Berenice Alvarado Quiroz y su esposo, Omar González, son claros ejemplos de cómo la estupidez humana y el desinterés oficial están haciendo estragos entre el personal de salud que se encuentra combatiendo el Coronavirus en México.
Estos médicos, quienes se encuentran realizando sus residencias en instituciones de salud públicas, han estado al borde de la muerte al menos en dos ocasiones; ella: cuando resultó infectada de Covid-19 mientras realizaba su trabajo y él cuando tuvo que huir de la población donde trabajaba pues una turba de ignorantes quiso lincharlo a él y sus compañeros.
Y si todo lo anterior fuera poco también tienen que enfrentar la indiferencia de las autoridades del Sector Salud, quienes no les otorgan el equipamiento de seguridad necesario para realizar sus labores.
En entrevista, Alvarado Quiroz, quien está convaleciente en su domicilio tras haber sido diagnosticada positiva del Covid-19 el pasado 24 de abril, informó que se encuentran realizando su especialidad en el Hospital General de Ginecología y Obstetricia Número 4 “Luis Castelazo Ayala”.
Ahí fue testigo de cómo muchas mujeres quienes llegaron al nosocomio a buscar atención médica, incluso embarazadas, decidieron ocultar que contaban con síntomas de Coronavirus, poniendo en riesgo no solo su vida, sino la de las personas a su alrededor.
De hecho, relató cómo una mujer, visiblemente sana, dio a luz a un bebé quien nació con problemas respiratorios y desgraciadamente falleció.
Cuando se le hicieron las pruebas a la criatura se detectó que estaba contagiado de Covid-19, fue entonces cuando su madre reconoció que había tenido síntomas de la enfermedad pero decidió no informarlo a sus médicos.
Desgraciadamente estas situaciones no son extraordinarias y Alvarado Quiroz se convirtió en una víctima directa de esta indolencia por parte de una paciente.
Relató que durante las primeras semanas de abril, una paciente arribó al centro médico sin informar que había presentado los síntomas de Coronavirus; poco a poco su salud se fue empeorando hasta que tuvo que ser intervenida quirúrgicamente. Alvarado Quiroz era parte del equipo que estuvo en esa operación.
Los problemas vinieron cuando la mujer comenzó a presentar los síntomas por lo que, por protocolo, se realizaron pruebas a todo el personal que había participado en la operación. Fue en ese momento cuando las sospechas del médico se hicieron realidad: estaba infectada.
Alvarado Quiroz manifestó que antes de que le entregaran el resultado positivo ya sospechaba que algo andaba mal, pues aunque no tenía fiebre o tos seca, sí sufría fuertes dolores de cabeza, poca tolerancia a la luz, dolor de cuerpo y diarrea, síntomas que aunque no son los clásicos del Covid-19, sí entran en el cuadro de la enfermedad.
Cuando tuvo en sus manos el resultado positivo una enorme preocupación la invadió, pues sabía que en ese preciso momento su esposo, recuperado de una operación por un mal en el corazón, venía llegando a casa procedente de Veracruz donde, literalmente, tuvo que salir huyendo.
Y es que Omar González, residente de cirugía general en el Centro Médico Nacional Siglo XXI, formaba parte de un equipo de profesionales de la salud quienes fueron enviados a Papantla, Veracruz para apoyar el combate del Coronavirus, pero tuvieron que salir de esta población por las amenazas de muerte que recibieron.
Justo al momento en que su esposa se contagiaba de Covid-19, González comenzó a recibir una serie de mensajes en su teléfono celular de números desconocidos, donde le exigían que informaran en dónde estaban hospedados.
Como ignoró los mensajes, poco a poco la intensidad de los mismos comenzó a escalar, hasta que le informaron que “lo iban a levantar” a él y sus compañeros, pues eran los responsables de contagiar de Coronavirus a toda la población.
Consciente del riesgo que representaba esta amenaza, las autoridades del Instituto Mexicano del Seguro Social determinaron regresar a sus lugares de origen a todos los médicos que estaban en Papantla.
Una funesta casualidad en los tiempos en los que los esposos se reencontraron provocaron que González se contagiara de Covid-19, con todos los riesgos que esto representaba para su salud.
Afortunadamente, reveló su esposa, el joven médico logró salir adelante de la enfermedad sin secuelas y pudo regresar a sus labores.
Sin embargo en el caso de ella y a un mes de que fue diagnosticada, los síntomas no han desaparecido por completo por completo, pues los problemas estomacales continúan.
Aún así está agradecida de que pudo salir adelante de esta enfermedad que le ha costado la vida a muchísimas personas.
Es por ello que, reconoce, no puede evitar sentir tristeza y coraje cuando observa las imágenes de muchas personas que ya se aburrieron de la cuarentena y decidieron salir a la calle sin las medidas de protección adecuadas.
Para esta profesional de la salud, es incongruente que la gente decida exponer su vida y la de su familia, por salir en búsqueda de una cerveza, más en estos momentos en que el ritmo de los contagios se encuentra en sus niveles más altos.
SIN EQUIPO
Otro de los temas que generan tristeza y molestia en esta doctora, es que más allá de los discursos oficiales y los boletines, la realidad es que los médicos que están atendiendo personas con Coronavirus no están recibiendo el equipo que necesitan para protegerse de un contagio.
Durante la entrevista, Alvarado Quiroz mostró dos cubrebocas que le proporcionaron las autoridades sanitarias para realizar sus labores. El primero es un tela casi transparente que a simple vista no ofrece ningún tipo de protección que luce tan endeble como el segundo, que se supone es de “triple capa” y se ve igual de frágil.
La doctora explicó que ante esta situación tanto ella, como sus compañeros, han decidido comprar con sus propios recursos los materiales que les ayude a estar un poco más protegidos en sus labores.
Aún así consideró injusto que las autoridades del Sector Salud aseguren que los doctores están recibiendo los materiales que necesitan cuando, en realidad y como ella misma lo ha comprobado, esto no es real.