
Por Miguel Ángel Arritola, Mariel Sánchez y Alondra Pedraza
Llegó Santa Clós
Para la pequeña Jennifer, conocer en persona a Santa Clós era su máximo sueño, incluso, un día antes del 24 de diciembre no durmió para verlo llegar a su casa. Sus hermanos y primos Noemí, Anamí, Brian, Edgar y Jonathan también morían por ver al personaje de barba blanca, pero ellos sí estaban incrédulos a que esto sucediera.
La tarde del 24 de diciembre era fría, no como se esperaba, pero el viento calaba hasta los huesos. Eso no fue impedimento para que la familia Ávila Santos tuviera su cena navideña y los respectivos regalos para los infantes.
La colonia Genaro Vázquez, ubicada al poniente de Monterrey, lucia vacía a eso de las 18:00 horas, un día antes de Navidad. Sólo el ruido de los pájaros que buscaban afanosamente su nicho rompía con el silencio.
Un hombre regordete, vestido de rojo y con dos bolsas de regalos, irrumpió en el hogar de la familia, aunque antes tuvo que sortear las dificultades de subir y bajar el cerro en el que se encuentra la colonia.
Para llegar a la casa de los Ávila Santos tuvo que descender por una empinada pendiente y tener mucho cuidado de pisar los escalones hechos con piedra.
“¡Mamá, mamá, mamá, llegó Santa Clós!, ¡mírenlo, sí cumplió; ya está aquí!”, dijo Jennifer, quien seguida del resto de los niños salió al encuentro de quien esperaban con suma ilusión.
Santa Clós abrazó a cada uno de los pequeños, se puso a charlar con ellos y se tomó la foto del recuerdo. Incluso unos vecinitos del sector alcanzaron a saludar al personaje.
“Oye Santa, ¿batallaste para dar con la casa?”, preguntó uno de los pequeños, en tanto Jennifer no dejaba de abrazarlo y besarlo.
“Como sé que ustedes son niños buenos, que se han portado bien y que son amorosos con sus padres, por eso es que estoy aquí un rato con ustedes”, comentó Santa ante los ojos incrédulos de los pequeños.
“Es muy importante decir que al atender las necesidades de sus padres y obedecerlos los convierte en niños ejemplares”, expresó Santa.
“Oye Santa, ¿de aquí a dónde vas?”, le preguntó Noemí, a lo que Papá Noel contestó: “A ver a más niños que, como ustedes, se han portado bien”.
Fue un encuentro breve, pero no por ello menos sustancioso. Santa Clós abrió sus bolsas de regalos y empezó a repartirlos entre los chicos, sin embargo, como también se portaron bien, las mamás de los niños y hasta la abuelita alcanzaron un presente.
Después de tomarse las fotos correspondientes, Santa Clós se despidió pues todavía le quedaba una larga jornada.
TIENEN SU CENA NAVIDEÑA
La mesa ya estaba preparada para cenar un delicioso pavo que Santa llevó hasta la casa de los Ávila Santos.
Doña Santa Teresita Santos, pilar materno de la familia, dispuso el comedor para que Santa tuviera con ellos su cena navideña.
“Parece un pollote loco bien grande”, dijo asombrado Edgar cuando vio el jugoso pavo que se iban a cenar.
Doña Santa lloró de emoción al ver a toda la familia reunida y dispuesta a pasar una Nochebuena especial gracias a la iniciativa de Hora Cero, “Una Navidad Diferente”, que buscaba llevar un poco de alegría a algunas familias de Monterrey y sus alrededores.
“Estoy muy agradecida con Hora Cero por hacer realidad esta cena que no nos esperábamos. Ver a mi familia aquí, sentada, con la ilusión de esta cena, en verdad, me rompe el corazón”, dijo con la voz entrecortada por la emoción.
Santa Clós se sentó a un lado de los niños y ofreció unas palabras para la familia.
“Ustedes deben sentirse bendecidos porque tienen una familia hermosa, una familia que sabe sonreír, que sabe querer. Esta es una familia que Dios quiere por ser muy unidos”, expresó mientras los chicos aplaudían y esperaban ansioso el momento de que comenzara la cena.
