El periodismo, la tauromaquia y el fútbol son las tres grandes pasiones de José Martín Banda, un potosino que llegó a Monterrey en la década de los ochenta y que a lo largo de más de 40 años ha atestiguado sus encuentros con autógrafos y fotografías.
Las imágenes y firmas van desde futbolistas, pasando por artistas hasta ex presidentes de la república, a los cuales “cazaba” desde adolescente cuando moraba en su natal San Luis Potosí.
Los cuadernos repletos de firmas y álbumes inundados de fotografías son tesoros invaluables para cualquier fanático del balompié, de la fiesta taurina y de la televisión mexicana.
Americanista de corazón, su historia con la huella gráfica de los personajes comenzó cuando un compañero de secundaria lo invitó a postrarse al exterior del Hotel Cactus de la capital potosina con la intención de obtener el autógrafo de los futbolistas del momento.
Eran los años en los que la ciudad presumía de tener un equipo de futbol en primera división y para los encuentros la onceava visitante se hospedaba en mencionado edificio.
Para lograr la firma de sus ídolos José Martín hacía rigurosa guardia cada 15 días afuera del hotel, aunque en ocasiones se aventuraba a entrar a sus pasillos.
Así que comenzó su colección de autógrafos de importantes personajes del balompié como Hugo Sánchez, Juan José Muñante, “Gato” Marín, Evanivaldo Castro “Cabinho”, Osvaldo Castro “Pata Bendita” y muchos más.
“Empecé un año a ir religiosamente cada 15 días a recabar las firmas de los futbolistas de aquellos años”, dijo el periodista.
Pero en la ciudad no solo se celebraba futbol, también la feria local atraía a decenas de artistas nacionales, quienes se hospedaban en el mismo hotel para cumplir con sus agendas.
Ya sin su amigo, José Martín decidió continuar con su “cacería” y diversificar los testimonios gráficos para recibir la firma de cantantes, actores, actrices y comediantes.
“Cada equipo que iba lo buscábamos y tenía mis autógrafos. Al mismo tiempo eran las épocas de la feria nacional potosina e iban artistas al mismo hotel, muchos toreros también. Entonces, me dio ese gusto por buscar la firma de todos los personajes no solo futbolistas.
“Yo astutamente llamaba a las recepciones de los hoteles preguntando por los personajes y sí me avisaban si estaban ahí o no”, mencionó el potosino.
Entre los personajes de la farándula que logró interceptar están los íconos de antaño: Sasha Montenegro, Jorge Rivero y José José, con quien paseó unas cuadras en su camioneta.
“A José José le llevé un póster monumental para que me lo firmara. Ese día iba de juez en un auditorio cercano del hotel, que estaba a tres cuadras, pero tenía que irse en su camioneta. En eso me pregunta que a dónde voy y le digo a donde él también va y me lleva con él en su camioneta. Entré jubiloso al teatro con él”, aseveró José Martín.
El ahora cronista de la fiesta taurina tenía alrededor de 18 años cuando asediaba inocentemente a los personajes de la vida pública del país. Su pasión por los autógrafos y fotografías lo habían orillado a comprar una cámara fotográfica -cortesía de su mamá- para atestiguar sus encuentros.
Uno de ellos, relata, fue durante el informe de gobierno de un mandatario estatal potosino, en donde el invitado de honor era el entonces presidente Luis Echeverría.
Al llegar al evento, atiborrado de gente, José Martín se coló entre los tumultos para tomar una fotografía de los líderes políticos, pero un integrante del desaparecido Estado Mayor Presidencial no dudó en connotarlo como sospechosos y lo tiró al piso.
De inmediato, el joven escuchó la voz del presidente que le exigió al mismo agente que lo dejara tomar la foto y en un acto más de reFlejo que de consciencia el potosino oprimió el clic de la cámara.
Al revelar la imagen la sorpresa del ahora periodista fue que en ella se miraba una mano que se aproximó a él para saludarlo y era nada más y nada menos que la del entonces presidente tricolor.
“Ese es mi recuerdo político más importante, el que me marcó. Ya no solamente eran futbolistas, toreros o artistas, también ya me había empezado a gustar el ambiente político, sobre todo las personalidades”, expresó.
