
No, no se trata de un nuevo caso de negligencia, de una cita programada hasta dentro de cuatro meses o una mala atención por parte del personal del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), ahora es sobre la poca o nula empatía que la dependencia tiene con los familiares de los pacientes internados.
Y es que, si lidiar con un familiar hospitalizado ya es difícil, desde el 1 de enero de 2025 la institución lanzó una lista de prohibiciones para las visitas, que los derechohabientes han calificado como excesivas.
El cumplimento de dichas normas son custodiadas por elementos del Servicio Protección Federal (SPF), que desde 2022 firmaron un convenio de colaboración con el IMSS para “contribuir a la seguridad de los derechohabientes, personal e institución en general”.
Desde ingresar almohadas hasta introducir libros, estas son algunas de las restricciones absurdas que ya aplica la dependencia federal, sin importar que son artículos que ayudan a amenizar la estancia de los visitantes.
De acuerdo con el reglamento hospitalario de la institución, circulado por escrito a los familiares de pacientes internados, queda estrictamente prohibido: ingresar artículos voluminosos (mochilas, cobijas, bultos, almohadas, etc); fumar dentro del hospital; la entrada a menores de 18 años y la entrada en pantalón corto (short ambos sexos).
También está restringido blusas de tirante (mujeres) y camisa sin mangas (varones); introducir alimentos o bebidas; introducir flores naturales y artificiales; presentarse bajo el flujo de sustancias tóxicas o bebidas embriagantes; introducir aparatos eléctricos: celulares, laptop, tablet, televisiones, radios, discos compactos, revistas o periódicos y conectar los celulares a las instalaciones eléctricas de los hospitales.
Jonathan Rodríguez Martínez pasó días difíciles en diciembre: su abuela tuvo una complicación por diabetes que la llevó a estar internada en el Hospital General 33 del IMSS, ubicado sobre la avenida Félix U. Gómez de Monterrey por cerca de cuatro días.
Como es usual en la sociedad mexicana, cuando un ser querido termina hospitalizado se turnan entre los familiares para hacer las “guardias“ de visita y aquí no fue la excepción.
El joven de 21 años “entró al quite“ en dos ocasiones y para pasar el tiempo mientras su abuela descansaba decidió llevar un libro. Se suponía que la lectura sería su pasatiempo en momentos de incertidumbre, pero grande fue su sorpresa al llegar al hospital y enterarse que no no podía introducir el libro.
“La regla de la mochila ya me la sabía, por eso no llevé nada. Pero no pensé que no te dejaran meter un libro. No veo el por qué no, solo es lectura. No encuentro una razón por la cuál te lo nieguen.
“Me quedé dos veces en el hospital. La segunda noche fue cuando quise meter el libro, pero me dijeron que no se podía. No se si el guardia estaba de buen humor o le caí bien, pero al final sí me dejó meterlo por ser la primera vez, pero sí me advirtió que no me dejaría una segunda“, expresó el regiomontano.
La justificación para negar el acceso a artículos que permitan amenizar la espera aún no se tiene. Algunas enfermeras señalaron a la familia que las medidas en el Hospital General 33 arrancaron desde el 1 de enero de 2025, pero en otras clínicas llevan más tiempo implementándose.
“Le preguntamos a unas enfermeras que por qué ya no daban chanza de meter este tipo de cosas y nos dijeron que no sabían, pero que desde el 1 de enero se empezaron a aplicar“, mencionó el afectado.
Ahora, aunado a la preocupación por la salud del familiar, los visitantes tendrán que lidiar con nuevos inconvenientes. El reglamento hospitalario prohibe el ingreso de cobijas y cojines, lo que obliga a los afectados a dormir en el suelo o en las sillas de metal de la institución.
“Mi abuelita ya había estado internada en noviembre, en ese entonces no hubo problema, incluso metimos una silla más cómoda para aguantar. También podías meter una cobijita o cojincito para dormir más a gusto, pero ahora nada“, dijo Rodríguez Martínez.
Los resultados de la medida contrastan con la intención de su creación que, aparentemente, fue garantizar mayor comodidad a los derechohabientes.
“Estimado derechohabiente uno de nuestros propósitos es que su paso por este hospital sea lo más grato posible. Un equipo de profesionales de la salud trabajamos para ayudarle e en su estancia proporcionando los medios técnicos y humanos a tu alcance de forma que su salud se restablezca lo antes posible, por lo que solicitamos su valiosa cooperación“, se puede leer en el documento que el IMSS entrega a los visitantes.
A lo anterior, se le suman otras prácticas no gratas para los derechohabientes, pero que están obligados a aceptar del sector de salud como la reducción de espacios de espera en las diferentes clínicas.
De acuerdo con testimonios de familiares de pacientes, las salas de aguardar ya están rebasadas por lo que decenas de personas tienen que esperar a las afueras de los nosocomios, sin importar las condiciones del clima.
En invierno, como en los días pasados, los afectados tuvieron que sorportar las temperaturas congelantes de un solo dígito. Lo mismo pasa en verano, pero con el termómetro marcando por encima de los 38 grados.
Como dice una conocida frase: llueve, truene o reampagué, los seres cercanos a una persona internada tiene que esperar en la intemperie… y eso, en los horarios permitidos, ya que algunas unidades médicas como la UMAE 25 ya ni siquiera permite que los familiares permanezcan al exterior del nosocomio pasadas las 22:00 horas
Lo ocurrido en Nuevo León no es un caso aislado, en los últimos años las redes sociales y medios de comunicación han dado cuenta de la “exageración” en las medidas de seguridad y, en ocasiones, el abuso de autoridad por parte de los elemento del SPF.
En enero de 2022 el líder del Sindicato del IMSS en Jalisco, Daniel Castillo, se sumó a las quejas contra los agentes de seguridad.
El sindicalizado alzó la voz luego de que en internet circuló el video de un aparente acto de abuso y prepotencia por parte de los miembros de Protección Federal en la UMAE Especialidades.
Al supuesto uso de fuerza excesiva se sumó el reclamo por la portación de armas de armas e incluso de fusiles de asalto en las instalaciones.
“También queremos hacer de manifiesto el riesgo que existe de que los guardias de protección se presenten con armas de largo calibre en nuestras instalaciones, ya que como se puede apreciar en el vídeo, representa un peligro tanto para los derechohabientes como para los compañeros trabajadores”, comentó el líder sindical en aquel entonces.
Años más adelante, la situación no ha mejorado, por el contrario, empeoró dado la aplicación del nuevo reglamento hospitalario que poco abona a lo que tanto pregona la institución: el bienestar de los pacientes y sus familiares.