Posteriormente, Doña Santa sirvió a cada uno, ante la felicidad de los pequeños que despidieron de modo emotivo a quien les llevó una noche llena de ilusión y felicidad.
Reciben Navidad
con abrazos y sonrisas
Lo que para unos representa una navidad ordinaria, para otros resulta inalcanzable, y no sólo por la falta de regalos en vísperas navideñas, sino por las limitaciones económicas en las que se encuentran y que no les permiten comprar o preparar una cena.
Tal es el caso de Emiliano Andrés Martínez y Roberta Joaquín Arcadio, padres de Daniela, Emily, Ericka, Jesús David, Carlos Eduardo y José Ángel de 12, 10, ocho, siete, cuatro y tres años, respectivamente, que desde hace tiempo no disfrutan de una Navidad.
La fachada de la casa luce descolorida, al igual que el interior, pero eso es sólo el reflejo de la escasez en la que vive la familia de la colonia Nueva Esperanza, en el municipio de Escobedo.
Este año, la familia Andrés Joaquín, recibió la dosis de bondad que necesitaba, el interior de su casa brillaba con la estrella que fue ubicada sobre el pino navideño, el primero que decora su casa.
“Nunca habíamos tenido un pino, por eso no sabemos decorarlo, este es el primero”, dijo Roberta, mientras todos colaboraban acomodando las esferas y las series de luces.
Pero no sólo el árbol navideño le dio espíritu festivo a su hogar, también las paredes y puertas que fueron embellecidas por adornos acordes a la fecha, destacando las botitas (donde se coloca la carta a Papá Noel), los renos y la corona de Adviento para la puerta principal.
Todos los años, la familia hace un esfuerzo por celebrar de forma especial Estas fechas, la unión y el amor que se tienen, lo que los ha mantenido fuertes ante las carencias que sobrellevan diariamente.
El calor familiar le da calidez a su hogar, mientras que las travesuras de los pequeños amenizan el estilo de vida que llevan, pues en su pensamiento no caben los malos ratos, con sus juegos, risas y una que otra pelea entre hermanos, logran que sus padres encuentren el motor para seguir esforzándose por ser cada día mejores.
La espera valió la pena
Entre un camino de tierra, baches, pastizales y formando parte de una de las colonias con mayor escasez en el municipio de Escobedo, se encuentra el domicilio de la familia Andrés Joaquín, donde el equipo de Hora Cero se dio cita para cumplir con lo prometido: una cena y regalos.
Ubicado a orillas del río Pesquería, el domicilio de la familia fue visitado por Santa, quien de sus propias manos entregó los presentes a cada uno de los niños que se mostraban ansiosos por abrazar a su invitado.
Desde ese momento supieron que no sería una Navidad igual a la de años anteriores y que por primera vez la vivirían como siempre habían soñado.
La felicidad no cabía en sus rostros y era de esperarse, pues lo que por tantos años habían celebrado de manera limitada, hoy era un festín.
Daniela, Emily, Ericka, Jesús David, Carlos Eduardo y José Ángel mostraban extrañeza y asombro al ver al personaje gordo y barbón bajar de un automóvil, en lugar de su trineo, pero eso se olvidó en segundos cuando Santa descendió del coche con una bolsa llena de regalos para repartir a los infantes.
Dejando de lado los presentes, los pequeños aprovecharon para recibir un fuerte abrazo de Santa y agradecer por los obsequios que recibieron, asegurando que se portaron bien en todo el año, testimonio que fue respaldado por sus padres.
Los padres de familia no lograron ocultar al niño que llevan dentro y como dos pequeños, abrazaron a Santa emocionados por el emotivo encuentro, no quedó más que compartir una charla y brindar el apoyo incondicional a la familia.
“Jo, jo, jo, jo”, reía Santa una y otra vez, mientras los integrantes de la familia Andrés Joaquín lo miraban anonadados, sin caer en cuenta que realmente uno de sus personajes favorito estaba en el patio de su casa.
