En Nuevo León son pocos espacios naturales los que cuentan con guardaparques en su territorio, pero el parque natural La Estanzuela es uno de ellos.
Y es que, desde hace más de un año y medio, la administración estatal, a través dela dirección de Parques y Vida Silvestre, decidió apostarle a incorporar a un grupo de biólogos para mejorar la experiencia del visitante y garantizar el cuidado de las 895 hectáreas que lo conforman.
Al estar inmerso en la mancha urbana, a tan solo 15 kilómetros del centro de la capital, La Estanzuela puede llegar a recibir hasta más de mil 500 visitantes en temporada alta (Semana Santa), por lo que se decidió arrancar aquí el proyecto piloto de los guardaparques, que podría replicarse en otras zonas protegidas.
La labor de estos especialistas puede dividirse en dos asignaturas: la vigilancia y la educación ambiental.
La primera consiste en asegurarse que el reglamento del parque se cumpla, llamar la atención a quienes lo corrompen y ofrecer atención de primeros auxilios en caso de un accidente, entre otros aspectos.
Mientras que la segunda abarca la investigación de la flora y fauna del lugar así como el monitoreo y la a documentación de las especies.
“Nuestras principales actividades son: la interacción con los visitantes, proporcionales información sobre el parque, información ecológica y la biodiversidad.
“Como biólogos también hacen investigación, principalmente de monitoreo con cámaras trampa con las que documentan las diferentes especies que ven en la zona, también están al cuidado del parque, que se cumpla el reglamento, proporcional información a los visitantes del reglamento, que sepan lo que está permitido y no hacer para que haya una mejor regulación dentro del parque”, aseveró el guardaparques.
La educación ambiental es un tópico que se toma muy en serio al considerarla vital para la preservación del hábitat, por lo que en el parque también se desarrollan recorridos informativos sobre la flora y fauna del lugar.
“Todos los guardaparques tenemos una formación en biología, tenemos las bases que nos dan el conocimiento para dárselo a las personas con tema de educación ambiental.
“Algo que buscamos es que la gente no nada más venga a disfrutar de la naturaleza y disfrutar del senderismo, queremos que siempre se lleven una enseñanza, ya sea cómo se llama una especie de árbol o de animal.
“Queremos que la gente conozca lo que tiene porque si no lo conocen difícilmente lo van a cuidar”, mencionó Mauricio Hinojosa, otro de los guardaparques.
Y es que, a mayor número de visitas al parque también se incrementan los riesgos de daños al ecosistema, especialmente por el fuego.
De acuerdo con Gabriel Mota, quien labora desde hace cinco meses como guardapartes en este sitio, de cada 10 incendios en México, 9 son originados por la imprudencia de los paseantes.
“De 10 incendios en México 9 son ocasionados por las personas. Entonces, generalmente en lugares en donde hay acceso para gente se va a quemar”, aseguró Mota.
Y aunque hasta ahora La Estanzuela no ha padecido por la destrucción de las llamas, la llegada masiva de paseantes a consecuencia de la pandemia del Covid-19 en 2020 incrementó también su riesgo.
Durante la crisis sanitaria internacional el senderismo experimentó un “boom” en Nuevo León, al ser una de las pocas actividades “seguras” fuera del aislamiento social obligatorio.
Desde entonces, el número de paseantes no se ha frenado, al contrario, aumenta mes tras mes.
Por lo anterior, los guardaparques son los principales vigilantes de que se cumple el reglamento del lugar, que entre sus indicaciones más importantes están: la prohibición de fumar y de ingresar con encendedores o cerillos a La Estanzuela.
Por tal razón, antes de adentrarse a los senderos de La Estanzuela se lleva a cabo una pequeña revisión. En caso de encontrarse algún objeto indebido se procede a su “decomiso” y se les retorna a la salida.
Si por algún motivo alguien logra saltar los filtros con objetos prohibidos, los guardaparques realizan recorridos por detectarlos y llamarles la atención.
La razón es más que lógica: el clima extremo de Monterrey en primavera y verano vuelve vulnerable a cualquier zona natural que se ponga en contacto con el fuego.
Una de las innovaciones que se puede apreciar en la entrada del parque es el semáforo de Riesgo Actual de Incendio, en el que, con base en la regla de 30-30, se determina que tan vulnerable es el ecosistema a sufrir la destrucción de las llamas.
“La regla de 30-30 nos dice que cuando tienes más de 30 grados centígrados, cuando el viento sopla a más de 30 kilómetros por hora y que la humedad relativa es menor a 30, el riesgo de incendios es alto o extremo.
“Aquí se recomienda a la gente tomar cierto tipo de precauciones como no usar para nada el fuego ni realizar fogatas”, mencionó Gabriel Mota.
Y es que parte fundamente del trabajo de los biólogos es minimizar el peligro de incendios, el peor enemigo de los bosques.
De presentarse uno en mencionado parque dejaría efectos catastróficos a la flora y fauna, que incluye aves, mamíferos, reptiles anfibios e insectos, así como matorrales, encinos, sabinos, álamos y pinos.
“Dentro del parque hay diferentes tipos de ecosistemas, en el área baja es el matorral, que se caracteriza por plantas bajas, arbustos con espinas. Más arriba es el bosque de encino, principalmente dominan los encinos que dan las bellotas.
“Más hacia arriba también se encuentra el bosque de pino, que aquí empieza aproximadamente a los 900 metros de altura. Lo que pasa en el arroyo, en la cuenca de agua, se le denomina el bosque de Galería, que es toda la vegetación que está en los costados o dentro del arroyo, principalmente los álamos, los árboles de corteza blanca y quebradiza, más abajo están los clásicos sabinos.