Pero Luis Echeverría no fue el único presidente con el que puso “codearse” también logró momentos con José López Portillo y Miguel de la Madrid.
En su lista ya figuraban políticos, futbolistas, cantantes, actores,
actrices y comediantes, pero la vida lo llevó a un grupo más: toreros.
Y es que, la feria de San Luis Potosí también convocaba a los nombres más importantes de la tauromaquia y el joven no perdió la oportunidad de conocerlos sin imaginar que se convertiría en una de sus más grandes pasiones.
Como era de esperarse las firmas de relevantes matadores como Eloy Cavazos y Manolo Martínez no están ausentes de su colección.
Durante un año, José Martín convirtió su hobbie en su estilo de vida, pero al llegar a la edad de 19 tuvo que mudarse a Monterrey para continuar con sus estudios de Universidad y cuando pensó que su pasatiempo había acabado, los años lo redireccionaron al mundo de las personalidades, pero ahora ya no como fanático.
NACE UN PERIODISTA
José Martín llegó a la capital regia para estudiar medicina en la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL); sin embargo, al tercer semestre de la carrera se percató que estaba en el campo equivocado.
Aunque en un principio llegó a vivir a la colonia Independencia con algunos familiares, con el tiempo peregrinó por casas de asistencia y fue ahí en donde un extranjero ecuatoriano le habló sobre la facultad de Ciencias de la Información, hoy Ciencias de la Comunicación.
“En una de esas casas de asistencia conocí a un joven ecuatoriano que había llegado a Monterrey para estudiar Ciencias de la Información y me platicó de qué se trataba, que podría trabajar en radio, en tele, en prensa y me llamó la atención”, expresó el periodista.
El joven ya había tenido contacto con los medios de comunicación años atrás, pues su tía trabajaba en una radiodifusora en San Luis Potosí, por lo que no le desagradó la idea de cambiar de rumbo.
De 1984 a 1988 el potosino cursó la carrera de Información y durante su trayecto universitario tuvo varios encuentros con el mundo de los deportes.
“Entrando a la carrera le surgen invitaciones para ir a un curso al entonces Diario de Monterrey, hoy Milenio, pero deseché la oportunidad y seguí con mis estudios.
“Previo al mundial de México 86 hice un diplomado en el gimnasio Nuevo León con los seleccionados de Portugal, Marruecos e Inglaterra y de ahí me empezó a atrapar el ambiente futbolero”, aseveró.
En 1987 hizo su debut oficial en los medios de comunicación al colaborar en la revista Cuestión de Goles. Y aunque poco tiempo después hizo una pausa para sumarse al equipo de los Leones de Saltillo -primero como operativo y después como gerente- a los dos pocos años regresó a las filas de la prensa.
De 1992 al 2001 laboró en el periódico El Diario de Monterrey -hoy Milenio- y de 2001 a 2016 en El Norte como cronista de la tauromaquia.
Gracias a su carrera José Martín ha podido continuar retratando sus encuentros con personalidades, aunque ahora como profesional y no como aficionado.
A lo largo de 34 años, la trinchera del periodismo le ha dado la oportunidad de ampliar su colección de careos con reconocidos personajes de todos los ámbitos.
Y al ser un apasionado de la fiesta brava, es fácil relacionarse con celebridades de todas las áreas.
“El toreo junta a la política, los espectáculos y el deporte. Por eso se dice que una plaza de toros es muy democrática porque va todo el mundo”, expresó.
Y aunque algunas voces podrían criticar que al estar en la trinchera del periodismo busque fotografiarse con sus entrevistados para José Martín es simplemente un anecdotario gráfico de su carrera.
“Mucho se ha dicho que los reporteros no debemos tomarnos fotos con nuestras fuentes, pero yo creo que es nuestro archivo personal. Yo considero que siempre hay que tomarnos alguna foto del recuerdo con estos personajes.
“Finalmente las empresas para las que trabajamos tienen sus hemerotecas, pero son de ellos. Y cuando ya no trabajamos en esas empresas no nos llevamos nada más que el recuerdo y no hay documento más fiel para mostrar que una fotografía.
“Una fotografía vale más que mil palabras. Por eso yo invito a los amigos periodistas a siempre tener su fotografía personal con los entrevistados, pues es el único comprobante de que han pasado por este mundo del periodismo”, puntualizó.