Llenos de felicidad y emociones encontradas, la familia se mostró agradecida en todo momento, lo que fue el mejor regalo para el personaje más importante y distintivo de la Navidad (Santa).
La carencia les impedía traer alegría a sus hijos, al disfrutar de una cena diferente que no fueran frijoles o, con mucho esfuerzo, una carne asada.
Pero el pasado 24 de diciembre se cumplió con lo estipulado, y además de los regalos disfrutaron de una cena completa.
Primer Cena Navideña
Mientras que en una olla de peltre se cocían frijoles a la charra, sobre leña y a fuego lento Santa encabezaba el acomodo de las sillas y mesas donde la familia disfrutaría su cena.
Dos mesas de plástico y ocho sillas, del mismo material en color blanco fueron acomodadas al frente de la casa y con premura; los niños se acomodaron para degustar los alimentos.
En el centro de la mesa se ubicaba el refractario que contenía una pierna mechada con adobo con la que además de cenar, podrían aprovechar para el recalentado del 25 de diciembre.
Era la primera vez que probaban ese tipo de alimentos, pero lucían emocionados por comer algo distinto.
De pronto el aroma a frijoles predominaba, con el viento que arrastraba el humo también provocado por la leña.
Pero cada uno de los hijos de Roberta y Emiliano no soltó los obsequios ni siquiera para ir a la mesa a cenar.
Y aunque la familia desconocía la forma en que se celebraba la Navidad, se sintieron bendecidos por la visita recibida, por la cena, los regalos y los adornos antes llevados.
Gracias a esto vivieron una celebración completa de Navidad, sin carencias, sólo con felicidad.
Logrando disfrutar de una Navidad excepcional, la familia olvidó por un momento la condición austera en la que viven, las limitaciones económicas que enfrentan diariamente y las veces que no pudieron llevar comida a su mesa.
Y es que ese fue el momento culminante de la campaña de Hora Cero “Una Navidad Diferente”, acción que benefició a tres familias neolonesas de bajos recursos.
Revive su fe en las fiestas decembrinas
Como parte de la campaña “Una Navidad Diferente” impulsada por Hora Cero, se presentó la historia de Francisca Pérez García, mejor conocida como “Panchis”, una mujer de 54 años que vive en la soledad y para quien la Navidad pasaba como un día cualquiera.
“Panchis” padece una discapacidad intelectual que le dificulta principalmente hablar con claridad y realizar diversas actividades.
Aunque su enfermedad no le impide valerse por sí misma, desenvolverse en un ambiente laboral le resulta sumamente complicado, por lo que depende económicamente de su tía, la señora María del Refugio Pérez García. A medida de sus posibilidades, su única pariente cercana es la que vela por su bienestar y brinda parte del sueldo para solventar las necesidades de su sobrina.
En la memoria de Francisca no queda recuerdo alguno sobre las Navidades que vivió a lo largo de su vida, incluso aquellas que pasó al lado de su fallecida madre, y hasta hace unas semanas ni siquiera tenía la ilusión y posibilidad de celebrarla como las demás familias.
Cuando Hora Cero arribó a su hogar con la promesa de que pasaría una Navidad de manera tradicional, su esperanza creció lo suficiente como para cambiar su perspectiva y aguardar a que el calendario marcara la fecha para revivir la ilusión y su espíritu navideño.
El día de Nochebuena, el equipo de Hora Cero regresó al domicilio de la mujer, ubicado en la colonia Agua Nueva en Guadalupe, cargado de regalos y con una deliciosa cena digna de la festividad, para que la mujer disfrutara de una Navidad diferente.
En contraste a la última visita, en la cual se comportó sumamente tímida y hasta se escondía en los rincones de su tejaban, ahora “Panchis”, acompañada por su tía María y sus pequeños primos, dio la bienvenida a su humilde hogar con una gran sonrisa en el rostro.
Las canas que adornaban su cabello desaparecieron y en su lugar lucía una cabellera negra y más corta, la cual le resta unos cuantos años a su apariencia.
