
La noticia le dió la vuelta al mundo: alrededor de las 17:00 horas durante el llamado Festival Axe Ceremonia, celebrado en Parque Bicentenario, una de las estructuras decorativas colapsó, golpeado y provocando la muerte de Berenice Giles y Miguel Hernández, quienes luego fueron identificados como fotógrafos colaboradores de un medio independiente llamado Mr. Indie.
Berenice residía en la Ciudad de México y previamente había sido estudiante de Comunicación y Periodismo en la Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón, quienes ya lamentaron los sucesos ocurridos y mostraron sus condolencias a ambas familias.
Se especializó en fotografía y se dedicó a enfocarse en foto de concierto y retrato para artistas.
En su portafolio web, se describía a sí misma como apasionada de “capturar momentos inolvidables y detalles que transmitan la sensación de ver a tu artista o banda favorita en vivo”.
Por su parte Miguel también formó su educación universitaria en la FES Aragón, estudiando Comunicación y Periodismo.
Siendo apasionado de capturar momentos con su cámara y entrevistando plasmaba su ocupación en redes sociales propias así como en las de su trabajo.
Conciertos, festivales, e incluso sesiones de música más íntimos, fueron su especialidad, llevándolo a crear retratos de cantantes.
Aficionado al cine, también disfrutaba de compartir sus recientes filmes vistos en su propio perfil de letterboxd.
NO ES LA PRIMERA VEZ
Pasaron más de ocho horas antes de que los organizadores emitieran un comunicado.
Ocho horas de música, luces y escenarios activos. Mientras algunos bailaban con Charli XCX o cantaban con Natanael Cano, otros ya estaban de luto.
Más allá del accidente, de las ráfagas de viento y de una estructura frágil, sale a flote un sistema que lleva años sosteniéndose con alfileres. Así lo dice Óscar Adame, periodista con una década cubriendo festivales en México y el extranjero, siendo testigo del crecimiento de esta escena, pero también de sus grietas.
“Yo estuve ahí cuando se cayó el escenario de Björk en Ceremonia 2017. Fue surreal. No había casi nadie en el Foro Pegaso, sólo nosotros armando un stand de revistas. Escuchamos un ruido ensordecedor y vimos cómo colapsaba todo”, recuerda.
“Esa vez no hubo muertos, pero sí una danza azteca que cerró simbólicamente el festival, como si fuera un funeral”.
El 30 de noviembre de 2019, en el Knotfest Meets Force Fest, también en CDMX, la banda Evanescence nunca subió al escenario.
Las vallas de seguridad se habían roto horas antes, pero el evento continuó. Sin información clara, el público incendió la batería de la banda. Hubo disturbios, empujones, crisis nerviosas y una sensación general de abandono.
Otro de los casos más recordados ocurrió ese mismo año en el Carnaval de Bahidorá, en el Parque Natural Las Estacas. Un joven de entre 25 y 28 años murió ahogado en el río.
Algunos medios señalaron drogas y un golpe en la cabeza, pero la familia negó esa versión. Testigos aseguraron que el cuerpo fue retirado del agua sin que el festival se detuviera.
La falta de protocolos, cubierta por el glamour, volvió a ser el centro del debate. Para Adame, el problema no sólo afecta a los asistentes, sino también a quienes trabajan detrás del espectáculo: técnicos, fotógrafos, periodistas.
“Todo el mundo quiere trabajar en esta industria. Hay miles dispuestos a hacerlo sin pedir nada”, comenta.
Esa precariedad ha sido normalizada desde el deseo mismo: querer formar parte del espectáculo, a cualquier costo.
“Yo no veo al medio donde colaboraban los chicos que fallecieron como un victimario. Lo veo como otro símbolo de esta ignorancia estructural, de estas malas prácticas sistémicas”.
La conversación inevitablemente llega a los promotores del festival. Para Adame, la responsabilidad es total:
“No tuvieron ni la sensibilidad de asegurar las plataformas. Están tan endiosados que olvidan lo esencial: cuidar la vida de quienes están ahí”.
EXIGEN JUSTICIA
Luego de la tragedia, las cámaras fotográficas se alzaron y apuntaron hacia el cielo como gesto de duelo y los ahí reunidos, afuera del Parque Bicentenario, en la alcaldía Miguel Hidalgo, gritaron “¡Bere, hermana, aquí está tu manada!, ¡Miguel, hermano, aquí está tu manada!”. Luego llegó: “¡No estamos todos, nos faltan Bere y Miguel!”, a un día de que murieron aplastados por una grúa que les cayó encima cuando cubrían el concierto Axe Ceremonia.
La noche cayó y con ella llegaron más flores y las velas colocadas desde la tarde se encendieron. Los fotógrafos reunidos externaron dolor e indignación que abarcó desde la precarización del trabajo (acreditaciones a cambio de fotografías, amenazas veladas de promotores) hasta el silencio de los organizadores y de los artistas. Hubo cuestionamientos a la promotora Eco y a la postura del medio Mr. Indie, en el que las víctimas colaboraban.
La comunidad expresó su molestia por la ausencia de posicionamientos oficiales y la falta de apoyo a las familias afectadas.
“Si no se hubiera hecho un desmadre en redes sociales, el festival hubiera continuado”, dijo una colega.
“DESAPARECE” PROMOTOR
Diego Jiménez, fundador de Grupo ECO, la empresa responsable de la gestión del Festival Axe Ceremonia, ha cerrado su perfil de redes sociales tras la tragedia ocurrida en el evento.
El empresario, reconocido por su participación en otros grandes festivales, se convirtió en el centro de atención en redes sociales después de que usuarios se dieran cuenta de que su cuenta de Instagram había sido desactivada.
De acuerdo con su perfil en LinkedIn, Grupo Eco es una empresa con diversas divisiones, especializada en la organización de eventos musicales en México. Dentro de las agencias que gestiona se encuentran: Eco Live: Promotora de conciertos y festivales, Cartel: Agencia de marketing experiencial y TSM: Agencia de management, booking y talento.
Jiménez Labora, quien tiene una formación en Ingeniería Industrial y de Sistemas por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, ha estado involucrado en la creación de festivales como Trópico y Bravo, y es el administrador del Auditorio Blackberry, entre otros proyectos.
Además, ha gestionado marcas como Código de Barras, Surface, Plus, Paykey, y Licorería Limantour.
Una historia que se repite
Estampidas, incendios, accidentes y hasta tiroteos han nublado estos encuentros masivos en el mundo.
2025
Festival Ceremonia.
El sábado 5 de abril, dos fotógrafos que cubrían el encuentro musical fallecieron tras caerles encima una estructura metálica que servía como “punto seguro”.
2021
El 5 de noviembre, el rapero Travis Scott ofrecía su show en el Astroworld Festival (Houston), cuando una oleada humana aplastó a nueve jóvenes. Uno más murió después en el hospital.
2019
Durante el Knotfest, la banda estadounidense Evanescence nunca subió al escenario; el público enojado incendió la batería; hubo disturbios y caos en el Deportivo Oceanía.
2017
El 1 de octubre, durante el Route 91 Harvest, un encuentro de música country en Las Vegas, un hombre disparó desde un hotel: 60 personas murieron, más de 800 resultaron heridas.
2010
Duisburgo, Alemania, vivió el 24 de julio una de las peores tragedias en la historia de festivales. Durante el Love Parade, una estampida en un túnel dejó 21 muertos y más de 500 heridos.