La transición energética mundial, en la que destacan principalmente países europeos como líderes del proceso, está avanzando rápidamente. Según el informe “Fostering Effective Energy Transition 2024” del Foro Económico Mundial, 107 de los 120 países analizados han mejorado sus puntajes en el Índice de Transición Energética (ETI, por sus siglas en inglés) en la última década, lo que demuestra avances significativos a nivel global.
No obstante, en los últimos tres años el ritmo de progreso se ha ralentizado debido a la incertidumbre global, caracterizada por factores como la volatilidad económica, las tensiones geopolíticas y los cambios tecnológicos. A pesar de estos desafíos, los países líderes en sostenibilidad, como China, Brasil y los pertenecientes a Europa, han mantenido un fuerte impulso en su transición energética.
Dentro de este panorama, México se encuentra en una posición intermedia, en el lugar 57 de 120, con numerosas oportunidades y retos para avanzar en su transición energética hacia fuentes limpias y renovables.
“Tenemos un gran potencial como país para aprovechar las energías limpias y la generación descentralizada de energía fotovoltaica, como palancas clave para impulsar la transición energética, de esta manera se puede asegurar el suministro”, afirma Manuel Ahumada, Socio Director Comercial de Enlight.
Los países nórdicos, encabezados por Suecia, Dinamarca y Finlandia, lideran el ETI de 2024, seguidos de cerca por Suiza. Aunque estos países representan solo el 2% de la población mundial y contribuyen con el 1% de las emisiones de CO₂ relacionadas con la energía, otras economías emergentes como China y Brasil también han logrado avances significativos.
Por otro lado, las naciones en desarrollo que encabezan el listado son Líbano, Etiopía, Tanzania, Zimbabue y Sudáfrica. Por su parte, Estonia, Etiopía y Líbano han registrado las mejoras más rápidas en los últimos cinco años, al priorizar las energías renovables no conectadas a la red para mejorar el acceso y la sostenibilidad.
MÉXICO HACIA LA TRANSICIÓN ENERGÉTICA
Si bien la generación de energías limpias, de acuerdo con el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), aumentó 48.4% entre 2017 y 2022, su participación en la matriz energética nacional sólo alcanzó el 26.1% en 2022, disminuyendo 1.4 puntos porcentuales respecto a 2021. Esto indica que México está lejos de cumplir su meta de generar el 35% de su electricidad a partir de fuentes limpias para 2024.
Los expertos de Enlight, empresa mexicana especializada en la integración de soluciones energéticas renovables, ven en la transición energética una oportunidad para colaborar con diversos sectores y acelerar el cambio.
“Nos hemos comprometido en ser un aliado estratégico para las industrias y empresas mexicanas para avanzar de manera efectiva y contundente en la transición, mientras alcanzan la eficiencia energética y la continuidad operativa”, comenta Manuel Ahumada.
Para la compañía, las microrredes son una opción útil en la transición energética debido a su capacidad para ajustar automáticamente el suministro y la demanda de energía, lo que garantiza una operación eficiente y confiable. Además, al incorporar fuentes de energía renovable como la solar y la eólica, reducen la dependencia de los combustibles fósiles y promueven una mayor resiliencia tanto energética como industrial.
OPORTUNIDADES Y RETOS PARA MÉXICO
El informe del Foro Económico Mundial señala que los países deben equilibrar las prioridades de equidad, seguridad y sostenibilidad de sus sistemas energéticos para lograr una transición efectiva. En este sentido, México enfrenta retos en áreas como la reducción de la intensidad de emisiones de los combustibles fósiles, la eliminación de subsidios a estos combustibles y la mejora de la eficiencia energética.
Sin embargo, Ahumada destaca que “México cuenta con un enorme potencial en energías renovables, como la solar, que pueden ser aprovechadas para avanzar de manera significativa en su transición energética, beneficiando a diversos sectores de la economía”.
Según el informe, México ha implementado algunas políticas para avanzar en su transición energética, aunque aún enfrenta retos. El país ha aumentado significativamente su capacidad de energías renovables, especialmente solar y eólica, lo que ha mejorado su desempeño en sostenibilidad. Sin embargo, sigue dependiendo en gran medida de los combustibles fósiles, lo que representa un desafío para reducir las emisiones.