Al escuchar cualquier cumplido acerca de su renovada imagen, “Panchis” reía sin parar y no podía evitar sonrojarse ante tales palabras, a las cuales sólo respondía con un tímido “gracias”.
Con gran orgullo, la mujer “presumió” que los distintos adornos navideños seguían intactos en cada uno de los rincones de su tejaban desde el momento que fueron colocados.
El pinito que decoró con tanto entusiasmo semanas atrás deslumbraba con sus luces llenas de colores al lado de la entrada; la brillante corona seguía colgada en su puerta de madera y los adornos colocados en sus despintadas paredes estaban situados en su lugar asignado.
Si bien el hombre gordinflón de barba blanca y traje rojo no hizo una escala en su domicilio, los regalos no faltaron para la especial ocasión.
Francisca no pudo ocultar su felicidad cuando recibió sus obsequios, los cuales intentó abrir inmediatamente con la ayuda de sus primos.
La alegría y emoción características de una niña revivieron en “Panchis” mientas desenvolvía los presentes con gran ansia de ver lo que se encontraba en su interior.
Una sonrisa de oreja a oreja se plasmó en su rostro al ver que el contenido dentro de aquella envoltura con detalles navideños era lo que con esperanza pidió y tanto añoraba: ropa.
Para no dejar pasar más tiempo, inmediatamente después de abrir sus regalos “Panchis” se probó como pudo cada una de las prendas que formaban parte de su regalo.
Como no contaba con un espejo para poder apreciar su apariencia con su nueva ropa, preguntaba una y otra vez a sus familiares si las prendas le quedaban bien.
Sus primos se desvivían en halagos hacia la mujer, demostrando todo el cariño que le tienen; por su parte, ella sólo los respondía con un “sí” y una tierna sonrisa.
Al cuestionarle qué pieza fue la que más le gustó de todas las que recibió, “este” fue lo que respondió, refiriéndose a un suéter negro con detalles brillantes que en ese momento utilizaba, pero al final decidió que todas las prendas le gustaban.
“Panchis” se encontraba tan feliz por el regalo, que incluso insistía para utilizarlo por el resto del día, pero decidió seguir el consejo de su tía de esperar para estrenarlo durante la noche.
Otra de las cosas que figuraba entre los obsequios era un enorme y suave peluche en forma de reno.
Al verlo, inmediatamente lo tomó entre sus brazos para abrazarlo con gran fuerza y posteriormente acomodarlo en su cama en medio de cobijas desgastadas, no sin antes asegurar que lo abrazaría al dormir en las noches para no pasar frío.
Pero lo que sin duda alguna se llevó la entera atención tanto de Francisca como de sus acompañantes, era la cena navideña, la cual vio con gran asombro desde el inicio de la cita.
La mirada de la mujer brilló con especial entusiasmo al hacerle entrega del lomo de cerdo que protagonizaría su cena navideña.
“Rico, muy rico” fue lo que expresó una y otra vez sin quitarle los ojos de encima a la charola que cubría la comida pero que nunca se atrevió a abrir.
Francisca demostró que además de tener la inocencia e ilusión de una niña, también tiene un gran corazón, ya que desde que recibió la cena, quería comenzar a compartirla con su familia.
Por su parte, la señora María compartió que la cena navideña se realizaría en su casa, ubicada a dos casas del lugar, en compañía de sus hijos, nietos y, por supuesto, “Panchis”.
Tras cumplir con la labor, “Panchis” agradeció en múltiples ocasiones al equipo de Hora Cero por haber cumplido uno de sus grandes sueños y dejarle un nuevo recuerdo: el tener una feliz navidad.
Gracias por su apoyo para realizar estos sueños a:
:: Daniela Romo (actriz y cantante)
:: Oscar Flores (empresario)
:: Latin Power Music
:: Gerónimo Coronado (empresario)
:: Eliseo Robles Salinas (cantante y empresario)
:: Cardenales de Nuevo León
:: Invasores de Nuevo León
:: Magda Garza, Ejecutiva
:: Protasio (cantante)
:: Alejandro Pujol, productor