
Luego de quedarse fuera de la edición de Río 2016, José Diego Balleza Isaías de 26 años se declaró preparado para poner en alto en nombre de su nación y afirmó que buscará hacer historia en la competición.
Además, conformará la delegación de clavados junto a Rommel Pacheco, Osmar Olvera, Arantxa Chávez, Aranza Vázquez, Yahel Castillo, Juan Manuel Celaya, Carolina Mendoza, Dolores Hernández, Alejandra Orozco, Gabriela Agúndez, Iván García, Andrés Villarreal y Kevin Berlín.
“Será más que un orgullo. Naces, creces, te educas en tu país y te inculcan ese cariño patriótico, por lo que va a ser muy bonito ir a esta olimpiada, que no serán unos juegos comunes, ya que pasaron por un sinfín de adversidades”, señaló.
En un hecho inédito derivado por la pandemia del Covid-19, el tiempo de espera entre olimpiadas fue de cinco años y durante este lapso, el atleta reveló que su mayor aprendizaje fue el proceso de preparación.
“Reafirmé la mentalidad de no tirar la toalla y nunca rendirme. No dejé de entrenar, reforcé el saber que tengo el potencial y los medios para lograr mis objetivos y que, en una de esas, de seguir insistiendo, llegaría a la meta.
“No somos los únicos, hay muchos deportistas de todos los países que aspiran al mismo sueño, por lo que podría decir que los consiguen el pase a los Juegos Olímpicos somos de un grupo selecto”, detalló.
Sobre el encierro provocado por la contingencia sanitaria, reconoció que a nivel personal no le afectó, al contrario, destacó que ese tiempo sin entrenamientos le permitió obtener un descanso a nivel físico, mental y emocional.
“Se detuvo todo: no siguieron las competencias, se pararon las clases y aproveché esa pausa para recuperarme de mis lesiones y pasé tiempo con mi familia, especialmente con mi mamá, a quien tenía mucho de no verla.
“Para mí, sí fue un descanso el saber que podía dormir más horas, despertarme tarde o convivir con mis hermanos. Independientemente de ello, el estar con mi familia fue lo más importante de ese lapso”, resaltó.
A PUERTA CERRADA, SE PIERDE LA EUFORIA
Después de que el Gobierno de Japón anunciara el estado de alerta en Tokio debido a la inminente cuarta oleada de Coronavirus, se decidió que los Juegos Olímpicos se disputarían a puerta cerrada.
Tras enterarse del suceso, Balleza comentó que la competición sumó otro hecho inédito y aprobó la medida, esperanzado en que esta salvaguardara la salud de los atletas.
“Lo que sea necesario con tal de que no haya otra pandemia u otra oleada. De por sí, ya es un esfuerzo enorme para los organizadores y el Comité Olímpico realizar el evento, entiendo que buscaran la mejor forma de llevarlos a cabo, aunque exista un riesgo latente para la integridad de muchos deportistas.
“Los Olímpicos se tienen que hacer, estamos muy cerca del gran día y muchos países ya enviaron a todas sus delegaciones. Considero que la decisión fue la adecuada para intentar reducir el número de contagios”, afirmó.
Respecto a las gradas vacías que presenciarán en tierras niponas, el clavadista confesó que se notará la ausencia de los aficionados y refirió que competir sin público será “como disputar un entrenamiento”.
“Al fin y al cabo, los Juegos Olímpicos son un show que nosotros como deportistas lo damos compitiendo de la mejor manera, pero eso no nos exenta de sentir nervios y adrenalina.
“El mismo espectáculo generado por la gente a veces te llena de euforia, te sobrepasas y en nuestro caso, no llegamos a controlar nuestros clavados. Ahora, toca concentrarnos y el apoyo interno del grupo multidisciplinario es el más importante”, sostuvo.
A su vez, mencionó que de haber existido la posibilidad, le hubiera encantado que sus familiares, amigos y pareja viajarán a apoyarlo, sin embargo, reconoció que con o sin pandemia, las posibilidades eran “extremadamente difíciles”.
“Los boletos se acababan muy rápido, los costos de los vuelos estaban carísimos y pues no habría salido factible emprender el viaje. La verdad, prefiero ese dinero juntarlo para irnos de vacaciones con mi mamá”, añadió.
ILUSIONADO POR LO QUE VIENE
Repasando su trayectoria, el joven clavadista destacó que el 2019 fue el año donde más compitió en Asia, luego de disputar el Mundial en Corea del Sur, así como los Grand Prix de Malasia y Singapur.
Asimismo, admitió sentirse ilusionado en vísperas de medirse ante los mejores clavadistas en Tokio y puntualizó que participar en las olimpiadas es “el sueño que todo deportista se traza”.
“Estaremos menos de 10 días a fin de evitar aglomeraciones. Salimos de México el 18, competimos el 26, iremos directo sobre la idea, pero ojalá tengamos tiempo de disfrutar de la ciudad y poder convivir con los demás atletas.
“Competir en la justa deportiva más grande ya es un logro, el saber que somos olímpicos es más que suficiente para estar orgullosos de nosotros mismos. Junto a mi compañero Kevin Berlín estoy seguro que daremos nuestro 100 por ciento”, precisó.
Para concluir, Balleza aprovechó la oportunidad para enviar un mensaje a sus familiares y amigos que lo han apoyado incondicionalmente, así como a sus connacionales que también buscarán hacer historia en la capital nipona.
“El logro no solo es mío, también es de la gente que ha estado detrás de mí en todo este proceso de 20 años: mi mamá, mis hermanos, mi papa, el grupo multidisciplinario y todos los institutos. Todos ellos son parte del logro y seguirán siendo parte del proceso de conseguir la medalla.
“Me vislumbro compitiendo en París 2024, pero primero debo pasar por Centroamericanos, Panamericanos, Campeonatos Mundiales, Grand Prix y selectivos internos, vamos escalón por escalón”, finalizó.