tenemos toda la vida y antes aquí era una zona abandonada y ahorita en la actualidad ha habido una fuente de trabajo más, hay más movimientos, más ventas, y nos ha dado un poquito más de fuerza a la economía de nosotros”, comentó el administrador de lugar.
Pesquería en la actualidad se encuentra entre la “coreanización” y su tradicional entorno rural.