“En cuanto a fauna hay una gran biodiversidad de aves, mamíferos, reptiles, anfibios, insectos. Los que se pueden encontrar y más característicos son osos y coatí, que son los que más se pueden avistar dentro del parque. Ardillas, cacomixtle, zorrita norteña, venados, entre muchos otros.
“Hay muchas aves rapases, águilas, halcones, zopilotes, carpinteros. De reptiles hay bastantes serpientes, culebras, coralillos. También hay muchas ranas, sapos y otras especies que se puede ver en el camino”
Pero sin duda, el daño mayor se reflejaría en la pérdida de la primera fuente de abastecimiento de agua potable para la zona metropolitana de Monterrey.
Y es que, el arroyo Las Calabazas que atraviesa el gran parque natural, fue el el primero en ser explotado por Agua y Drenaje de Monterrey para llevar el líquido hasta los hogares.
“Los bosques son captadores masivos de agua. Esta agua nace desde al sierra, mucha de esta agua es la misma que captan los árboles y la que no necesitan bajan por cañadas y manantiales dentro de las montañas y se juntan en estas cuencas hidrológicas”, mencionó el joven guardaparques.
Actualmente, aún se extrae el recurso aunque con cantidades bajas si se compara a nuevas fuentes de abastecimiento.
De acuerdo con Brayan Martínez, al día de hoy se obtienen 35 litros por segundo del caudal, ese que le regala la mayor peculiaridad a La Estanzuela, ya que a diferencia de otros parques es el único que ofrece el recurso del agua.
De hecho, entre sus mayores atracciones están las cascadas y pozos de agua, hasta donde la gente lleva tras varias horas de caminata para refrescarse.
“Es un área natural bastante llamativa, la gente viene mucho en la temporada de calor para tomar un baño en la naturaleza porque hay muchas pozos de agua para que la gente se meta muy a gusto.
“Lo que diferencia a La Estanzuela de otros parque es el ecosistema que se encuentra aquí porque es muy rico, hay mucha agua, que es lo que prácticamente caracteriza al parque porque hay otros parques en donde se puede hacer senderismo en la región, pero son lugares más secos”, comentó Brayan.
Los últimos años el concepto de visitante responsable ha permeado entre los amantes de la naturaleza, reduciendo los incidentes como senderistas y cuidando a los ecosistemas.
La idea es que cada vez más ciudadano comprendan que visitar los parques naturales también conlleva obligaciones, entre ellas, no acudir con comida que pueda atraer a los animales; tampoco con bocinas que perturben su tranquilidad; recoger la basura generada y sobretodo mantener distancia con cualquier tipo de fauna.
“Si ven un animal hay que mantener distancia con cualquier tipo de fauna, con cualquier especie, porque hay que respetar su espacio porque nunca sabemos cómo van a reaccionar, al final de cuentas son animales silvestres que pudieran causarnos algún daño.
“Para hacer senderismo hay que hacerlo de manera adecuada porque al final del día somos nosotros los que estamos invadiendo su hábitat”, mencionó Mauricio Hinojosa.
Pero los humanos no son los únicos invasores en La Estanzuela, también existe flora y fauna externa que representa una amenaza.
Un ejemplo claro de eso son los perros y gatos, antes domésticos, que cada vez más se aproximan a la reserva natural como consecuencia de la construcción de zona habitacionales a poca distancia del parque.
“Al ser una zona muy cercana a la urbe, generalmente hay mucho abandono de perros y gatos, que se les puede considerar fauna federal, que son individuos que se van volviendo salvajes que entran a las zonas naturales y hacen disturbios”, indicó Brayan.
Por años, el parque también sufrió la invasión de plantas de bambú, una especie ajena que se ha propagado con facilidad arrebatando espacio y recurso líquido a la flora endémica.
“Ha habido una problemática en los últimos años con las especies exóticas. Hay muchas plantas que pueden ser invasoras, que limitan el espacio a las nativas de la región y que tienen un muy alto nivel de adaptabilidad en el ecosistema como es el caso del bambú, que ha proliferado en toda esta área del parque y que poco a poco hemos tratado de ir controlando.
“Se intenta detener cortando el bambú, porque al ser una área protegida no se puede hacer un control químicos porque también estamos en un afluente de agua que se puede contaminar. Se corta y se extrae la raíz.
“No solo afectan a las demás plantas porque nos están quitando recursos maderables o agua porque son especies muy demandantes de agua”, dijo Mauricio Hinojosa.
Cañones, cascadas, pozos de agua, arroyos, senderos, puentes, plazoletas, flora, fauna, todo en un mismo lugar, el parque estatal La Estanzuela es el lugar ideal para los que buscan desconectarse de la rutina diaria por algunas horas.
La Estanzuela, una joya verde que destaca entre el gris predominante de las construcciones urbanas.
Fotos:Andrea Jiménez
Una fauna diversa
En este parque natural pueden encontrarse una gran cantidad de especies, como:
:: Osos
:: Coatí
:: Ardillas
:: Cacomixtle
:: Venados
:: Aguilas
:: Halcones
:: Serpientes
:: Coralillos
¿Cuándo ir?
Horario de martes a domingo de las 7:00 a las 17:00 horas
Nota: El acceso a la cascada se termina a las 13:00.
:: Entrada general
40 pesos
:: Adultos mayores
20 pesos
:: Niños menores de seis años
entran gratis
Si desea un recorrido informativo con los guardaparques se puede solicitar a la administración.